Ahora resulta que Trotsky le pidió armas a… Hitler

Un nuevo artículo del Pts sobre Bos­nia (y contra el PO) (18/12), confirma que su dirección es “una banda de impos­tores sin principios” (Prensa Obrera, 10/12).


No responde a nuestros argumentos, sino que tergiversa y falsifica lo que el mismo ha dicho.


El Pts había defendido su reclamo de que los Estados imperialistas entrega­ran “armas para Bosnia”, con el argu­mento de que Trotsky había hecho lo mismo con relación a la revolución espa­ñola, pues “le exigió armas a la Fran­cia imperialista gobernada por León Blum”. Respondimos que esto no era así, que Trotsky había reclamado armas, sí, pero a los partidos socialista y comunista que integraban ese gobierno y que lo había hecho como parte de una política más general, de que esos parti­dos rompieran con sus aliados guberna­mentales burgueses y tomaran el poder. La consigna de armas para la revolución española era incompatible con el gobier­no de conciliaciones de clases que existía en Francia, de modo que su realización lle­vaba a la ruptura con la burguesía y al gobierno obrero. Por eso, dijimos, Trots­ky no hizo el mismo reclamo a otros gobiernos imperialistas democráticos, como el de Roosevelt en Estados Unidos y el del rey Jorge en Inglaterra.


 


El Pts no refuta nada de esto en su nuevo artículo; se limita a decir que es una “zonzera”. En lugar de refutamos, comete un terrible crimen político, pues toma una cita de Trotsky que menciona a Hitler para justificar que hay que recla­marle armas no solamente al imperialis­mo democrático sino también al fascista. ¡Pero Trotsky no le reclamó armas a Hitler! En la cita que trae a colación el PTS, Trotsky dice que “si mañana Hitler se viera obligado a enviar armas a los hindúes insurreccionados” (para distraer al ejército inglés, JM), los obreros alemanes deberían “esforzarse porque los insurrectos reciban las armas lo más pronto posible… Pero el ejemplo es puramente hipotéti­co”. Es decir, Trotsky no le reclamó ar­mas a ningún imperialismo, como sí lo hace el Pts, sea democrático o fascista.


 


Pero la falsificación del Pts es múlti­ple. Ocurre que Trotsky quería clarificar con ese planteo otra clase de problema, un problema vital para el proletariado internacional durante la Segunda Gue­rra Mundial. Trotsky explicaba que aun­que Inglaterra fuera aliada de la URSS contra Hitler, y los cuartainternacionalistas defendieran incondicionalmente a la URSS, seguía siendo la obligación de los trotskistas apoyar la lucha de los explotados contra los explotadores, in­cluso cuando estos últimos fueran alia­dos circunstanciales de un Estado obre­ro. La victoria de una insurrección popu­lar contra un aliado imperialista signifi­caría para la URSS la conquista de un aliado estratégico, histórico, frente al cir­cunstancial, limitado y traidor de una potencia imperialista. Los trotskistas argentinos, por eso, apoyaron durante la guerra las huelgas de la carne contra los frigoríficos anglo-yanquis, a diferencia del Partido Comunista que defendió a esos frigoríficos en nombre de la alianza que la URSS tenía con Estados Unidos e Inglaterra. Para ilustrar a fondo este punto, Trotsky recurrió al caso extremo de un abastecimiento de armas de Hitler a la India oprimida: los obreros alemanes no debían boicotearla. ¡Pero Trotsky ja­más hubiera llamado a Hitler a socorrer la revolución hindú, como lo hace el Pts con Croacia, Eslovenia y Bosnia, donde tampoco ha habido una revolución sino una contrarrevolución, o sea, la restau­ración del capitalismo! Fuimos nosotros, en el artículo anterior, no el Pts, los que señalamos que “Trotsky… habría de­fendido todos los contrabandos de armas que hubieran organizado los revolucionarios españoles desde cualquier país del mundo…”.


