50 años de la gran revolución

El 1º de octubre de 1949, hace cincuenta años, fue proclamada la República Popular China. Culminaba así la tercera Revolución, que iría a convertir al país más poblado de la tierra en una nación independiente y a sacarla de la hambruna y la miseria. En poco menos de cuarenta años, el pueblo chino había protagonizado tres revoluciones que culminaron en 1949 con la toma del poder por el Partido Comunista Chino (PCCh) a la cabeza de la mayor insurrección agraria de la historia.


1911: La Primera Revolución


A comienzos de siglo, el imperio Chino era una inmensa semicolonia. Las principales potencias imperialistas se repartían concesiones y privilegios. La agitación nacionalista y democrática había alcanzado una gran amplitud. En octubre de 1911, el viejo imperio se desmorona como un castillo de arena. Nace la República. Sun Yat-sen, fundador del Kuo Min-tang (KMT), el partido nacionalista, es nombrado presidente.


Pero en pocos años la situación estaba totalmente deteriorada. El país estaba desmembrado en torno a jefes militares locales (los “señores de la guerra”) que manejaban sus provincias como verdaderos feudos. El fracaso de la primera revolución fue la consecuencia de pretender unificar y democratizar el país sin afectar los intereses sociales de las clases dominantes (agrarias y comerciales) aliadas a las potencias extranjeras.


El fin de la primera guerra mundial y la Revolución Rusa dieron un nuevo impulso al movimiento revolucionario. Mientras la conferencia de París discutía el reparto de China entre las potencias vencedoras, el “movimiento del 4 de mayo” (de 1919) conmovió al país con multitudinarias manifestaciones estudiantiles. Por primera vez entraba en escena el joven proletariado que se declaró en huelga en las principales ciudades. En julio de 1921 se funda el PCCh.


1925-1927. La Segunda Revolución


En 1925 recomenzó una intensa agitación revolucionaria en las principales ciudades chinas. El gobierno nacionalista, asentado en Cantón, apenas controlaba una parte del sur del país. En mayo, huelga general en Shangai. En junio huelga y boicot en Hong Kong. En las principales ciudades se organizan milicias obreras. El PC organiza las primeras Asociaciones campesinas. El significado de estos movimientos era muy claro: en la lucha por la democracia y la independencia nacional los explotados, obreros y campesinos inician una movilización independiente.


El impulso revolucionario engrosaba las filas del PC que pasó rápidamente los 20 mil militantes y siguió creciendo. En 1923 había sido llevado a incorporarse al KMT por expresas directivas de la Internacional Comunista (IC). Ya bajo el stalinismo (1924) le fue impuesta la línea de someterse a la dirección burguesa del KMT, pues éste sería la encarnación del bloque de las cuatro clases (obreros, campesinos, intelectuales, burguesía) que debía llevar la revolución democrática a la victoria. El ‘entrismo’ inicial, que había sido concebido como transitorio y destinado a facilitar el trabajo de masas del PCCh, se transformó en estratégico, con la finalidad de apuntalar incondicionalmente a la burguesía nacional. La Oposición de Izquierda dentro del PC ruso, liderada por León Trotsky se opuso a esta subordinación y reclamó una política independiente y la salida del KMT, pero fue derrotada en la URSS.


A la muerte de Sun Yat-sen, Chiang Kai-shek, jefe militar del KMT, se hizo nombrar “generalísimo”, desarmó las milicias obreras de Cantón y detuvo a varios dirigentes comunistas. A pesar de todo esto, Stalin lo nombró “presidente de honor” de la IC.


En julio de 1926 comenzó la campaña del ejército nacionalista hacia el norte que es fulminante. En diciembre es liberado el sur y el ejército llega hasta el valle del Yang-tse donde se encuentran los principales centros industriales del país. Había tomado Wuhan y se esperaba la caída de Shangai.


Abril de 1927: Masacre de Shangai


La inminencia de la caída de Shangai acentuó las contradicciones en el campo nacionalista. Los “señores de la guerra”, asustados con la revolución social en curso, comenzaron a ver en Chiang y en el KMT, su última esperanza de salvación. La brecha entre las masas obreras y campesinas, que buscaban resolver sus aspiraciones sociales, y la burguesía nacionalista que ya sólo quería la restauración del “orden”, preanunciaba un desenlace.


