Educación

12/9/2017

El Plan Maestro y la Secundaria del “Futuro” (segunda parte)

Triplete antieducativo: reforma laboral, devaluación escolar y ajuste


Escombros de la educación media


 


La “secundaria del futuro” fue presentada días después de la visita a la Argentina de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), un organismo del imperialismo que recomendó en su “Estudio Económico Multidimensional de Argentina 2017- Hacia una Argentina más próspera” desarrollar “un sistema educativo vocacional”  (lo que se dice hoy emprendedurismo) y “alinear los currículos con el mercado laboral”. Estas son las fuentes del “mago”.


 


Así “alineados”, en el documento que presenta el gobierno de la Ciudad, lugar en el cual a partir de 2018 se comenzará a implementar la “nueva secundaria”, bajo el título de “¿Qué pretendemos que aprendan?”,  se dice que “el objetivo no está centrado en el aprendizaje de contenidos, sino en el enfoque por capacidades necesarias para desenvolverse en la sociedad del futuro” (Secundaria…).


 


En otro documento tratado en el CFE (Consejo Federal de Educación) se define qué son las “capacidades”. Son, “en un sentido amplio, un conjunto de modos de pensar, actuar y relacionarse que los estudiantes deben tener oportunidad de desarrollar ” (Marco Nacional de Integración de Aprendizajes: Hacia el desarrollo de capacidades).


 


 Claramente, comportamientos, acciones para desenvolver una tarea práctica, entrenamiento. “Recursos internos ‘con que’ un estudiante puede lograr determinado desempeño”. Capacidades, agrega el  documento, “que pueden evolucionar de manera azarosa en función de los contextos de la vida” (ídem).


 


El mago, al fin y al cabo, además de ilusionista ha resultado ser un mentiroso que vende la preparación para un futuro que también puede desaparecer. A esto se refiere Bullrich cuando afirma que “hay que educar para la incertidumbre”.


 


Una vez más, picapedreros.


 


En este contexto, eliminar el “aprendizaje de contenidos” significa eliminar las 14 asignaturas que tiene la actual secundaria y cambiarlas por tres áreas en las que se disuelvan, es decir, devalúen,  los conocimientos de nuestros hijos, lo que los convierte en trabajadores más baratos  pero entrenados, también, en las llamadas “habilidades blandas”, los valores que reclama la OCDE,  la disposición sumisa a aceptar “la incertidumbre” de que el patrón  tome o  despida a su antojo.


 


En esta nueva secundaria del futuro Historia, Geografía, Formación Etica y Ciudadana, Economía y Filosofía se disuelven, en un  pase de magia, en el Area de Ciencias Sociales y Humanidades; Matemática, Biología, Educación Tecnológica, Física-Química, Tecnología de la Información en Area Científico-Tecnológica; y Lengua y Literatura, Lenguas Adicionales, Educación Artística, Arte en Area de Comunicación y expresión, áreas todas ellas que tendrán orientaciones de acuerdo a los saberes socialmente productivos de cada localidad y hasta de cada escuela.


 


Reducir al máximo las materias de la secundaria es una de las obsesiones  que repitió en la campaña electoral presidencial el asesor educativo de Massa, Gustavo Iaies, en lo que para él es “volver a aprender”.


 


Chau profes


 


En esta escuela que cosifica a nuestros alumnos en piezas de la maquinaria productiva capitalista por medio del entrenamiento laboral, sobran los maestros y profesores.


 


En el capítulo “¿Cómo organizar la enseñanza?” los docentes  son reemplazados por “facilitadores del conocimiento”, abandonando la “clase magistral”. El docente pasa a ser un guía, un articulador en un proceso de “trabajo autónomo” del alumno desenvuelto en un 30 por ciento en clase y un 70 por ciento solo, por medio “del trabajo autónomo y colaborativo donde el alumno aprende sólo o en grupo, con los docentes como facilitadores y orientadores, mediados por la tecnología” (Secundaria…)


 


Y chau quinto año, el que pasa a llamarse “Año Integrador y Formativo del Más Allá de la escuela” (sic).


