Historia

22/11/2017

[VIDEO] “El primer gobierno de trabajadores de la historia”, por Jean Jacques Marie

Con texto completo de la exposición del historiador para el Seminario sobre la vigencia de la Revolución de Octubre.


Como aporte al reciente Seminario sobre la vigencia de la Revolución de Octubre organizado por la revista En Defensa del Marxismo, el historiador Jean Jacques Marie compartió desde Francia dos valiosas exposiciones sobre el tema.


 


Marie es militante del Parti des travailleurs y autor de una amplísima obra historiográfica, volcada en gran parte al estudio de esta revolución –en la que sobresalen sus biografías de Lenin, Trotsky y Stalin, y estudios como Cronstadt, La Guerre civile russe y Beria: Le bourreau politique de Staline–. Su tesis de fondo es que el trotskismo sigue siendo “la continuidad revolucionaria” de la prolongada lucha histórica por el socialismo y la revolución de Octubre.


 


Reproducimos aquí el video y el texto completo de su ponencia, en la que parte de una polémica con los historiadores que la presentan como un golpe de Estado y se explaya sobre los debates al interior del Partido Bolchevique; las transformaciones revolucionarias posteriores a Octubre; y en particular sobre la Guerra Civil y sus devastadores efectos, luego de la cual Lenin afirmará: "Las potencias capitalistas no pudieron acabar con nosotros. Pero nos prohibieron o impidieron dar un verdadero paso adelante".


 



 


El primer gobierno de trabajadores de la historia


 


Lamento hablar desde tan lejos, pero como decía Lenin es molesto para un revolucionario tener más de 55 años, y los 55 años, los dejé atrás hace muchísimo tiempo. 


 


Quiero empezar derribando una puerta abierta, que son las puertas más fáciles de derribar. La puerta abierta es que numerosos historiadores califican la revolución de octubre como un simple golpe de Estado. Golpe de Estado, llevado a cabo por un puñado de bolcheviques a espaldas de la masa de la población. 


 


Primero, ¿Qué es un golpe de Estado? Es la toma del poder por un grupo, que saca del poder a otro grupo, sin que este cambio  se traduzca en modificaciones económicas y sociales reales, y aún menos  profundas. Si miramos lo que ocurrió en Rusia, en 1917, es justo todo lo contrario de lo que ocurrió con los coroneles griegos, Pinochet en Chile, y Videla en la Argentina. 


 


En primer lugar, es un movimiento que surge de las profundidades mismas de la sociedad, es una rebelión profunda de las masas obreras, campesinas, y también de soldados contra la guerra, y contra la situación que engendra la guerra en Rusia. Porque la guerra causa la ruina del país, reduce a la masa de la población a una existencia miserable, creando problemas de aprovisionamiento y desemboca en una crisis política sin salida que termina en la caída del zarismo el 2 de marzo de 1917. Sin embargo la caída del zarismo no arregla nada, porque los que acceden al poder al día siguiente de la caída del zar deciden continuar con la política del zar. Ciertamente se establecen ciertas libertades políticas, se suprime la discriminación contra las nacionalidades, se decretan la libertad de opinión, la libertad de prensa y de palabra, todo eso es real, efectivamente pero por el resto el Gobierno Provisional  que tiene en su interior, a partir del 6 de mayo de 1917, representantes de los dos principales partidos socialistas, continúa con la guerra, y esa prosecución de la guerra, que arruina y disloca completamente al país, implica que la guerra civil empieza a partir de la caída misma de la monarquía y se traduce en una serie de convulsiones que dan lugar, junto con la continuación de la política del zar, con la continuación de la guerra, a una crisis social, económica y política de una profundidad nunca vista ni igualada en la historia. Por ejemplo, en julio-agosto, 366 fábricas cierran en San Petersburgo y otras grandes ciudades. El aprovisionamiento no llega, el carbón, la comida, el hierro. El funcionamiento de los trenes es peor cada día, y el 19 de agosto de 1917 el ministro de Transportes anuncia que en otoño los trenes ya no funcionaran y agrega que San Petersburgo morirá de hambre. 


 


Al mismo tiempo, estos gobernantes constatan el derrumbe provocado por su política, pero son incapaces de cambiar lo que sea. No pueden ni quieren. 


 


No pueden porque representan los intereses de la burguesía industrial y financiera, y no quieren porque se encuentran paralizados por la amplitud de la catástrofe que se anuncia. 


 


Los únicos que tienen una política clara y neta son los bolcheviques. 


