¿“Armas para los musulmanes de Bosnia”?

“¡Armas para los musulmanes ya!” (Rebelión, del PTS, nº 29, 25/6/93).


“La furiosa resistencia de los bosnios musulmanes contra sus masacradores, su gloriosa guerra de defensa nacional es la que ha logrado mantener a raya a los genocidas” … “¡Exigimos armas para Bosnia!” (Solidaridad Socialista, del Mas, nº 451, 11/8/93).


“Que se levante el bloqueo y se les suministre armas a los musulmanes bosnios” (Semanario Socialista, del Mst, nº 61, 25/8/93).


 


¿Qué es la “cuestión nacional” en Bosnia?


La “causa nacional” que está en juego en Bosnia no es la “musulmana” (ni la serbia o la croata) sino la unidad de estos tres componentes en un marco estatal o republicano independiente. Esta característica de la “cuestión nacional” bosnia se reproduce a la escala del conjunto de la ex Yugoslavia, donde los componentes nacionales mencionados también existen (serbios en Croacia, croatas en Serbia, albaneses en Kosovo y Macedonia, húngaros en Serbia), lo que justifica el planteo de la unión federal de las naciones de la ex Yugoslavia . Por las características del conjunto yugoslavo, la defensa de los “intereses nacionales” separados de musulmanes, croatas o serbios conduce a la guerra entre los  pueblos.


El problema nacional que se dirime en la guerra es la lucha contra las camarillas restauracionistas de Serbia y de Croacia, que pretenden destruir la unidad e independencia nacionales de Bosnia para anexarla a Serbia o a Croacia. No podría haber una “guerra de defensa nacional de los bosnios musulmanes”, esto porque una “Bosnia musulmana” ya supone el despedazamiento de Bosnia, la victoria de los croatas y serbios, y su completa repartija entre Milosevic y Tudjman. La cuestión nacional debe plantearse siempre en términos históricos concretos y, no puede basarse en principios “étnicos”. Estos principios pertenecen al período histórico tribal y de las grandes migraciones de pueblos; una fase que llegó a su término con la consagración del feudalismo en Europa. La formación de los mercados internos y de los Estados correspondientes obligó a desconocer las distinciones de origen , y a nivelar a los productores y consumidores bajo la ficción jurídica del ciudadano.


Naturalmente que la lucha por la defensa de la independencia y la unidad de Bosnia sólo es posible mediante la unidad de croatas, serbios y musulmanes  que habitan Bosnia, contra las burocracias respectivas y contra el imperialismo. Una guerra de las poblaciones musulmana, croata y serbia entre sí es, de parte de cualquiera de ellas, totalmente reaccionaria y serviría al despedazamiento de Bosnia.


Es necesario, claro, distinguir la posición de las diferentes burocracias en la cuestión, porque mientras la serbia y la croata quieren acabar con Bosnia y anexarla a sus respectivas “repúblicas”, la musulmana defendió en un comienzo la unidad e independencia de Bosnia, que es su única república, y porque no tiene otra, digamos, a la cual anexarse. Pero esta burocracia musulmana también aceptó desde el principio la división de Bosnia en cantones “étnicos”, que deberían “federarse” en el Estado bosnio. Esto constituyó una capitulación fundamental ante las burocracias criminales de Croacia y de Serbia, y ante el imperialismo. La burocracia musulmana nunca impulsó la consigna de la unidad nacional de los distintos componentes de Bosnia, y por eso nunca fue vocera consecuente de la lucha nacional. En forma atenuada y hasta hace poco defensiva, esta burocracia musulmana comparte la responsabilidad del despedazamiento nacional de Bosnia. Pero ahora ha formado un “parlamento musulmán”, para desembarazarse de los croatas y serbios bosnios partidarios de la unidad de Bosnia. Ha pasado a asumir, así, las posiciones chauvinistas de las burocracias de Croacia y de Serbia.  La política de la burocracia musulmana ha llevado también a la división del bloque musulmán, desde los oficiales que aceptan anexar a Serbia o a Croacia las regiones que controlan, hasta los que han rechazado cualquier división de Bosnia en cantones y plantean la integridad nacional  de Bosnia.


Lo que sucede con los diferentes sucesores del morenismo (y también del lambertismo, éstos en Europa) es que apoyaron desde el vamos el desmembramiento de Yugoslavia, esto en nombre de la reivindicación nacional de sus repúblicas constitutivas. Han creído que como el difunto Tito era un burócrata contrarrevolucionario, la Yugoslavia creada por él era un producto de la burocracia, y no de la guerra revolucionaria librada por todos los pueblos de la ex Yugoslavia contra el hitlerismo y sus dictaduras títeres en la región. Se hicieron, de este modo,  portavoces de los intereses chauvinistas de las burocracias stalinistas de las diferentes repúblicas, que provocaron las guerras y las matanzas actuales. Pero si la delimitación territorial y estatal de Serbia y Eslovenia es sencilla, la cosa se complica en Croacia (donde hay un fuerte componente serbio) y no tiene solución en Bosnia, porque todos los componentes poblacionales están mezclados. Esto ha obligado al Mas, al Pts y al Mst a pasar de la defensa de la independencia nacional de cada república, incluida Bosnia,  a defender la independencia de la Bosnia “musulmana”, lo que equivale a aceptar el despedazamiento y la esclavización de ésta. No es posible luchar, por lo tanto, por la unidad e independencia de Bosnia si no se lucha por la unidad de serbios, croatas y musulmanes bosnios y si no se lucha, al mismo tiempo, por el derrocamiento de las burocracias de Serbia y Croacia, por la unidad socialista federativa de Yugoslavia.


