BOLIVIA

Los sindicatos y la izquierda frente al revocatorio

Faltan 15 días para el revocatorio (10 de agosto), el referendo en el que la población boliviana debe decidir sobre la continuidad del gobierno del MAS y de los prefectos (gobernadores), cinco de los cuales responden a la derecha y a la oligarquía.

El Comité Ejecutivo de la COB desnudó su crisis, cuando su secretario ejecutivo declaró que: “Se ha determinado rechazar la actitud asumida (votar contra la revocación de Morales) cuando existe recesión económica en el país, la canasta familiar está subiendo y esta ley va a significar un gasto económico para el Estado”. Para el secretario de organización, en cambio, “esta revocatoria no sólo debe contemplar al Presidente, vicepresidente y los nueve prefectos, sino también a diputados y senadores de todos los partidos”. La COB lanzó luego una huelga por la jubilación, sin aludir al revocatorio.

La última sesión plenaria del XXX Congreso de la Federación de Mineros (29 y 30 de junio) aprobó un documento político que llama a “preservar la independencia política de los trabajadores frente al actual gobierno indígena y retomar la lucha revolucionaria por la nacionalización y estatización de los recursos naturales… y así acabar con el saqueo de Bolivia” .

El planteo abunda en consignas, pero no dice una palabra sobre el revocatorio. Llama a la unidad contra la “minoría oligárquica y terrateniente” pero no propugna campaña alguna de movilización para aplastarla de conjunto. La dirección de los sindicatos ha dejado la iniciativa política al gobierno del MAS.

Fuera de la lucha de clases

El último periódico del POR (Masas, 11/7) caracteriza al revocatorio como “una pelea interburguesa dirigida a embobar a los explotados con la farsa democrática”. No llama siquiera a una campaña por la abstención. Tampoco señala que en un polo capitalista está presente el fascismo y en el otro la democracia formal, y que Lula y Chávez han ido a Bolivia para persuadir a la derecha de que pacte con Evo. Existe una tendencia definida en las masas bolivianas a votar (aunque el voto popular no pueda aportar salida alguna a la crisis actual) por el MAS. No lo hacen con las expectativas de 2005, pero sí con la convicción de que podría limitar el crecimiento del bloque de prefectos secesionistas.

Los campesinos e indígenas de las comunidades rurales y los centros urbanos (e incluso los obreros que se han reconvertido a la actividad campesina) siguen con los ojos puestos en la esperanza de una transformación agraria, que sólo podrán alcanzar bajo la dirección de la clase obrera.

Por estas razones, una política revolucionaria debe manifestarse al interior del campesinado e indígenas con una posición socialista independiente. Es lo que hace la declaración de la Agrupación Marxista Revolucionaria (Prensa Obrera Nº 1.047) ,que obreros fabriles consideraron “duro, pero saludable”.

Existe una caracterización que revela el profundo extrañamiento del POR respecto de la lucha de clases: “De iniciarse una poderosa movilización nacional (de aquí al 10 de agosto, cuando no hay ningún signo de ella), rebasando a las direcciones oficialistas encaramadas en la COB, se puede echar por la borda a la maniobra oficialista – oposición derechista del revocatorio”.

¿”Fuera los ministros capitalistas”?

El PC forma parte del gobierno, al igual que el PCMLM (correlato del PCR). Este último ha exhumado la teoría del “cerco”: “Los contenidos antiimperialistas e incluso anticapitalistas que plantea claramente el compañero Morales no concuerdan con las opiniones conciliadoras que emergen de algunos dirigentes del MAS y del ejecutivo” (pronunciamiento político 24, PCMLM).

Una corriente de izquierda de reciente actuación en Bolivia, expresión de la LIT y del PSU de Brasil, ha hecho pública una posición de apoyo “crítico” a Evo, y la consigna “Fuera todos los ministros neoliberales” (Lucha Socialista 10, 17/7). Se trata de un indiscriminado apoyo al gobierno y a sus ministros nacionalistas burgueses.