Estudiantiles

13/11/1997|564

Córdoba: Sigue la rebelión estudiantil

Luego de una semana de permanentes movilizaciones y ocupaciones de escuelas, el viernes 7, más de 5.000 estudiantes secundarios y de los institutos de adultos se movilizaron por el centro de la ciudad y marcharon hasta la casa de gobierno. Los estudiantes reclaman la derogación lisa y llana de la Circular 10, que limita la inscripción de alumnos al CBU (EGB3) a aquellos que residan en un radio de 10 cuadras del establecimiento educativo; la no modificación del régimen de los Cenma (adultos), al que el gobierno pretende agregar un año más y llevar el arancel actual de 30 a 100 pesos; la no modificación de los estatutos docentes y la derogación de la Ley Federal y la ‘reforma educativa’ de Mestre.


La lucha se ha convertido en una cuestión de Estado, ya que las medidas rechazadas por el estudiantado son la mayor avanzada antieducativa después que Mestre debió dar marcha atrás el año pasado, como resultado del ‘Cordobazo educativo’. La Circular 10 es un paso directo a la privatización de la educación, porque la falta de infraestructura en los barrios va a empujar a los alumnos a los institutos privados, que están floreciendo por doquier y para quienes no corre la Circular. Es por ello que el gobierno y algunos directivos se han complotado para reprimir y desarmar la organización estudiantil. El presidente del centro de estudiantes del Colegio Deán Funes (uno de los más importantes y más afectados por la Circular) y uno de los delegados fueron dejados libres y se les impide el ingreso. El colegio, por otro lado, se ha convertido en una cárcel; una directiva de la DEM (Dirección de Enseñanza Media) obliga a las autoridades de las escuelas a informar sobre ausencias y sancionar a los estudiantes que se movilizan; con esta presión, se logró frenar algunas tomas de escuela. El jueves y el mismo día de la movilización, el gobierno y los medios de comunicación sembraron el terror preanunciando un feroz dispositivo represivo, que llevó a muchos chicos y padres a no concurrir a la movilización. En esta campaña se prendió la burocracia del gremio docente (UEPC), abiertamente rechazada por los estudiantes e incluso por muchos docentes, que decidieron marchar con los jóvenes.


El gobierno ha empezado a ‘flexibilizar’ la aplicación de la Circular, permitiendo en los hechos que se anoten aspirantes de barrios distantes; sin embargo, esto no es parejo y depende del grado de conflicto en el colegio. Los estudiantes exigen la derogación lisa y llana con el convencimiento de que el gobierno echa lastre para desmovilizar y luego aplicar la circular. La movilización va en aumento y está creciendo la organización entre los colegios; los Cenma han creado una coordinadora que ha permitido mantener las tomas, y los secundarios convocaron a una asamblea de los presidentes de todos los centros para el sábado 8.


El camino para derrotar al gobierno pasa por declarar la huelga de estudiantes y docentes, con la toma de las escuelas hasta la derogación de la circular.