Bolivia: “Otro Octubre, carajo”


Catorce meses después del levantamiento que terminó con el Goñi, su sucesor, Mesa, lanzó el “gasolinazo”, un paquete de medidas dictadas por el FMI para paliar el déficit fiscal y defender el negocio fundamental del gran capital imperialista hoy en Bolivia: la extracción y exportación de sus hidrocarburos.


 


Saqueo petrolero – disolución nacional


 


Los contratos leoninos les garantizan a los pulpos petroleros el “precio internacional”, que hoy se encuentra por las nubes. Para atenuar su efecto en los precios internos, el Estado los subsidiaba. El FMI bregaba hace tiempo por terminar con esos “subsidios”, mientras Repsol, Petrobras y otros grandes monopolios contrabandeaban combustible hacia países limítrofes (donde el precio es más alto que el “subsidiado” boliviano).


 


El gobierno creía que tenía espaldas para lanzar el paquetazo. Mesa creyó que las elecciones municipales de diciembre le habían dado mandato para esto. Pero en los principales centros urbanos del país comenzó un reguero de movilizaciones y asambleas populares. Junto al reclamo de la derogación del paquetazo, volvió a aparecer el de la nacionalización de los hidrocarburos.


 


La gran patronal boliviana se ha quebrado virtualmente en dos. Los sectores vinculados a las “capitalizadas” (privatizaciones) y a los negocios petroleros cerraron filas detrás del paquetazo, pero otros sectores y especialmente la Cámara Agropecuaria del Oriente, ligada al otro gran rubro de exportación (el “sector sojero”, La Razón de La Paz, 11/1), aparecieron en el campo del reclamo de su derogación.


 


 


“ Mesa cede, pero Santa Cruz y El Alto se radicalizan”


 


El titular de La Razón del miércoles 12 resume la situación. Hace tiempo que la poderosa Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de El Alto viene luchando por la rescisión del contrato de prestación de agua y alcantarillado de la ciudad. Con el “gasolinazo” en marcha, los alteños salieron a cortar las rutas, aislaron La Paz, cercaron una vez más el aeropuerto internacional de esta ciudad y jaquean al gobierno. Este pretendió primero aislar el conflicto, luego comenzó a echar lastre, comprometiéndose a subsidiar las conexiones de agua que están con tarifas dolarizadas. Los alteños doblaron la apuesta: amenazaron con ocupar las instalaciones del pulpo (francés) y hacerse cargo directamente del servicio. Primero el gobierno propuso “negociaciones” para modificar el contrato y finalmente anunció que “iniciaba la terminación del contrato de concesión con Aguas del Illimani en forma concertada” ( Bolpress , 12/1).


 


En un ampliado de la Fejuve el martes por la noche se decidió no levantar ninguna medida hasta que no se satisfagan todos los reclamos populares. “Las bases alteñas quemaron la propuesta enviada al dirigente de la Fejuve, Abel Mamani, y exigieron que el Presidente firme un decreto confirmando la expulsión de la empresa. También se decidió instaurar un juicio contra Aguas del Illimani por los daños ocasionados a El Alto y se anunció la realización de una marcha el próximo jueves que terminará en el centro de la ciudad de La Paz” (ídem). Pero “la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) pidió ayer el respeto a la seguridad jurídica y rechazó ‘cualquier medida arbitraria que pueda significar la vulneración de los derechos de la empresa Aguas del Illimani’” ( La Razón , 12/1).


 


En Santa Cruz se produjeron en la tarde del martes 11 los primeros enfrentamientos con la policía. El MAS y las autoridades de la ciudad, comprometidas con el “Comité Cívico” pro-patronal, pretendieron frenar lo que fue una “marcha multitudinaria”. “El gobierno ofrece a los agropecuarios liberación impositiva, condonación de deudas, tractores y fertilizantes, pero los cruceños mantienen el paro”. Las medidas se consideran una “tomadura de pelo” ( Bolpress , 12/1).


 


 


“ Que se vaya Mesa, un clamor que crece”


 


Frente a la crisis, Mesa amenazó con el riesgo de la “ingobernabilidad” que vendría desde ambos “extremos”. Los arribistas parlamentarios que pueblan la tienda del indigenista de centroizquierda Evo Morales (ver nota), se sumaron a la defensa del gobierno. Detrás de éstos, se han colocado los seguidores del Malku, del Movimiento Indígena Pachakuti. Las masas sin embargo, como suele ocurrir en circunstancias como éstas, son infinitamente más ‘rápidas’ que sus ‘gurúes’. En todo el país, informaba ya el lunes 10 econoticiasbolivia.com , “crece el clamor de que se vaya Mesa”.


 


En las últimas horas Evo Morales ha planteado la eventualidad de “elecciones anticipadas”. Algunos analistas consideran que sería una variante que estaría considerando el propio Mesa, en las cuales él mismo se lanzaría como candidato (García Linera, Bolpress , 11/1), aunque otra alternativa sería “un gabinete de amplia colación” (ídem). Hasta dónde las masas del altiplano están en condiciones de superar a las direcciones políticas establecidas resulta difícil establecerlo desde aquí. Lo que no cabe duda es la necesidad de emprender una enérgica campaña por la nacionalización de los hidrocarburos y el agua bajo control obrero y por el desarrollo de comités en todos los lugares de trabajo y asambleas populares en todos las ciudades.