Expulsemos a los bandidos de la dictadura

El Esteban Echeverría de Hurlingham (así como el Manuel Dorrego, que funciona por la tarde y noche) son colegios con una larga tradición de lucha. Participó de la gran huelga general del 30 de mayo de 1969 (“cordobazo”) y una cantidad de actuales militantes de distintos partidos de izquierda hicieron allí sus primeras experiencias políticas. Durante la dictadura militar, merced a las cesantías de docentes, se consolidó una camarilla que aún persiste y que pretende impedir la libre organización de la juventud. Para ello trata de digitar a los sucesivos centros de estudiantes que se han ido formando gracias al empuje del estudiantado. ¿Recordará el director Mondría cuando en 1969 quería un Club Colegial en lugar del Centro de Estudiantes? ¿Se parece esto a la directiva que impartió a “su” Lista Verde y Gris de dedicarse a pintar la escuela y organizar la biblioteca?


¿No es llamativo que los profesores que en la época de la dictadura acusaban a ciertos alumnos de “bichos colorados” y de “bolches”, sigan aún en la escuela? ¿Recuerdan estos profesores y preceptores vitalicios que en 1987, padres, docentes y alumnos se tuvieron que movilizar debido a las amenazas pintadas contra los chicos del Centro de Estudiantes, y que hicieron un acto dentro de la escuela, prohibido por el señor director?


En esta misma escuela, con muchos de los mismos profesores y preceptores, vuelve a ocurrir una vieja historia: un alumno del Esteban Echeverría y dos del Manuel Dorrego, todos militantes de sus Centros de Estudiantes y de la FES de Morón, fueron amenazados, seguidos, golpeados y hasta tajeados con navaja. Apenas conocida la agresión, los estudiantes y profesores expresaron su repudio en el acto (académico) de la Noche de los Lápices y a la semana siguiente, debido a que las amenazas siguieron, se organizó una sentada masiva de estudiantes, profesores y padres. Fue claro que las intimidaciones venían de adentro: en el acto de “La Noche”, algunos chicos, sintiéndose perseguidos por la propia dirección del colegio, que dejó libre a uno de ellos, plantearon que “renunciaban al Centro”. Al día siguiente, los agresores plantearon que “no bastaba que lo dijeran oralmente, que lo presentaran por escrito”…


Esto motivó la presentación de un pedido de informes ante las autoridades referido a la intervención directa de un profesor en la descalificación de las listas opositoras, a la existencia de “listas negras” de profesores tildados como “zurdos” y a expresiones de discriminación ideológica en estos colegios.


Como a un mes de presentado no hay respuesta oficial al reclamo, se plantea la necesidad de mantener la unidad de padres, docentes y alumnos para profundizar la lucha para expulsar de las escuelas a los elementos que intervienen directamente en la represión a la juventud y a los docentes.