 


Un dirigente del principal partido de la burguesía de la época, que se llama Miliukov, en un pasaje de su libro sobre la historia de la revolución rusa, porque escribió un libro, titula el capítulo que empieza en agosto del 17 "O Kornilov o Lenin". Y afirma que hay solo dos posibilidades de salida de la crisis en la que se encuentra sumergida Rusia. O una mano de hierro para resolver los problemas, Kornilov, es decir el poder militar brutal, para resolver la indisciplina en el ejército, de donde los soldados desertan cada día, pero que dejaría sin atacar los problemas económicos y sociales en los cuales se hunde Rusia;  o Lenin , es decir la toma del poder por las capas más oprimidas de la sociedad. 


 


 El golpe de Estado de Kornilov, a fines de agosto de 1917, fracasa. por un lado porque suscita la reacción profunda de las masas de obreros, de ferroviarios, y también  de la masa de los soldados y por otro lado Kornilov es un extraño jefe de complot, ya que no se mueve de la sede del Estado Mayor , no toma la dirección de las tropas que envía sobre San Petersburgo, y se disculpará, más adelante, diciendo que como tuvo un ligero ataque de malaria, pasó todo el tiempo sonándose la nariz, y es difícil evidentemente dirigir un golpe de estado, sonándose la nariz, aún en esa época donde no existía la televisión. 


 


Cuando los bolcheviques toman el poder, a fines de octubre de 1917, noviembre según el calendario actual, heredan una Rusia completamente devastada. En el Congreso de los Soviets, un dirigente menchevique internacionalista se dirige a los bolcheviques diciéndoles ¿Que van a hacer? 


 


¿Van a tomar el poder con la industria en ruinas, y los transportes completamente paralizados?


 


Si bien en el partido bolchevique había sectores que se oponían a la toma del poder, lo hacían por dos razones diferentes.


 


Por un lado un parlamentarismo un poco imbécil, tal como el de Zinoviev y Kamenev, que afirmaban que después de la Constituyente, los Bolcheviques serían el principal partido de la oposición, y era absurdo tomar el poder.


 


Pero, cual es la perspectiva de ser partido de oposición, el principal incluso, en la Asamblea de un país que se derrumba por completo?


 


La segunda posición opositora era la de aquellos que decían que iban a tener que enfrentar problemas irresolubles. 


 


Uno de ellos, Voloriarski, uno de los agitadores más influyentes de San Petersburgo, que sería matado por los socialistas revolucionarios, el 20 de junio de 2018, se preguntaba:


 


¿Si tomamos el poder, como haremos para alimentar a la población?


 


 El Ejército ya confisca los cuatro quintos del aprovisionamiento y con eso tampoco cubre las necesidades de alimentos de todo el Ejército. 


 


Segundo: no podremos pagar los salarios y tercero deberemos instaurar el Terror, por lo tanto es mejor esperar. 


 


Eso tampoco era una solución porque la espera desemboca en el caos, y una sociedad inmersa en el caos corría el riesgo de la posibilidad de un segundo complot de extrema derecha, que pudiera ser triunfante. 


 


Segundo punto que me parece importante, es que esta revolución, revalidada por el segundo Congreso de los Soviets, alumbra en los meses siguientes una serie de medidas que demuestran que se trata de una verdadera revolución y no de la toma del poder por un grupo político. 


 


Una revolución que conlleva una serie de reformas y medidas a la vez políticas, económicas y sociales de enorme amplitud, que marcan un intento real de construir una sociedad nueva.


 


Reformas, primero civiles y políticas: la instauración del casamiento civil, la instauración del derecho al divorcio, la puesta en pie de igualdad en el código de la familia de los hijos legítimos y los llamados ilegítimos,  la separación de la iglesia y el Estado, la separación Iglesia y escuela, cuando hasta el momento las escuelas eran todas religiosas. 


 


Luego, la puesta en marcha de decretos aprobados por el segundo Congreso de los Soviets, y presentados por Lenin. El decreto sobre la paz, que corresponde a las aspiraciones más profundas de la masa de soldados y campesinos, que en su mayoría también son soldados. 


 


El decreto sobre la tierra, que le quita las tierras a la Corona, o a lo que quedaba de la Corona, y a los grandes terratenientes, a la Iglesia, y a los Monasterios. Estas tierras son transferidas a los Comités Campesinos que deben encargarse de repartirlas entre los campesinos de la comuna. 


 


A esto se agregan una serie de medidas de orden económico como la nacionalización de la banca, la creación de un banco central del Estado, y la decisión, sin precedentes en la historia, que es anular la deuda, negarse a pagar la deuda acumulada por el régimen zarista. Esto tiene como objetivo particular modernizar el Ejército, modernizar la marina, y modernizar los transportes ferroviarios, para facilitar el traslado de las tropas. 


