Educación

1/6/2006|948

Nueva Ley de Educación Nacional

Clerical, patronal, distraccionesta


El gobierno de Kirchner y de Filmus largó un “nuevo debate nacional” que durará seis meses. “Hacia una educación de calidad” sería la base para establecer una Nueva Ley Nacional de Educación.


 


Se trataría de una nueva ley que reemplazaría a la nefasta Ley Federal de Educación, de 1993.


 


La burocracia celeste de Hugo Yasky y de Ctera, al igual que con las leyes de Financiamiento y de Educación Técnica, se ha sumado como co-autor y garante.


 


Burocracia y gobierno presentan a la “Nueva Ley” (que todavía no existe) como el elemento fundante de “una sociedad más justa”. La prueba, en definitiva, de que “otro país es posible” (Documento del Ministerio de Educación para el debate de la Ley de Educación Nacional).


 


Una parodia


 


Bajo el gobierno de Alfonsín, se realizó el Congreso Pedagógico que fue el centro fundante de la Ley Federal de Educación. La dominaron la Iglesia y la derecha. Pero Filmus no puede darse el mismo lujo. La crisis en la UBA, por ejemplo, le ha dejado en claro al gobierno que no puede poner en “debate” real ninguna de sus iniciativas, porque chocará con la respuesta organizada de docentes, estudiantes, organizaciones y partidos combativos.


 


En la presentación de la iniciativa en el Salón Blanco de la Casa Rosada, Filmus aclaró que “se trata de privilegiar los aspectos en los que ya tenemos coincidencias concertadas” (Clarín, 23/5).


 


Como es de conocimiento público, esas “coincidencias concertadas” se establecieron con un enemigo jurado de la educación pública, la Iglesia, y con los sectores que asistieron al acto de presentación del “gran debate”: los gobernadores del PJ, Hugo Yasky (Ctera), diputados y senadores pejotistas, los gordos Hugo Moyano, Juan Manuel Palacios y José Lingieri (CGT), y los empresarios Santiago Soldati (Comercial del Plata) y Luis Pagani (Arcor, Asociación Económica Argentina).


 


Cortina de humo


 


En la última reunión de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, Filmus fue categórico: “Si hay elementos de la ley anterior que merecen ser recuperados, sin ninguna duda, van a estar ahí (…) ya que no hay ningún prejuicio”.


 


La ‘nueva’ Ley de Educación Nacional no será otra cosa que una carcaza con los aspectos privatistas fundamentales de la Ley Federal de Educación y de las leyes kirchneristas y, como lo dice el mismo Filmus, hasta de todas las leyes anteriores.


 


El “otro núcleo duro”: el ataque a las condiciones laborales docentes


 


La “propuesta” ya “concertada” tiene diez ejes para el “debate”. Uno de los más importantes es “educar para la productividad y el crecimiento”, es decir, el reforzamiento de la explotación de los trabajadores y el subsidio tecnológico al capital.


 


El otro punto crucial, el de la “calidad educativa”, se refiere a la responsabilidad primaria de “la familia y (…) la Iglesia Católica”. Filmus plantea generalizar la sala de cinco años, en detrimento de los salones maternales y de las salas de tres y cuatro años.


 


Se presenta a los docentes como los principales culpables de la baja calidad de la enseñanza. Deberán capacitarse y serán controlados —evaluaciones de resultados mediante— por consejos consultivos integrados por los padres, por los directivos, las asociaciones empresariales locales.


 


Los “ejes” de la nueva ley, igual que la vieja ley, plantean el cargo y el salario “por mérito”.


 


Se promueve la educación permanente, la acreditación de saberes no formales, la descentralización-municipalización, la privatización educativa vía la educación a distancia. En suma, fortalecer todo lo ya legislado, defender el terreno conquistado por los privatistas y el gobierno.


 


Un salvataje


 


A comienzos de año, Hugo Yasky, actuando como un verdadero ministro del gobierno, entregó el salario de casi 900.000 docentes.


 


Semejante vendida implica salarios básicos irrisorios, como los 414 pesos en la provincia de Buenos Aires. En casi todo el país, la docencia está saliendo a enfrentar la miseria salarial, amenazando con paros y marchas el pacto Ctera-Kirchner-gobernadores.


 


Esa misma situación pone en riesgo la política electoral de la burocracia celeste —que lleva de aliado al PCR-CCC— en las elecciones de Suteba, donde la oposición combativa de los Sutebas Recuperados presenta una lista provincial y 26 listas seccionales.


 


La burocracia celeste ha tomado la nueva ley educativa como el centro de su política para desviar la lucha salarial y el repudio de la docencia a su capitulación. Es su principal punto de campaña en las elecciones del Suteba.


 


En las calles y en las urnas, la docencia debe derrotar este producto adulterado.