Educación

25/3/2019

“El Nobel a la educación”: un premio a la educación privada y oscurantista

El difundido galardón que se entrega a docentes es un fraude empresarial.

Los diarios argentinos ubicaron la noticia en lugares destacados como un ejemplo de reconocimiento a los educadores que dan todo de sí y lo denominaron como el “Nobel de los maestros”. Sin embargo, nada de esto se condice con la realidad y se trata, en cambio, de un galardón auspiciado por empresarios privados de la educación que retribuyen su tarea enfrentada a la educación pública, gratuita y estatal y que este año le otorgaron el premio a un fraile franciscano africano llamado Peter Tabichi: un reconocimiento en pleno al oscurantismo católico.


El kenyata Tabichi fue elegido como receptor del Global Teacher’s Prize pero, ¿de qué se trata todo este asunto? El reconocimiento es otorgado por la Fundación Varkey, de raigambre internacional. La Fundación fue fundada y es presidida por Sunny Varkey, dueño de la cadena GEMS de escuelas privadas, la más grande del planeta, con sedes en India, Arabia, Inglaterra, Estados Unidos y que firmó convenios con el gobierno de Mauricio Macri en nuestro país a partir de un encuentro de Varkey con el presidente en el Foro de Davos. En la actualidad, sus programas que sustituyen el rol del Estado en la educación pública se aplican en Corrientes, Jujuy, Mendoza y Salta, que además –como toda estructura empresarial– tienen responsables de finanzas y operaciones, además de su director, personificado en Agustín Porres, ex funcionario del ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y la Agencia Nacional de Seguridad Social, a su vez lideró el área de Política Educativa de la Fundación Contemporánea, dedicada a “la formación de una nueva dirigencia política para Argentina”. Antes de unirse a la Fundación Varkey – que se dedica a formar a directores de escuela en “gestión educativa autogestionada” – como Country Manager para Argentina, Porres fue Director Ejecutivo de FormarHub Foundation.


El premio a un cura de Kenya debería llamar la atención acerca de los valores en los que son formados los niños a su cargo, habitantes de un continente en el que el rol criminal de la Iglesia católica se expresa en la prohibición de la difusión del preservativo en medio de una pandemia permanente de HIV, a la vez que su consabida negativa a la legalización del aborto seguro y gratuito.


La proliferación argentina de los emisarios de la Fundación Varkey se dirige a apuntalar la privatización de la educación argentina y convertirla en un negocio en la que la Iglesia del papa Bergoglio no tiene un rol menor. Valga esta reseña como advertencia para no deslumbrarse ante notas emotivas cuyo trasfondo encubre negocios capitalistas que se sostienen en la regimentación de las conciencias de los niños.