Brasil: ganó el payaso

Los medios de comunicación han instalado una serie de lugares comunes que no dejan de repetir como loros. Por ejemplo, desde que se tenga memoria las procesiones a Luján reúnen a un millón de personas, llueva, truene o haga sol -ni uno más, ni uno menos. En Italia, nunca olvidan agregarle un cero a la cantidad de manifestantes -los 100 mil se convierten en un millón. En esta línea, cuando les gusta un funcionario público, los medios siempre le endilgan una ‘aprobación’ del 80 por ciento. Es lo que han hecho con Lula en Brasil, el hombre más promocionado por la prensa mundial, aunque los ‘intelos’ K digan lo contrario. El domingo pasado, sin embargo, la candidata oficial no pudo evitar la segunda vuelta: su 46% de los votos se convierte en 40 sobre el total del padrón. Muy bueno, de todos modos, pero siempre una minoría. A ese podio, por otro lado, llegó con los votos del PMDB, un partido de la coalición de gobierno, verdadera cueva de corruptos, que empata en número de votos al PT. En este contexto, el gran ganador fue el payaso “Tiririca” -el más votado para diputados, con más un millón de votos. Los consiguió con dos consignas demoledoras: “Vote a Tiririca que pior nao fica”; la otra, “no tengo idea de lo que hace un diputado federal, pero vote por mí y se lo cuento”. Que las cosas no pueden ser peores desmiente la gran pretensión de los medios acerca de la mejora social de las masas brasileñas -es cierto, sí, que los bancos y los especuladores internacionales han ganado como nunca en la historia. La segunda afirmación denuncia a un régimen político de espaldas al pueblo -lo contrario de lo que se supone que ha hecho Lula. ¿Pero no es precisamente la función de los payasos exponer la realidad tal cual es? Lo idiota, en este asunto, es lo que hace Ambito Financiero cuando califica al voto a Titirita como “extravagante”.

La otra patraña de las elecciones brasileñas es la que pinta a Marina Silva, quien sorprendió con un 20% de los sufragios, como una candidata “ecológica”, aunque haya estado alguna vez vinculada con Chico Méndez -un líder agrario asesinado por las bandas de los latifundistas. Marina es la candidata de la mafia evangélica, que tiene en Brasil un predicamento enorme, al punto que designó al vicepresidente de Lula. Obtuvo un voto popular de inspiración reaccionaria. Ahora, para conseguir los votos evangélicos que le faltan en el segundo turno, la candidata de Lula se pronunció contra el derecho al aborto. ¿Para qué quiere entonces Brasil una Presidenta? Dilma Roussef es la De Vido de Lula -la representante de banqueros y contratistas de la obra pública, y de las fuerzas armadas. Sus principales proyectos tienen que ver con la industria armamentista.

Los opositores al PT procuraron asustar al electorado con el peligro de que pudiera transformarse en “un partido hegemónico”. Aunque mejoró su representación en el Congreso, el PT logró solamente 88 diputados sobre 513 -deberá contar con sus aliados para llegar a una bancada enorme de 402; para ello deberá seguir pagando ‘peajes’ a una politiquería corrupta. Hay que subrayar, sin embargo, que la derecha ha desaparecido del panorama político del país; el perdedor PSDB, un agente de la gran burguesía pero no de derecha, quedó con un quinto de la representación parlamentaria.

La izquierda hizo una elección espantosa: el PSOL obtuvo el 0,9% (alrededor de 900 mil votos), el PCO sacó el 0,01% (alrededor de 12 mil votos), el PCB sacó el 0,03% (39 mil), el PSTU el 0,08% (89 mil). No tiene ascendencia política en el país, a pesar de su actividad en el movimiento sindical. Ocurre que en el largo período de ascenso del PT, esta izquierda operó a su sombra; la ruptura de 2004, por parte de lo que luego sería el PSOL, fue circunstancial, no programática, y estuvo piloteada para preservar las posiciones de un grupo de diputados.

De conjunto, en el marco de condiciones favorables del mercado internacional para Brasil, el Frente Popular que integra el PT ha demostrado toda la capacidad que tienen estos bloques para contener y regimentar al movimiento obrero, dividir a las masas y aislar políticamente a la izquierda, que se presenta como revolucionaria pero no deja de ser democratizante.

Dilma Roussef ya advirtió que su gestión estará marcada por el ‘ajuste’. Es que Brasil, dentro de la crisis mundial, se encuentra en el mismo lugar que tenía Estados Unidos cuando la especulación hipotecaria llegó a su tope. La valorización del real es la expresión de la intensa actividad especulativa que ha generado el ingreso de capitales que se financia con las bajas tasas de interés que rigen en los países desarrollados. El ministro de Economía ha denunciado “una guerra monetaria”, pero todos los intentos para frenar estos ingresos especulativos han fracasado (impuestos al ingreso de capital). Esto ha provocado un déficit creciente en las cuentas internacionales del país, a pesar de los altos precios de las materias primas que exporta Brasil. El ingreso de capitales ha provocado también un crecimiento enorme del endeudamiento interno. Lo único que le falta a Brasil es que se encienda la mecha. Por eso se anuncian planes de contención del gasto social y de ‘rigor’ salarial. Uruguay, que se encuentra en una situación similar aunque mucho menos tensa, ha entrado en un ciclo de paros generales.