 


La otra impostura del Pts es que ata­ca el contrabando de armas de Menem a Croacia, luego de pedir armas para Cro­acia, y se defiende diciendo que tampoco Trotsky apoyaba a Hitler. ¡Pero Trotsky no le reclamó armas a Hitler! ¿O Trotsky habría denunciado a Hitler por el envío de armas a una insurrección hindú? Al revés, se habría visto obligado a explicar que ese envío de armas no justificaba ningún apoyo político al nazismo y ha­bría llamado a liquidarlo ¡con los méto­dos de la insurrección hindú!


 


Todo lo dicho hasta aquí prueba la completa deshonestidad de los dirigentes del Pts, su bancarrota moral y, claro, el completo empantanamiento a que los ha llevado su fantasiosa política. Tergiver­san los hechos al extremo de decir que el imperialismo le dio armas a Serbia cuan­do fue el apoyo militar norteamericano a Croacia lo que impuso la “paz de Dayton”, la federación bosnio-croata y com­pletó las “limpiezas étnicas”.


 


La raíz de los inmensos macaneos del Pts tiene una antigüedad remota y es la incapacidad para apreciar la situación internacional del momento en su conjun­to, como sí lo hizo Trotsky en la guerra, lo cual le permitió unir dialécticamente la defensa de la URSS con la lucha contra el imperialismo aliado a la URSS. La incon­sistencia del Pts se ve cuando reemplaza con la caracterización de la opresión na­cional que Serbia ejercería sobre el resto de los componentes de la ex Yugoslavia, la comprensión más fundamental de que la desintegración de Yugoslavia es un opera­tivo del imperialismo mundial para impo­ner la restauración capitalista en todo el este europeo y Rusia. Para todos los morenistas, esta desintegración es positiva, porque resolvería ocho o diez o quince cuestiones nacionales separadas, cuando en la realidad todas éstas están subordi­nadas a la cuestión general de la coloniza­ción imperialista por la vía de la desinte­gración de Yugoslavia y la restauración del capitalismo. La acusación fundamental contra la burocracia serbia no debería ser que pretende oprimir a sus vecinos sino que ha sido el títere fundamental del imperialismo en el designio estratégico de éste de liquidar las conquistas de la revo­lución yugoslava de 1944/45.


 


Nosotros apoyamos la independencia de las naciones que formaron la federa­ción yugoslava como una vía para reali­zar la unión libre de Yugoslavia y los Balcanes, socialista. Apoyamos la inde­pendencia en nombre de la unión libre, no de la desintegración en componentes seudonacionales, una vez que el camino de la revolución política que habría debi­do acabar con la dictadura burocrática de la anterior Yugoslavia, quedó desplaza­do como consecuencia de la desintegra­ción. Los morenistas apoyan la desinte­gración de Yugoslavia en nombre de una supuesta lucha contra una opresión na­cional serbia, cuyo peso, si tiene alguno, no tiene comparación con el de la opre­sión ganada por el imperialismo mundial con la desintegración de la Federación. Hoy esta región del mundo es una colonia política y militar de la Otan.


 


Esto, en lo que tiene que ver con la contrarrevolución. Pero en los Balcanes hay también una tendencia a la revolu­ción, como lo prueba el levantamiento aíbanés o las gigantescas movilizaciones de masas en Serbia hace dos años. El centroizquierda y el imperialismo quie­ren encerrar a la tendencia revoluciona­ria en el callejón de las disputas inter­étnicas, cuando la base común y objetiva del movimiento revolucionario es la mi­seria y la opresión que engendra la res­tauración. En lugar de tomar esa base común para desarrollar una perspectiva revolucionaria común, multinacional y socialista, el Pts y los morenistas preten­den ahogarla en quince perspectivas in­dependientes y particulares.


 


Basta de impresionismo, necesita­mos caracterizaciones de conjunto.