El Frente de Izquierda desarrolló este mediodía un acto frente a la embajada de Nicaragua en repudio a la represión del gobierno de Daniel Ortega que ha dejado hasta ahora más de 400 muertos y otros cientos de desaparecidos. El rechazo a una rebaja en las jubilaciones fue el detonante de la rebelión popular en el país centroamericano, que el gobierno busca quebrar por medio del aparato represivo estatal y de fuerzas paraestatales.

“El FIT se pone del lado del pueblo nicaragüense y repudia su gobierno”, expresó Gabriel Solano, legislador porteño y dirigente del PO-FIT, quien también denunció el pacto de Ortega con el FMI para la aplicación de los planes de ajuste.

 “Los gobiernos ‘nacionales y populares’ o derechistas no dudan en reprimir al pueblo cuando éste se pone en marcha”, dijo Solano, refiriendo como ejemplos la aprobación de la ley antiterrorista por parte del kirchnerismo, por un lado, y la represión de Macri contra las movilizaciones contra la reforma previsional en diciembre y el desplazamiento del ejército en las calles en Brasil por parte de Temer, por otro. 

 

“El FIT expresa una oposición estratégica a esos regímenes y lucha por la unidad socialista de América Latina”, concluyó.

Juan Carlos Giordano, diputado nacional y dirigente de Izquierda Socialista, denunció que Ortega presume de ‘progresista’ pero firmó tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea, así como “acuerdos faraónicos con la burocracia china”, por referencia a la construcción del canal interocéanico. También denunció la oposición del gobierno al aborto legal.

Christian Castillo, dirigente del PTS, repudió la represión de Ortega y advirtió también que la oposición nicaragüense “se quiere montar en el descontento popular para tener una salida favorable a sus intereses, para continuar la subordinación al imperialismo norteamericano”.

El acto frente a la embajada fue convocado bajo las consignas “Basta de represión en Nicaragua”, “abajo el pacto de Ortega con el FMI”, “Fuera el imperialismo de América Latina”.

Preocupados por la evolución de la crisis y el alcance de la movilización popular, el imperialismo y la oposición nucleada en la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia” (ACJD) exploran algún tipo de salida consensuada que preserve la dominación capitalista. Está planteada la lucha por poner en pie sindicatos independientes (hoy atomizados y regimentados por Ortega) y partidos políticos independientes y socialistas, que tengan por norte la lucha por instaurar un gobierno de los trabajadores.