Bolivia: El segundo Congreso del PT

Para el 28 y 29 de junio ha sido convocado, en Oruro, el II Congreso del Partido de los Trabajadores impulsado por la COB, con vistas a las elecciones nacionales 2014. La COB levantó, el 21 de mayo pasado, una huelga general, lo que fue presentado como "un cuarto intermedio", cuya continuación no figura en la agenda del Congreso.


La dirección de la COB alega que ha "perforado" el sistema de jubilaciones del gobierno del MAS, pero lo cierto es que las supuestas concesiones que dice haber obtenido del gobierno no han sido confirmadas (es más, los ministros de Presidencia y Trabajo las negaron, planteando que "no tenemos ningún convenio firmado con la COB"). El gobierno impuso, además, el no pago de los días de huelga a los docentes, estatales y trabajadores de la salud. La ofensiva sobre la mina estatal Huanuni, la que debe lidiar sin ningún apoyo del Estado (basándose en el autofinanciamiento), sigue en pie.


Cualquiera puede advertir que éste no debería ser el saldo de 16 días de huelga general, ni del enorme despliegue de los mineros estatales, de los docentes urbanos y rurales, y de los trabajadores de la salud -justamente los más castigados con este desenlace. Si se considera, además, que el haber jubilatorio quedó en el 70% del promedio de los sueldos del trabajador en actividad, como lo planteaba el gobierno, contra el 100% que reclama la COB, la cuestión del "cuarto intermedio" está al rojo vivo.


El primer punto que debería considerar el segundo Congreso del PT -también soslayado en el primero- es un plan de lucha por el salario, por la erradicación del trabajo en negro (65% de la mano de obra empleada), la jubilación al 100% y la nacionalización integral de la minería. El II Congreso, en cambio, pone el énfasis en las elecciones del año que viene.


Programa de gobierno


El Programa que se ofrece a la discusión representa una total mudanza respecto del congreso de fundación.


Sólo a modo de ejemplo, el primer Congreso votó la nacionalización de las transnacionales hidrocarburíferas sin indemnización y su inmediata industrialización, bajo el control de los trabajadores y el pueblo. Ahora, la nacionalización se refiere sólo al caso de empresas "que vulneren los intereses nacionales" (quiere decir que ahora los defienden) y con resarcimiento -salvo en el caso de daño a la nación. La transformación de las cooperativas mineras en empresas estatales ha cambiado ahora por la "reversión de concesiones mineras o contratos de arrendamiento del sector cooperativista minero", sólo cuando "no cumplan con sus obligaciones de contar con planes de inversiones y explotación". En lugar del no pago de la deuda externa, que fue votado antes, ahora se plantea su "minuciosa revisión". Desaparece la "lucha de clases", que aparecía como "principio rector", así como la alusión al "colapso del sistema capitalista" y a la necesidad de aplastarlo. El PT postulará "la democracia como una forma de vida social" y, apenas, "alcanzar sociedades socialistas de nuevo tipo". En todos los aspectos, se nota ‘la mano' del PT de Brasil en este nuevo formato del boliviano.


La mayor parte de la izquierda de Bolivia -y aún de América latina- fue al primer congreso a librar una batalla programática, encubriendo la maniobra de la burocracia sindical de crear un aparato a su servicio para intervenir en el campo electoral y parlamentario. El PT fundado en Bolivia es un "instrumento político" de la burocracia de la COB. El punto es que el mismo MAS es también un "instrumento político" bastante exitoso de otros movimientos -cocaleros, indigenistas y sindicales. De ahí la ‘mediación' lulista y bolivariana, para desarrollar un puente entre ambos.