 


Los bolcheviques y los socialistas revolucionarios de izquierda, asociados a ellos en diciembre, deciden no reconocer la deuda. Imaginen lo que significaría hoy en un mundo donde la deuda pública es de 63000 billones, una enorme burbuja especulativa que se pasea por el mundo entero, y de la que EEUU posee la tercera parte, si un gobierno decidiera no pagar la deuda. Provocaría una crisis financiera, económica y social muy interesante, aunque no veo muchos con el coraje que tuvieron en ese plano los bolcheviques en 1918.


 


En ese momento, los embajadores de las potencias occidentales se reunieron y elaboraron una declaración apelando al sentido moral de los bolcheviques, para que honrasen la deuda. Por suerte, ese llamado al sentido moral fue ineficaz. 


 


Con la Revolución, Rusia entra en una segunda etapa de la guerra civil, que va a ser absolutamente destructiva.


 


Ya el país estaba arruinado cuando los bolcheviques llegan al poder, y dos años y medio de guerra civil, de enorme violencia y brutalidad y más violenta aún, ya que de hecho se trata de una guerra civil de alcance mundial.


 


Por supuesto, la guerra civil no se desarrolla a escala del mundo pero políticamente tiene un alcance mundial,  que se manifiesta en el hecho de que  las potencias aliadas, apenas se detiene  la guerra en noviembre 1918, con la revolución en Alemania y en Austria deciden tomar medidas para impedir que el bolchevismo se extienda en Europa, y en todos los países del mundo ya que, cuando asiste al Consejo de Guerra Aliado, el 16 enero de 1919, el presidente de EEUU, Wilson, les explica a los jefes políticos del campo aliado, que el bolchevismo es una amenaza para todos los países incluyendo a los EEUU. El mismo día, Konrad Adenauer, que los EEUU impondrán como canciller de la Alemania Federal, en ese entonces simple alcalde de Colonia, declara que solo un peligro amenaza a Alemania: ¡¡ el bolchevismo!! Declara eso al día siguiente del aplastamiento de la revolución en Alemania y del asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. El jefe del Estado Mayor británico, Henry Wilson anota en su diario, que habría que concentrar fuerzas militares británicas en los lugares problemáticos.


 


Escribe –Wilson-: Estamos parados sobre un polvorín que puede estallar en cualquier momento. Hay que concentrar fuerzas militares británicas en Inglaterra, Irlanda, Egipto, la India.


 


Es decir esta revolución de alcance mundial amenaza al imperio colonial inglés y por supuesto al imperio colonial francés, pero eso al Comandante del Estado mayor británico no le interesa, tiene otras preocupaciones.


 


Tenemos una guerra civil de amplitud mundial, que se manifiesta en el hecho que los países aliados envían armas a los ejércitos blancos, que se fueron constituyendo aquí y allá en el sur, en el este y oeste en Rusia. Les proveen ayuda material y soldados. Esa ayuda es más simbólica que real, ya que estos soldados, en general, no quieren pelear. Inglaterra envía soldados al norte pero estos no quieren moverse -los únicos dispuestos al combate son los griegos que quieren luchar contra los enemigos de la Iglesia Ortodoxa, ya que el patriarca ortodoxo había declarado que los bolcheviques eran fuerzas satánicas y basura humana. Esto habla de su disposición a aceptar las consecuencias sociales y políticas de la revolución.


 


No voy a extenderme sobre la guerra civil, porque sería largo y aburrido.


 


La verdadera cuestión es que esta guerra civil termina la destrucción de un país ya en ruinas.


 


El que cuenta muy bien esto, es un oficial alemán, Edwin Duinger, hecho prisionero por el Ejército Ruso en 1916, encerrado en un campo de prisioneros, cuya realidad describe con gran precisión. Muy parecido, en verdad a los futuros Gulags, salvo que la gente allí no trabaja.


 


Cuando es liberado, tras la derrota militar de Alemania y Austria, se enrola en el ejército blanco del almirante Kolchak, que controla Siberia, y cuando este ejercito es derrotado lo sigue hasta Vladivostok, donde embarca para regresar a Alemania.


 


Voy a leer el relato que hace del comportamiento de los ejércitos blancos, porque es muy ilustrativo. En sus Memorias escribe lo siguiente:


 


“Nuestra marcha no es solo la de la muerte, nuestra marcha es también similar a la destrucción sin piedad de los vándalos. Hemos destruido todas las fábricas, todos los depósitos del ferrocarril, todos los talleres de reparación. En Petrobablosk, en Omsk, capital de Siberia, en Nuevo Nikolaiev, nada de lo que hubiera podido servir a los rojos quedó en pie. Cabinas de señalización, estaciones ferroviarias, puestos de guardavías. Del Ural a Taigal, hemos volado 25 puentes que parecían hechos para la eternidad”.


 


Termina diciendo: “Alrededor nuestro, todo no es más que un desierto de sangre y ruinas”.