 


Una consigna que se las trae


Cuando los morenistas reclaman armas para los “musulmanes”, ¿a quién se las reclaman?  La consigna sólo puede estar dirigida a los gobiernos y a los Estados existentes, pues las masas de Bosnia sólo pueden obtener armas por sí mismas arrancándoselas a las bandas de los burócratas de Serbia y Croacia. El significado práctico de esta consigna puede entenderse en el pedido de resolución presentado por Luis Zamora en la Cámara de Diputados, donde se exige “al gobierno argentino a que se levante el embargo y se les suministre armas a los musulmanes bosnios” (Semanario Socialista, 25/8/93). Es decir, a que sean los Menem y el ejército argentino, etc. quienes manden las armas. Lo que vale para Argentina también debería valer para los Estados Unidos, Gran Bretaña o Rusia. Que Clinton, Major, Mitterrand o Yeltsin manden armas para los “bosnios musulmanes”. Pero quien envía armas también “envía” su política, y por cierto que la impone. Se está reclamando que el imperialismo se haga cargo de la defensa “nacional” de los “musulmanes” bosnios. De esto a la intervención imperialista directa sólo hay un paso. Pero lo que el imperialismo y sus armas pueden hacer en Bosnia y en Yugoslavia ya se ha demostrado. Lo que resulta sorprendente es que se reclame simultáneamente el retiro de las tropas argentinas de la ex Yugoslavia, de un lado, y el envío de armas, del otro. ¡Al final, Menem es más consecuente!


Salta a la vista la barbaridad del planteo: se trata, nada menos, que de un reclamo de intervención imperialista en la guerra de Bosnia, exactamente cuando el primer planteamiento socialista frente a la guerra debe ser “fuera el imperialismo de Yugoslavia”.  Naturalmente, si los Clinton o los Major envían armas no será en defensa de la “integridad” o de la democracia de Bosnia sino de sus propios intereses, es decir, de la reacción en toda la línea. La consigna de “armas para Bosnia” coincide con el planteamiento que realizara hace ya un año la Thatcher (levantar el embargo a Bosnia y bombardear a los serbios) y con el que formularon los altos funcionarios del Departamento de Estado norteamericano que renunciaron en desacuerdo con la “inacción” y “complicidad” de Clinton (Le Monde, 11/9; Time, 16/8). La “preocupación” de esta fracción imperialista es, como dijo la Thatcher, la posibilidad de que surja una “Franja de Gaza” en plena Europa.


Por último, siempre detrás de las armas están los hombres y las ideas e intereses sociales a los que sirven esas armas. “Armas para Bosnia” equivale a decir “armas para Izetbegovich”, que ha abandonado la defensa de una Bosnia multinacional por la de un “Estado musulmán” (restauracionista). Los sucesores de Moreno se han olvidado que Yugoslavia era un Estado obrero y de que todas las burocracias son restauracionistas. ¿Dónde está en el planteo del Mst, Mas y Pts la defensa de las conquistas sociales de la Revolución de 1945/46, si toda su política es apoyar al campo de la burocracia restauracionista musulmana?


Los socialistas revolucionarios debemos ubicarnos, en la guerra yugoslava, en el campo de los intereses del proletariado internacional —no de los diferentes Estados, imperialistas o no. Ellos dictan la necesidad de luchar por la unidad de las masas de la ex Yugoslavia contra las burocracias y el imperialismo y por la defensa de las conquistas de la revolución. La reivindicación que corresponde a este interés es la expulsión de las burocracias y la unidad libre y socialista de Yugoslavia. El problema fundamental de los explotados  de la ex Yugoslavia es la división chauvinista que han introducido los bandidos burocráticos; sin superar esta división, para lo cual será necesaria una política y una organización, las armas serán sinónimo de masacre y colonización imperialista.


Debemos defender a los musulmanes de Bosnia, no porque su dirección represente la causa de la nación o del progreso, sino porque son víctimas de la barbarie burocrática, y porque esta barbarie burocrática es el enemigo a batir. Se trata de la misma actitud que tenían los socialistas en Rusia cuando defendían a los judíos contra los progromos del zarismo; no lo hacían porque el sionismo o el nacionalismo judío fueran progresivos, sino porque defendían el derecho a la vida contra la barbarie de los explotadores. La posición del Mst, del Mas y del Pts es inconsistente y para nada revolucionaria.