 


En el último año, dice el documento del gobierno de CABA, “el 50 por ciento del tiempo escolar estará destinado a la aplicación de los aprendizajes  en empresas y organizaciones destinado al desarrollo de habilidades (capacidades) y a proyectos relacionados al emprendedurismo” (ídem). Las pasantías profesionalizantes de las que habla el “Plan Maestro” y que hoy rechazan los estudiantes secundarios con la toma cada vez más extendida de colegios secundarios reclamando su no implementación.


 


Esta adaptación indisimulable de la escuela a la empresa se sintetiza en las “metas” enunciadas en el “Plan Maestro” para la educación.


 


“Lograr para el año 2016 que el ciento por ciento  (en mayúsculas en el original) de los estudiantes de escuelas del nivel secundario común realicen prácticas profesionalizantes” (meta nº 53); “Promover el compromiso empresarial  en la formación profesional a través de convenios mediante los cuales las empresas financien o implementen acciones de excelencia destinadas a actualizar competencias técnicas” (meta nº 51) y “lograr para el año 2026  la formación continua de trabajadores que incluyan al cinco por ciento (5%) (en mayúsculas en el original) anual de la población económicamente activa y por lo menos al ochenta por ciento (80%) de los trabajadores desocupados” (meta nº 48). Por si no quedó claro, en esta última meta no se refiere a los alumnos sino al conjunto de la clase trabajadora argentina.


 


La escuela al servicio de la formación de mano de obra barata y de la recalificación gratuita de la mano de obra en actividad.


 


Cambiar la escuela, cambiar al docente: reforma laboral


 


Para la secundaria  y la educación del futuro hay que “recalcular”. En muchos casos, plantea otro de los documentos debatidos en el CFE,  “la normativa jurisdiccional vigente puede representar un obstáculo a la hora de implementar estrategias innovadoras dentro de la organización escolar. Es por ello que resulta importante poder realizar las modificaciones que fueran necesarias (…) las escuelas pioneras deberán ser respaldadas bajo una nueva normativa que permita innovar en los aspectos deseados” (Documento Marco para la implementación de la Secundaria 2030).


 


Lisa y llanamente, es la eliminación de los mecanismos actuales de acceso al cargo, de estabilidad y de condiciones de trabajo, la eliminación del estatuto docente  (convenio laboral). Así lo establece la meta nº 28 del Plan Maestro: “Disponer de un plazo no mayor a dos (2) años –mayúscula en el original-  y mediante  acuerdos marco, de un sistema nacional de carrera docente al que puedan adherir voluntariamente los docentes en ejercicio”, es decir, aquellos que tienen derechos previamente adquiridos.


 


Esto, igual que modificar las condiciones de salario, no sólo implica suprimir el estatuto docente, sino también algo que la Ctera ya le permitió al gobierno macrista, eliminar la paritaria. Efectivamente, en el apartado 28.2 se explicita que lo que se persigue es “definir, en el ámbito del acuerdo marco, los marcos de referencia para las instancias de negociación provinciales sobre otras dimensiones del trabajo docente, tales como la composición del salario, las modalidades de contratación y la política de titularización”.


 


En lo que a salario respecta, “este diseño de carrera permitirá superar el esquema actual donde la variable principal de mejoramiento de las condiciones salariales es la antigüedad”, estableciendo así el llamado “salario por mérito”.


 


Para llevar a cabo todo esto, “el Plan contará con un instrumento de seguimiento y evaluación específico, con una evaluación bianual” docente, “evaluación que también incorporará en sus fines la rendición de cuentas” (Plan Maestro). Este instrumento es el Operativo Aprender, que la burocracia sindical de Ctera también dejó pasar y que, como se señaló, fue aprobado por todos los ministros del CFE.


 


Es la reforma laboral que establece la llamada escuela autónoma, por proyecto, que jerarquiza el papel del director y del supervisor como líderes (gerentes) de los procesos de transformación” (ídem). No es otra cosa que la aplicación de la Ley de Educación Nacional kirchnerista, que establece la división de la carrera docente entre los que la gestionan (directores, supervisores y funcionarios) y los que la imparten (docente raso de aula).


 


 


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