Estudiantiles

10/10/1996|514

‘Sentada’ en el Avellaneda

El martes primero de Octubre, las autoridades del Nicolás Avella­neda decidieron suspender a dos es­tudiantes por jugar con agua y les prohibieron discriminadamente a dos alumnos concurrir junto a sus compañeros a un viaje de estudio de tradición histórica en el colegio a Puerto Madryn.


Este hecho provocó un repudio generalizado en el colegio; al iniciarse las clases ese día, un grupo de los estudiantes suspendidos llamó al res­to a no subir a las divisiones y quedar­se en el patio haciendo una sentada. La respuesta fue rotunda, nadie entro a clases y todo el tumo se quedó en el patio. A lo largo de la mañana, la sentada transformó al colegio en un estado de asamblea permanente, en donde los estudiantes exigían una res­puesta de la rectora, que había aplicado las suspensiones arbitrariamente y reclamaban el papel del sistema represivo actual y el excesivo poder de las autoridades. Luego, al llegar la rectora, frente a la movilización crea­da, tuvo que ceder a la falta del día y las suspensiones del día anterior, pero al no dejar viajar a los alumnos se retiró siendo chiflada y abucheada. Era muy claro que los estudiantes tenían la manija del colegio.


La asamblea duró hasta el hora­rio de salida y se decidió continuarla de igual manera al día siguiente.


En el tumo tarde, la escuela es­tuvo cerrada, pero a pesar de esto se hizo una asamblea en la puerta y se votó un repudio a la actitud de las autoridades.


Un capítulo aparte merece el pa­pel que jugó la Tupac Amaru (actual dirección del centro) que negoció la asamblea del día siguiente, que ha­bla sido convocada por los estudian­tes del turno mañana, como medida de fuerza, cambiándola por un diálogo en cada curso entre profesores y alumnos, un intercambio de parece­res para llegar a ‘conclusiones’. Quedó claro el papel desmovilizador de la Tupac, que desenmascara la política genera) de las agrupaciones centroizquierdistas de conciliación con las autoridades, un claro ejemplo de esto fue cuando la presidencia del centro gritó por un megáfono (a coro con los profesores y autoridades) que los chicos entrasen a clase como siempre.


Desde la Lista Naranja estamos impulsando en el Colegio la continui­dad de estas medidas, para que estos alumnos puedan concurrir al viaje, y que este movimiento desemboque en la elaboración de un nuevo regla­mento, por profesores y estudiantes, que anule todas las medidas represi­vas que amenazan día a día a los alumnos con ser expulsados y priva dos de sus estudios. Esta transfor­mación está íntimamente ligada con la transformación del actual consejo consultivo, donde los estudiantes son minoría y sólo asesoran. El plan­teo debe ser: Por un consejo resoluti­vo con mayoría estudiantil (tal cual es la realidad del colegio)