La crisis en rededor del coronavirus, y en gran medida también el dengue, a puesto de manifiesto un problema de larga data en los establecimientos educativos: las pésimas condiciones de salubridad e higiene en las que cursan y trabajan estudiantes, docentes y no docentes en la provincia de Buenos Aires.

Quienes cursamos en los terciarios de la provincia sabemos muy bien que es habitual que los baños no cuenten con jabón, papel higiénico, instalaciones sanitarias adecuadas, alcohol en gel, acceso a repelente o medidas de prevención para evitar mosquitos, y ningún insumo tendiente a garantizar la higiene de las miles de personas que concurren a dichos establecimientos.

Los institutos de formación docente, en gran parte de los casos, funcionan en el mismo establecimiento que otras instituciones, agravando el colapso edilicio y el hacinamiento en las aulas. Es lo que pasa en gran parte de los terciarios de la zona sur del conurbano; mientras que en otro que otros que funcionan full time el personal auxiliar nunca llega a realizar una limpieza completa de los establecimiento debido al mismo recorte presupuestario que redunda en menos trabajadores y pocos insumos para esta tarea. Este desfinanciamiento se ha agravado en la provincia al ritmo de las negociaciones con los bonistas privados y del pago de cuantiosas sumas en millones de dólares a los acreedores, mientras se incumplen los acuerdos de garantizar la seguridad e higiene  para combatir el coronavirus y cualquier tipo de infección o enfermedad viral en los lugares de estudio.

El Ministerio de Salud ha publicitado distintas medidas tendientes a evitar el contagio, siendo la primera de ellas el lavado de manos con frecuencia. Pero en los baños de los establecimientos educativos al día de hoy seguimos sin los elementos necesarios para hacerlo y en muchos casos no se cuenta ni con agua.

El caso del Ministerio de Educación de la Nación también emitió un comunicado donde hace hincapié en la prevención, para luego admitir que toda la acción del Ministerio consiste en la licencia de 14 días para quienes hayan estado en los países más afectados, y  proveer a todos los establecimientos educativos de materiales… ¡gráficos! que expliquen las medidas de prevención. La realidad concreta es que no garantiza ni mínimamente las condiciones materiales para cumplir con esas medidas.

Frente al desfinanciamiento y la desidia estatal, la comunidad educativa debe organizarse para exigir y arrancarle al Estado lo que se debiera garantizar cotidianamente: el agua, el jabón, el alcohol en gel, el papel, las toallitas para secarse, los repelentes y todos los insumos necesarios para evitar el contagio de estas enfermedades, como ya lo hizo en el 2009 el Suteba La plata con  la Multicolor, ante la falta de insumos, contra la gripe Aviar.

Frente a la epidemia del coronavirus, la solución de este problema de larga data toma aún mayor importancia. Los estudiantes  terciarios tenemos que luchar para obtener estas medidas. Necesitamos más fondos en salud y educación, y que se organicen comisiones de salud e higiene con trabajadores y estudiantes.