Historia

26/4/2007|989

Táctica y estrategia

¿En qué consistía el aventurerismo de la política propugnada por algunos elementos del partido?’, preguntaba Lenin en el Congreso (del Partido Bolchevique), que comenzó sus tareas después de aquellas graves jornadas (de abril). En la tentativa de actuar por la violencia cuando aún no había base para emplear la violencia revolucionaria. “Se puede derribar a aquellos a quienes el pueblo conoce como detentadores de la fuerza. Pero ahora no los hay; los cañones y los fusiles están en manos de los soldados, y no de los capitalistas. Hoy los capitalistas no conducen a la gente por la violencia, sino por el engaño, y sería necio gritar contra la violencia, sería absurdo.”


“Hemos lanzado la consigna de manifestaciones pacíficas. Deseábamos únicamente hacer un recuento pacífico de las fuerzas del adversario, pero no dar la batalla. El Comité de Petrogrado se ha desviado un poco hacia la izquierda… Con el grito acertado de ¡Vivan los Soviets! se ha lanzado otro que no lo era: ¡Abajo el gobierno provisional! En el momento de la acción, el desviarse ‘un poco hacia la izquierda’ podía ser peligroso. Nosotros lo refutamos como el mayor de los crímenes, como una gran desorganización.” (…)


Al pronunciarse contra el aventurerismo de que habían dado pruebas los dirigentes de la organización petersburguesa, Lenin hace una salvedad: si las clases intermedias se inclinaran hacia nosotros de un modo serio, profundo, consistente, no vacilaríamos ni un instante en desahuciar al gobierno. Pero aún no hay tal. La crisis de abril manifestada en la calle “no es la primera ni será tampoco la última vacilación de la masa pequeñoburguesa y semiproletaria”. Nuestra misión, por ahora, sigue siendo la de “explicar pacientemente”, preparar el movimiento siguiente, más profundo, más consciente, de las masas en nuestra dirección.


(León Trotsky, "Historia de la Revolución Rusa")