Bolivia: El Alto va a la huelga

Las Juntas Vecinales de El Alto, la ciudad obrera que balconea sobre La Paz, han convocado a una huelga indefinida con cortes de ruta a partir del próximo 29 de noviem­bre. La convocatoria estuvo precedi­da por una exitosa huelga de 24 ho­ras, que fue calificada como ‘la mo­vilización más grande desde que, ar­reados con palos y piedras, los alteños bajaron a sacar a Sánchez de Losada del poder en octubre de 2003’ (La Jomada, 15/11). El Alto fue la vanguardia de la rebelión porque echó al odiado Goni. El Pliego de reivindicaciones de los po­bladores de El Alto está encabezado por el reclamo de la nacionalización de los hidrocarburos.


Al calor del retome de la movili­zación en El Alto, otros sectores po­pulares salen a la lucha. Campesi­nos fueron a la huelga en siete re­giones de la zona del lago Titicaca; una semana después, Potosí fue paralizada por una huelga.


La cuestión de los hidrocarburos continúa siendo el eje de los recla­mos populares y de la crisis política boliviana. En oposición a la ley envia­da al Congreso por Mesa, que garan­tizaba a los pulpos la continuidad de los contratos actuales, la Cámara de Diputados dio media sanción a un proyecto que establece la renegociación de esos contratos. Este proyec­to fue impulsado por diputados del MAS pero, también, por algunos le­gisladores del oficialismo.


El proyecto aprobado en Diputa­dos fue inmediatamente rechazado por las empresas y por el propio Me­sa. En conjunto, Mesa y los pulpos están desarrollando una enorme presión sobre el Senado para que rechace la renegociación de los con­tratos. Al mismo tiempo, las cáma­ras patronales de Tarija y Santa Cruz -los departamentos donde se asien­tan los principales yacimientos de hi­drocarburos- han reforzado su re­damo de “autonomía", es decir el li­bre manejo de los recursos por par­te de las petroleras. Corren rumores de que, en caso de aprobarse la ley que salió de Diputados, “la embaja­da” (es decir, los yanquis), los pul­pos petroleros y las patronales de Tarija y Santa Cruz podrían promo­ver un golpe de Estado.