Educación

1/12/2020

La burguesía se disputa los contenidos educativos en la educación argentina

Sobre las declaraciones en La Nación contra la educación pública.

Secretaria gremial Ademys y profesora de Historia en educación media y superior

Siguiendo los ataques de Soledad Acuña, ministra de educación de Ciudad -quien tildó a la docencia y a los estudiantes de formación docente como fracasados, viejos, pobres y hasta de izquierda, esgrimiendo una supuesta “sobre ideologización” en las escuelas- el diario La Nación retomó la línea del macrismo contra la educación pública, mientras el kirchnerismo también busca controlar los contenidos educativos en función de defender un régimen social.

El macrismo quiere regimentar a la docencia

Las declaraciones de JxC en la voz de la ministra Soledad Acuña en conversación con el diputado Fernando Iglesias, cayeron fuerte en toda la comunidad educativa.

El macrismo una vez más intenta regimentar a la docencia que se organiza para defender los institutos de formación docente frente a la creación de una universidad privatizada, atacando a quienes se organizan y calificando de “gremialistas” de “adoctrinadores” con el objetivo de disciplinar al colectivo docente para imponer su política educativa.

La ministra ha tenido que enfrentar movilizaciones masivas, tomas de escuelas y ocupaciones de institutos por parte de la comunidad educativa que ahora reclama que se vaya. Tal vez ella sea quien mejor encarne esta avanzada del macrismo que tiene una política definida, que busca controlar los contenidos educativos tanto o más que aquellos a los que denuncia.

Es falso que el macrismo no quiera imponer su propia visión de la historia argentina. Ha negado el genocidio de la última dictadura militar, tratando de instalar que no fueron 30.000 desaparecidos. Ha perseguido a escuelas y docentes que en actos escolares rememoraron la lucha contra la dictadura, o dando lugar a la campaña contra la formación el ESI de la mano de las familias del movimiento reaccionario ConMisHijosNoTeMetas.

Sin ir más lejos la ex gobernadora Eugenia Vidal promovió un ejército de trolls, en ocasión de una huelga docente en la provincia de Buenos Aires, dirigido por Mariano Bronenberg ex integrante del batallón 601 de inteligencia.

En el año 2017 el ministro de educación por ese entonces, Esteban Bullrich, promovió junto a la mesa argentina de empresarios que los manuales escolares y la currícula de escuelas primarias y secundarias presentara la actividad minera como no contaminante, porque iba en contra de lo que promovía el país (Política argentina web, 27/5/17).

El gobierno de Larreta y Acuña promueven desde siempre el método del escrache por tener posiciones historiográficas o políticas, con su consecuente persecución ideológica.

Todos los gobiernos manipulan los contenidos educativos

La denuncia al kircherismo por el contenido de los manuales escolares, que evidentemente también les imprimió a los contenidos su visión y explicación del mundo, es un intento de ocultar que todos los gobiernos han utilizado a la educación para difundir sus posiciones. Porque lo que no se nos puede escapar es que los contenidos son recortes de la realidad y el pensamiento que ejercen los Estados con determinados fines como el aprendizaje prioritario de determinadas temáticas o materias. Son los estados los que tienen la potestad de orientar ideológicamente la enseñanza, de ninguna manera la didáctica del aula reemplaza a esta visión de conjunto.

Tan solo para dar un ejemplo mientras se impulsó el plan denominado Fines de terminalidad educativa, los cuadernillos planteaban una reivindicación del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y de las leyes educativas del año 2006, con una línea familia – escuela- trabajo tal como el propio Perón presentó en los discursos en la década del 50` referidos al rol de la educación- incorporados en los manuales de la época-, ligado a un defensa del régimen. Es de destacar que mientras el cuadernillo presentaba la importancia de los derechos laborales, los docentes del mencionado plan siguen completamente precarizados, sin acceso a salario, sin concursos, ni al amparo del estatuto docente.

Por otra parte, todas las modificaciones curriculares hasta el presente en CABA llevan un alto sesgo ideológico. ¿Cómo se caracteriza sino el recorte en horas de historia, geografía y demás materias humanísticas en la Nueva Escuela Secundaria o la Escuela secundaria 2030?

Lo que debiera quedar claro es que hay un intento de utilización de los contenidos educativos en función de las políticas patronales. Pero todos los gobiernos se disputan ese manejo, a partir del ministerio de educación quien tiene la potestad de la política educativa.

Los docentes no tienen injerencia en la política educativa ni en los contenidos, cuestión que el artículo de La Nación omite de forma interesada. Los docentes ingresan a la educación pública superior por concurso abierto de oposición y antecedentes la mayoría de los cuales (carreras y cursos de capacitación) son dictados desde las instituciones del estado, a diferencia de la escuela privada en las que se hace una selección del perfil del docente, donde las empresas educativas y religiosas imponen su línea y persiguen a la docencia y a los estudiantes que tengan una perspectiva propia (La Nación, 29/11/20).

La libertad de cátedra, en cambio, permite que, aunque las perspectivas que dominen los manuales escolares sean una interpretación de los procesos históricos en torno a una corriente historiográfica determinada, se puedan presentar las diferentes posiciones y promover el debate.

El método de perseguir a los que sostengan alguna posición histórica es contrario a dotar de elementos a los estudiantes para que puedan analizar de forma crítica el mundo que los rodea. Eso, el pensamiento crítico que todos los diseños curriculares dicen defender.

Hay un intento de coartar la libertad de cátedra que debemos defender, promoviendo el debate, la deliberación entre las y los estudiantes y docentes, que hace a la construcción del conocimiento científico y que caracteriza a la educación pública. Junto a eso defender la libre organización de las y los docentes y estudiantes de forma democrática en cada escuela y región es fundamental.