En febrero de 1927 Chiang se había negado a entrar en la ciudad en medio de una huelga general buscando consensuar una “entrega pacífica” con los banqueros. Pero la ciudad estaba revolucionada. En marzo una cuidadosa insurrección otorgó el control de la ciudad a los trabajadores dirigidos por el PC. Las milicias obreras contaban con 5.000 efectivos y cuando las tropas nacionalistas entraron a la ciudad confraternizaron con los trabajadores. El PC se encontraba ante una encrucijada. El debate en su seno fue muy intenso. Ya en junio de 1926, el CC del PCCh había votado separarse del KMT pero esta decisión fue rechazada por la IC. Según Peng Shu-tse, miembro del CC del PCCh, durante las tres semanas cruciales que se inician con el triunfo de la insurrección buscó en vano el apoyo de los delegados de la IC para una ofensiva anticipada contra Chiang.


Este sólo contaba con 3.000 hombres y por eso buscó el apoyo del hampa y de los banqueros. Su fuerza fundamental fue la parálisis del PC, sometido a una intensa presión por los delegados de la IC. El ejército estaba dividido. La primera división simpatizaba con los obreros. Cuando Chiang les ordenó abandonar Shangai, su comandante le ofreció al PC sublevarse, pero el PC se negó permitiendo que abandonara Shangai. Finalmente el 12 de abril, las bandas de hampones asaltaron los sindicatos, desarmaron a los piquetes obreros y en pocas horas controlaron la ciudad. Una impresionante manifestación de repudio fue reprimida violentamente. Fue una masacre espantosa, más de 5.000 trabajadores, dirigentes sindicales y comunistas fueron asesinados. Días antes del golpe, las instrucciones de la IC al PCCh eran no declarar la lucha abierta, enterrar las armas, rehuir la batalla.


La actitud de Chiang provocó una división en el KMT. Su “ala izquierda” dirigida por Wang Jin-Wei formó un gobierno opositor en Wuhan. El PC lo apoyó y entró al gobierno. En junio, reconciliación entre Wang y Chiang: los comunistas son también perseguidos y asesinados en Wuhan.


La justificación de la IC de que no debía romperse la subordinación al KMT para no aislarse de la mayoría nacional eran completamente falsas. Las asociaciones campesinas organizadas por el PC en el sur llegaron a abarcar más de 10 millones de campesinos. El KMT no solo reprimió a los trabajadores sino que disolvió y reprimió a las organizaciones campesinas. Cuando en julio de 1928 entró en Pekín fue recibido como un salvador por los grandes propietarios y los “señores de la guerra”. De partido de la democracia y la esperanza nacional en 1912, se transformó en 1927, en el partido de la reacción y los explotadores. La segunda revolución había demostrado en forma contundente la tesis central de la revolución permanente. La burguesía de los países atrasados es incapaz de alcanzar los objetivos democráticos de la revolución burguesa. En la época del imperialismo, época de la revolución socialista mundial, las tareas de la revolución burguesa recaen sobre las espaldas del proletariado que deberá resolverlas como parte de la revolución socialista y bajo su liderazgo, con el apoyo de la mayoría campesina.


1934-35: La Larga Marcha


La IC no reconoció su errores y entró en el llamado “tercer período”, según el cual el derrumbe del capitalismo era inminente y había que tomar el poder de inmediato en todas partes. El PCCh organizó insurrecciones en varias ciudades que fueron derrotadas: nuevos fracasos y nuevas masacres le hacen perder todo apoyo en las ciudades. Las consecuencias de estas derrotas serán enormes. La clase obrera que había hecho su irrupción en 1919 y que había probado en 1925-27 ser capaz de ponerse al frente de la lucha nacional, quedó apartada de la escena política por muchos años. El PC emprende la retirada hacia el campo, donde crea “bases rojas”.


Paralelamente, los japoneses en 1931 ocupan Manchuria, la región más industrializada del país. Colocado entre dos fuegos, Chiang no dudó. Los japoneses eran el mal menor. Organizó una expedición tras otra hasta obligar a los comunistas a retirarse. En octubre de 1934, el Ejécito Rojo con 100 mil hombres parte de las bases de Kiang-si hacia el noroeste. Recorren a pie diez mil kilómetros hasta octubre de 1935. Llegan nueve mil. La Larga Marcha quedará en la historia como una epopeya heroica que permitió preservar en las duras condiciones de la guerra civil, las bases político militares del PCCh.


