En octubre de 2020 lxs integradores rechazamos la reapertura de las escuelas y reclamamos un plan de lucha que ponga como eje la defensa de la salud, la educación, la vida, los tratamientos y las personas con discapacidad. Sin embargo, poco ha cambiado la situación desde aquel entonces, y hoy nos encontramos con un panorama de 7 mil contagios diarios, muertes por encima de los 170 por día, escasez de testeos y un sistema de salud de por más colapsado.

Bajo este contexto, el gobierno del Frente de Todos junto con el apoyo de Cambiemos pretenden el retorno a clases con el pintoresco título de “presencialidad cuidada” que lejos está de esa premisa.

Un reciente informe demuestra lo que a vivas voces se conoce por la comunidad educativa: no hay termómetros ni personal que mida la temperatura, los colegios están sin agua, jabón, papel higiénico, alcohol en gel, barbijos, guantes o mascarillas. Tampoco hay insumos de limpieza y encontramos mobiliarios apilados tapados de polvo, aulas, escaleras y patios con excremento de aves, pisos de aulas levantados, entre otras.

Con un 20% de las escuelas del país sin cloacas ni agua y con nula vacunación al personal, vamos a una inevitable catástrofe.

Un relevamiento publicado en el día de ayer por Ademys señaló la existencia de 8 casos de Covid-19 desde que iniciaron las clases, confirmando así nuestros reclamos acerca de la “no hay presencialidad segura, sin condiciones edilicias ni protocolos que garanticen la no circulación del virus”.

Esta vaguedad e inoperancia en las medidas tomadas refleja que no hay ninguna preocupación por la seguridad y la salud de los docentes, estudiantes, no docentes y demás trabajadores que asisten a la escuela cotidianamente. Su intención es muy clara: no es indispensable la vacunación para volver a la presencialidad.

Ahora bien, ¿qué pasa con los Acompañantes Personales No Docentes/Acompañantes Externos en todo esto? Tras el mísero aumento del 10% conquistado por la lucha de los diversos sectores que conformamos el Colectivo Nacional de Discapacidad y publicado en el boletín oficial a principios de enero del 2021, nos hallamos con el mismo desamparo que sufrimos hace años. Las exigencias son las mismas: monotributo (que aumentó en un 35%), seguros y en algunos casos retenciones del 10 al 20% de nuestro salario. Ahora sumémosle la “presencialidad OBLIGATORIA” y desavenencias de un trabajo cuyo sueldo está LEJÍSIMOS de cubrir la canasta básica alimentaria (estipulada hoy en $54,207)

Los ánimos no son los mismos, el malestar y la preocupación es latente, como así también la confusión entre los trabajadores que deseamos trabajar de lo que hacemos, pero exigiendo que se nos respete y garantice las condiciones para llevar a cabo nuestra labor.

Por eso, desde APEL – Prestadores en Salud Mental exigimos un ambiente seguro y con medidas sanitarias correspondientes para la reapertura de los establecimientos educativos y reclamamos: aumento del nomenclador YA, bono para discapacidad, kit de seguridad, vuelta a clases y consultorios segura, integraciones parciales.

Sumate a participar y organizarte con nosotrxs:

13/02 14 h: Asamblea Nacional Abierta de Prestadorxs.

24/2: Reunión del Directorio Único. ¡Queremos que sea abierta y resolutiva!