Comenzó la batalla contra la aplicación de la Ley de Educación

Una nueva e importante ola de movilizaciones se viene registrando en el estudiantado del Gran Buenos Aires. El principal colegio de Morón, el Dorrego, viene de protagonizar una huelga de varios días y movilizaciones con la participación de alumnos, padres y profesores. Estudiantes de San Martín, por iniciativa del profesorado Estados Unidos, acaban de realizar una concentración en el centro de la localidad. Movilizaciones similares se reproducen en numerosos colegios (Técnico de Pacheco, Vicente López, Comercial de Varela, etc.).


El problema y el reclamo es el mismo: oponerse al cierre de cursos. Las autoridades, con el pretexto de que hay “escasez” de alumnos, están decretando la desaparición y fusión de divisiones de los años superiores.


A nadie se le puede escapar que ningún directivo tiene atribuciones para actuar por sí solo. Las instrucciones vienen desde “arriba”, más concretamente desde el gobierno de Duhalde. Sin necesidad de esperar su reglamentación, la ley de educación se ha puesto en marcha.


El cierre de cursos, en particular de 5º y 6º años, es el primer paso en la destrucción de la secundaria. De acuerdo a la nueva ley de educación, la enseñanza secundaria está destinada a desaparecer. Los que actualmente son los primeros años van a ser fusionados con la primaria y luego vendrá, ¡para los qué lleguen!, la llamada enseñanza “polimodal” que no otorga títulos ni habilita al egresado para nada. Se pretende reemplazar la educación integral prevista en el ciclo medio por un aprendizaje superficial de cortísimo alcance, sin horizonte ni continuidad. ¡Chau título técnico! ¡Chau título de bachiller! Los jóvenes van a estar en peores condiciones que las actuales para defenderse en la vida y en el mercado laboral. Carne de cañón para la explotación y voracidad capitalistas. Este es el mensaje de Menem a la juventud en vísperas del siglo XXI.


La condición para hacer pasar semejante atropello es la existencia de una juventud dócil y sometida. De allí las razzias y la represión a la juventud. De allí los edictos policiales. De allí la disciplina carcelaria, el régimen de amonestaciones, la regimentación hasta en la vestimenta y en el uso del pelo que asemejan los colegios a verdaderos cuarteles. No es una exageración cuando algunos compañeros en los colegios afirman que todos somos Carrasco. La juventud, por cierto, está sometida a un régimen de violencia y libertad vigilada.


La UJS está empeñada en una campaña llamando a defender por medio de la movilización la integridad y existencia de los colegios secundarios, impidiendo el cierre de cursos y la aplicación de la ley de educación. Asestar un golpe hoy a los primeros pasos de la ley de educación, es frenar desde el vamos su aplicación futura. Consecuentemente con ello, la UJS ha llamado a impulsar la puesta en pie de los centros de estudiantes y marchar a la formación de coordinadoras para infligirle una derrota al gobierno. Este proceso de reconstrucción de centros ya se está constatando en numerosos colegios del conurbano y cuenta a los compañeros de la UJS como uno de sus principales artífices.