1937-1945: Frente Unico antijaponés


En julio de 1936, Japón desencadenó una guerra total contra China, preludio de la Segunda Guerra mundial y en setiembre se constituyó el Frente Unico antijaponés KMT-PCCh. Esta vez el PC va a mantener su autonomía política y militar, a pesar de las presiones de Stalin en favor de una completa subordinación al KMT. A partir de 1942, combina la guerra contra Japón con medidas democráticas limitadas en favor de los campesinos. El 8º Ejército (del PC) gana un enorme prestigio como “Ejército de la honestidad” contrastando con la corruptela generalizada en las filas del KMT. Al final de la guerra el PC controlaba 19 “zonas liberadas” con 100 millones de habitantes.


Tanto EE.UU. como la URSS promueven la reunificación del país bajo la dirección del KMT. La URSS le devuelva Manchuria recuperada a los japoneses. El PC acepta devolver 8 de las 19 regiones que controlaba a cambio de un programa de democratización (Asamblea Constituyente), pero Chiang solo utilizaba las negociaciones como pantalla de su propósito de aplastar las “zonas rojas”.


1947-49 : La tercera revolución: Insurrección campesina y desintegración del KMT


A mediados de 1946, Chiang desencadenó su ofensiva. Su avance era imparable. En pocos meses capturó una tras otra las principales ciudades que el PC abandonaba al no poder defenderlas. En marzo de 1947 cayó el bastión comunista de Yenan. Hasta entonces la política agraria del PC se había limitado a una rebaja de arrendamientos e intereses y un impuesto sobre la gran propiedad, pero demoraba la sanción de una reforma agraria para no romper con la poderosa clase de propietarios rurales que sostenía al KMT.


Pero en octubre de 1947 se produjo el vuelco decisivo de la guerra civil como resultado del viraje de la política agraria en las zonas dominadas por el PC. Este decretó una reforma agraria radical a partir de la cual una verdadera conmoción sacudió al campo chino. Los grandes latifundios fueron expropiados sin indemnización y la distribución de tierras benefició a decenas de millones de campesinos. En medio de grandes mitines y enfrentamientos armados se crearon “Comités de campesinos pobres” por todo el país. Las ceremonias de quema de títulos, de los registros de arrendamiento y de la usura pasaron a ser el símbolo de la China “roja”. La escisión entre los campesinos pobres y los ricos (hostiles a una distribución igualitaria) se hizo más profunda llevando a una amplia depuración de los gobiernos locales y del propio PCCh.


A comienzos de 1948, una gigantesca insurrección agraria cubría las zonas rojas. La defensa de la reforma y la lucha contra Chiang pasaron a ser una única lucha. Millones de campesinos engrosaron las filas del ejército rojo. Las condiciones sociales de la contraofensiva se habían reunido. En junio, las milicias rojas ya habían recuperado todos los territorios perdidos en el 46. Comenzó la agitación en las ciudades en la retaguardia del KMT. En Pekin y Nankin, centenares de miles de estudiantes se movilizaron mientras que en Shangai una gran oleada huelguística conquistó la escala móvil de salarios. La corruptela nacionalista y el despilfarro fiscal habían llevado a la hiperinflación. El dólar saltó de 36.000 a 10 millones en menos de un año. La descomposición en las zonas controladas por el KMT era incontenible. Las deserciones masivas desintegraban al ejército nacionalista. Sin grandes batallas frontales, entre setiembre y diciembre las grandes ciudades fueron cayendo en manos del ejército rojo.


La dirección del PC intentó limitar el proceso de transformación agraria. Hubo críticas desde arriba al “izquierdismo” y a los “excesos” y se propuso nuevamente sustituir las confiscaciones por la rebaja de los arrendamientos. Buscaba restablecer la coalición, no ya con el KMT sino con otros grupos burgueses opositores. Pero la revolución agraria era imparable. Las expropiaciones continuaron y los “comités de campesinos pobres” siguieron jugando un papel protagónico. A comienzos del ‘49 Stalin reclamó al PC que demorara la ofensiva final intentando una negociación. Pero Chiang volvió a oponerse e intentó una desesperada ofensiva desde el sur que fracasó estrepitosamente. El 1º de octubre, con el completo dominio de todo el territorio continental fue proclamada en Pekín, la República Popular. Los restos del ejercito de Chiang, con apoyo norteamericano buscaron refugio en la isla de Taiwan, que ocupan desde entonces.


La tercera revolución china permitiría triunfar allí donde las dos primeras habían fracasado. Un partido que en las condiciones de la guerra civil había mantenido su ligazón con el movimiento obrero, tomaba al poder a la cabeza de una impresionante insurrección agraria protagonizada por el campesinado pobre.

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