 


A excepción de Crimea, donde el general blanco Wrangel, quería dejar intactos los palacios imperiales que contaba recuperar con la ayuda del ejercito del gobierno francés, han destruido prácticamente todo en un país que ya estaba destruido en sus tres cuartas partes, en octubre de 1917.


 


Las consecuencias de esto son tres.


 


La primera es que esta guerra civil y la destrucción que la acompañan imposibilitan en gran parte, la puesta en marcha de los proyectos más emancipadores, por ejemplo, los bolcheviques para llevar a cabo la verdadera emancipación de las mujeres, querían liberarlas de las tareas domésticas. Para eso se había votado la creación de guarderías, de jardines maternales y de infantes, cantinas públicas, pero la realidad no se correspondía, en esas condiciones era imposible poner en pie todo eso. Cuando termina la guerra civil, se crean algunos jardines maternales, ¡¡ unos pocos centenares en ese inmenso país!!


 


El 18 de noviembre de 1920, el gobierno de los Comisarios del Pueblo decide despenalizar el aborto. La libertad de abortar, de la cual León Trotsky decía que es la más triste de las libertades. Este derecho podía ejercerse en los hospitales, en presencia y con la participación de un médico. El problema es que hay muy pocos hospitales en Rusia en 1920, y que la mayoría de las mujeres campesinas continúan abortando con métodos arcaicos, la aguja de metal, tijeras, drogas, venenos, y la mortalidad es enorme.


 


Evidentemente esta guerra civil impide todo esfuerzo de construcción de viviendas, y el derecho al divorcio choca con el hecho de que cuando una pareja se divorcia no tiene posibilidad de separarse, la mayoría de las veces, por no encontrar una vivienda para uno de ellos. O sea esa libertad es en parte limitada por la ausencia de medios materiales, que la guerra civil volvió prácticamente inaccesibles.


 


En una guerra civil es bastante difícil que la democracia pueda desarrollarse plenamente. No se puede imaginar en medio de una operación militar que un ejército disponga bruscamente, ahora vamos a debatir y cuando terminamos retomamos el combate. Una guerra exige autoridad y por lo tanto una limitación de la capacidad de discusión.


 


Una guerra exige autoridad y por lo tanto una limitación a la capacidad de debate, de discusión. Segundo, para alimentar a la población y como la industria soviética estaba paralizada, no había nada para ofrecerles a los campesinos a cambio de su trigo. Se imponía la requisa, y para requisar hacen falta métodos de fuerza, brutales. Entonces, en el curso de esta guerra civil, están fuertemente cuestionadas las reglas fundamentales de la democracia.


 


De todas formas en el partido Bolchevique hay ejemplos de discusión continua, de debates feroces, muy brutales, verbalmente aclaro. 


 


Al mismo tiempo, como en una guerra civil, a diferencia de una guerra entre Estados, el enemigo no se encuentra solo frente a nosotros, sino al lado, o atrás, es imposible dejarles a los adversarios políticos la libertad de expresarse. 


 


El volante, el panfleto es un arma, el diario es un arma, en una guerra civil. 


 


Al final de la Guerra Civil hay una muy importante reducción de las libertades, lo que va a terminar manifestándose dentro del mismo partido dirigente y va a contribuir, sin ser el factor principal, a la emergencia y desarrollo de un aparato político de estado, de un aparato sobre el cual se desarrollará la burocracia, distribuyendo en su beneficio el reparto de la espantosa penuria que reina en la Rusia de la época. 


 


Recuerdo un texto de Lenin de 1920, confrontado a la hambruna que asola el país diciendo:


 


"Somos nosotros los que debemos decidir quién va a morir".


 


Por supuesto, ninguno de ellos había hecho la revolución para tener el derecho de tomar esa decisión. 


 


Esto es la expresión de una situación catastrófica que llevará a Lenin a afirmar en su último escrito del 9 de marzo de 1922:


 


"Las potencias capitalistas no pudieron acabar con nosotros. Pero nos prohibieron o impidieron dar un verdadero paso adelante"


 


Es la constatación de una falta de éxito y se plantea, con angustia, la pregunta. “¿Podremos aguantar, con nuestra economía semicampesina, hasta el momento en que el socialismo este instaurado en los grandes países europeos?".


 


Es decir, que para Lenin, la suerte de la revolución rusa dependía de la revolución en otros países. 


 


Pero la revolución en otros países fue aplastada, en Alemania desembocó en el fascismo y el nazismo, en Austria desembocó en el fascismo, en Italia desembocó en el fascismo, en Hungría desemboco en el fascismo. 


 


Por lo tanto, las perspectivas aparecen efectivamente bastante difíciles y delicadas, este fracaso desembocará no solamente en el fascismo sino también en la Segunda Guerra mundial.


 


Es la razón por la cual hay que partir prácticamente de cero. 


 


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