La Coordinadora Secundaria denuncia persecución

La Coordinadora de Estudiantes Secundarios quiere hacer pública una serie de hechos que se vienen presentando en distintos colegios de la Capital y que constituyen un ataque a los derechos de organización y a las libertades democráticas de los secundarios y sus Centros de Estudiantes. En el Colegio Mariano Moreno, dos alumnos fueron agredidos físicamente por un preceptor y un profesor del establecimiento, mientras se amenaza con expulsar del colegio a activistas estudiantiles que figurarían en “listas negras” elaboradas con tal propósito. En el Instituto Libre de Segunda Enseñanza (ILSE) ya han sido expulsados 25 alumnos, castigados por festejar el final del año y no se quiere reconsiderar semejante arbitrariedad. En el Avellaneda, la policía detuvo a varios compañeros, también con la excusa de los festejos de finalización de los cursos. Previamente, la Municipalidad había ordenado la expulsión de Hebe de Bonafini, que participaba de una mesa redonda en el establecimiento. En el Nacional Buenos Aires se aplicó discrecionalmente el inconstitucional edicto policial sobre “ebriedad” al perfectamente sobrio presidente electo del Centro del colegio —Andrés Rieznik—, por la pretensión de defender a sus compañeros de una discrecional razzia en un boliche de la Capital.

 

La Coordinadora denuncia estos atropellos y reclama la incorporación de los estudiantes sancionados en forma inmediata, el cese de toda persecución y agresión a los secundarios, el sumario al personal agresor en el Moreno, la anulación de la aplicación arbitraria de los edictos ilegales y la completa libertad para la organización y funcionamiento de los Centros de Estudiantes. Llamamos a todos los organismos estudiantiles, sindicales, de derechos humanos, políticos y populares a pronunciarse y movilizarse contra estos ataques. Denunciamos esta ofensiva como parte de la campaña del gobierno por imponer la aplicación de la Ley de Educación, que representa un intento por liquidar la enseñanza pública, destruir la escuela secundaria y proceder, de un modo general, a lo que se denomina la “privatización” de la educación.