Brasil, en medio de una crisis explosiva

La salida del ministro de salud, en el apogeo del Covid-19.

El presidente brasileño y el ministro de salud renunciante, Nelson Teich

La renuncia del ministro de salud brasileño, Nelson Teich, a menos de un mes de su designación en el cargo, se encuentra marcada por la crisis política y sanitaria. Su salida del cargo ha sido tan tumultuosa como la de su predecesor, Henrique Mandetta, quien fue destituido por el presidente Jair Bolsonaro debido a que no se encuadraba en su línea anti-cuarentena.


El ministro renunciante insinuó que uno de los motivos de su apartamiento corresponde a sus diferencias con Bolsonaro respecto al tratamiento de los pacientes con Covid-19 (uso o no de la cloroquina). Pero además, Teich venía siendo menoscabado en sus funciones, dado que Bolsonaro fue copando el ministerio con militares y no informaba previamente al ministro de normas de enorme impacto sanitario (como la habilitación de peluquerías y salones de belleza).


En reemplazo de Teich, Bolsonaro ha designado al general Eduardo Pazuello. El reforzamiento del poder de los militares, así como la búsqueda de un pacto con el llamado “centro” político (vía cargos y fondos federales), aparecen como las dos apuestas políticas con las que el gobierno busca evitar su caída, en momentos en que se multiplican los pedidos de impeachment y avanzan las investigaciones de la Corte Suprema en su contra, tras las denuncias del exministro de justicia, Sergio Moro. Por estos días convulsivos, Bolsonaro intenta bloquear la difusión del video de una reunión de gabinete, que según el renunciante ministro, probaría el intento del presidente de copar la Policía Federal. La situación brasileña se caracteriza por amenazas golpistas y autogolpistas.


Catástrofe sanitaria


Brasil superó los 14 mil muertos y los 200 mil infectados al momento de la renuncia de Teich. Sin embargo, las cifras serían aún mayores, debido a la subnotificación de casos y a un sospechoso aumento de muertes por enfermedades conexas, como la neumonía, lo que estaría indicando una adulteración de datos para encubrir las verdades proporciones del Covid-19. Algunos creen que los muertos serían ya 25 mil.


La pandemia parece fuera de control, con un sistema sanitario desbordado en al menos seis estados (Amazonas, Pará, Ceará, Pernambuco, Maranhao y Rio de Janeiro), según la denuncia del presidente de la Confederación Nacional de Salud de Brasil. Las fosas comunes en el cementerio de Manaos, estado de Amazonas, son el registro más escalofriante de la catástrofe.


La criminal cruzada contra las medidas de aislamiento social, por parte de Bolsonaro, han incluido decretos que consideran como actividades esenciales a la industria, la construcción civil, las peluquerías e inclusive los salones de belleza. Con estas medidas, busca abanderar a una burguesía malhumorada por la crisis.


Los decretos han abierto una fuerte crisis política con los gobernadores y la Corte Suprema, que avalan las cuarentenas -aunque completamente limitadas, y que se van flexibilizando al calor de las presiones empresarias.


El desastre sanitario se combina con un ataque sobre las masas. Hay más de 7 millones de trabajadores con reducción salarial o suspensión de contratos de trabajo. El Congreso se apresta a considerar una medida que convalida esta situación, al tiempo que habilita exenciones impositivas para las grandes empresas. La medida cuenta con el aval de un sector de la burocracia sindical (Fuerza Sindical, UGT).


Las tentativas oficiales de rescate al capital chocan con la envergadura de la crisis. Un informe para clientes del Deutsche Bank advierte que el país ingresará en la peor recesión de su historia. Augura una contracción del PBI del 6% para este año y 2% para el próximo. Señala que el déficit primario llegaría al 8,8% del PBI para 2020, con una deuda de al menos el 90% del producto bruto (Brasil 247, 12/5). El real se ha devaluado hasta casi tocar las 6 unidades por dólar, pese a la intervención del Banco Central, que ha quemado muchísimas reservas que sólo sirven para financiar la fuga de capitales. Mientras tanto, el derrumbe de los precios del petróleo hace mella en Petrobras, que acaba de presentar pérdidas en el último trimestre por 50 mil millones de reales (Carta Capital, 15/5). En este escenario, crecen los rumores de una salida del “superministro” de Hacienda, Paulo Guedes.


Fuera Bolsonaro-Mourao y todo el régimen corrupto


La dirección del PT ha anunciado que presentará un pedido de impeachment en el parlamento, que sería acompañado por el Psol y algunos movimientos sociales. Coloca en el centro de su intervención el terreno institucional, mientras alienta acuerdos políticos con sectores de la derecha, bajo el argumento de conformar un frente amplio contra Bolsonaro. Frente a la aguda crisis social y económica, en tanto, no hay un planteo de lucha por parte de la CUT.


La lucha por echar al gobierno debe tener como protagonista al movimiento obrero y popular. En esa perspectiva, señalamos la necesidad de un plan de lucha, en la perspectiva de la huelga general. Nuestro planteo de “Fuera Bolsonaro-Mourao y el régimen corrupto” apunta a la caída del actual mandatario, al tiempo que sale al cruce de los posibles relevos patronales. La denuncia del vice, Hamilton Mourao, es crucial, dado que se trata de un hombre fuertemente ligado a las fuerzas armadas, que vienen ganando influencia política desde el golpe de 2016.


En oposición al régimen corrupto, planteamos la necesidad de una asamblea constituyente libre y soberana que reorganice el país sobre nuevas bases sociales.