Amenaza y censura contra artistas e intelectuales


“El 26 de septiembre vivimos aquí el asesinato, en Iguala, de 43 estudiantes de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero. Es un lugar turístico porque allí está Acapulco, donde llegan todos los multimillonarios de los Estados Unidos que quieren pasar un buen tiempo en la playa. Pero la realidad es otra: es la miseria, la droga, el narcotráfico. También es la realidad de unos jóvenes normalistas, cuya única oportunidad era ser maestros. Eran 43 y se encontraron de pronto metidos en una historia de asesinatos y de corrupción por parte del Estado y a nivel gubernamental, en la policía, en el ejército (…) Se puede decir también que estas escuelas normalistas tienen como finalidad preparar maestros y en Iguala son consideradas como cunas de guerrilleros (…) Son escuelas muy pobres y no hay más que ver las fotos de las casas donde estaban los muchachos para darse cuenta del vacío terrible, total. Se ve que duermen en cartones y sólo comían arroz y frijoles” (Página/12, 6/3).


El testimonio es de la escritora mexicana Elena Poniatowska, ganadora del Premio Cervantes, algo así como el Nobel de las letras hispanoamericanas, en 2014. La narradora sostiene que en México “hay una impunidad absoluta. Hay muchísimos jóvenes que son asesinados, eliminados (…) hay un precipicio entre una clase social y otra (…) La fuente de cualquier violencia es siempre la falta de educación y, desde luego, el hambre”.


 


En Ciudad de México acaba de cerrarse la muestra de obras del artista austríaco Hermann Nitsch por decisión de la Fundación Jumex, museo donde se realizaría. Patrick Charpenel, director de la Fundación, explicó que el motivo es la preocupación por “los tiempos sociales y políticos de México”. La curadora de la colección privada de Eugenio López Alonso, heredero del grupo Jumex, sostuvo que “lo que les quita el sueño a los mexicanos son los huesos incinerados de los estudiantes” (Clarín, 5/3).


 


En febrero fue amenazada vía Twitter la antropóloga mexicana Rossana Reguillo Cruz, conocida en todo el mundo por sus estudios sobre violencia y juventud, y por haber acuñado el término “necropolítica” en referencia a un poder que “hace morir” porque genera una economía de muerte (ídem) .


 


La censura y las amenazas contra artistas e intelectuales en México son la respuesta de un Estado completamente desacreditado ante las masas e incapaz de luchar contra la violencia que genera el narcotráfico, porque está infiltrado por narcotraficantes. El terror estatal y paraestatal pretende enmudecer y paralizar a los artistas que, a seis meses de estos crímenes, siguen expresándose contra ese sistema. Redoblemos en Argentina la lucha por los 43 estudiantes de Ayotzinapa.