Brasil: La situación política y de los trabajadores

PO: ¿Cómo reaccionó el movimiento obrero frente al “Plan Cardoso”?


R: La reacción del movimiento obrero al plan econó­mico fue desenvolviéndose lentamente en función del enorme bloqueo de la burocracia sindical, en particu­lar de las direcciones cutistas, que procuraban con­fundir a los trabajadores sobre las consecuencias del “plan” sobre los salarios. En una segunda etapa, a partir de marzo, cuando tos salarios fueron efectiva­mente convertidos a la URV (el índice oficial que servirá como referencia para la nueva moneda), en función del promedio de su poder adquisitivo de los últimos cuatro meses, al mismo tiempo que los precios comenzaron a subir incluso por encima de la URV comenzaron a manifestarse claras tendencias combativas y a estallar huelgas aisladas y sin coordinación, incluso contra la resistencia de las direcciones burocráticas: cerca del 50% del millón de empleados federales en huelga desde hace ya 20 días; choferes del Distrito Federal, Salvador, San Pablo y ABC- químicos del ABC, vidrieros de San Pablo. Son huel­gas parciales, de un día o por fábrica, que se desen­vuelven en medio de una completa desorganización, chocando contra el enorme bloqueo de las direccio­nes sindicales. Lo que es innegable es que el “plan” reanimó al movimiento obrero, que se encontraba en estado de depresión desde el lanzamiento del “plan Collor” en marzo de 1990. En el correo, donde tenemos una intervención importante en algunos sin­dicatos estaduales, se produjeron huelgas que pasa­ron por encima de las direcciones, como las de San Pablo, Distrito Federal o Ceará, que posteriormente fueron quebradas por las direcciones con enorme desgaste político. En el Sindicato de los Frigoríficos de — San Pablo, donde estamos en la dirección, podemos notar que la denuncia de la confiscación salarial produjo una importante evolución en las fábricas, donde tradicionalmente los patrones siempre tuvieron el control sobre los obreros y donde la dirección de la empresa debió realizar verdaderos malabarismos para evitar una asamblea masiva con centenares de trabajadores para discutir el “plan”. Uno de tos índi­ces más significativos es, en este momento, la acen­tuada tendencia a la huelga general unitaria de todos los empleados del Estado de San Pablo, cerca de trabajadores, una política que siempre fue combatida por la burocracia de la Apeoesp (profeso­res) y de los demás sindicatos.


La ola de huelgas contra el “plan Cardoso” expe­rimenta en estos momentos un expresivo crecimiento. Sólo en el Estado de San Pablo están en huelga más de 400.000trabajadores: 300.000 docentes y emplea­dos de las escuelas, 70.000 choferes del transporte público (colectivos de San Pablo y Campiñas y subtes de San Pablo), 10.000 trabajadores de Sabesp (em­presa estadual de agua), médicos y otros trabajado­res de la salud del Estado, metalúrgicos de Bajada Santista, empleados de la Policía Federal (cuyas sedes están ocupadas por el Ejército).


PO: ¿Cómo se acomodó la burocracia de los sindica­tos a la reacción obrera?


R: Inmediatamente después del anuncio del “plan”, el presidente de la Fuerza SindicaI —agrupamiento del sector más derechista de la burocracia, que apoyó al gobierno Collor—, Luiz Antonio Medeiros, que apo­ya el “plan”, llamó a una huelga trucha de tos meta­lúrgicos de San Pablo, el mayor sindicato del país, con trabajadores, que fue una manera de evitar cualquier reacción de conjunto. La burocracia de la CUT procuró, en la mayoría de los sindicatos, negar que el “plan” efectivamente trajera pérdidas. En el de los profesores de San Pablo, el mayor sindicato de la CUT en todo el país, nuestros compañeros quedaron aislados en las asambleas denunciando que el “plan” traería pérdidas. La dirección del sindicato afirmó categóricamente, trayendo economistas a las asam­bleas y publicando gráficos, que los salarios inclusive subirían y con ese planteo fijó una asamblea para casi 50 días después del lanzamiento del “plan” para “verificar sus resultados”. Esta política de la buro­cracia creó una enorme confusión política entre todos los trabajadores en todos los lugares. Esta situación comenzó a modificarse profundamente cuando los salarios fueron convertidos a la URV. A partir de ahí, en San Bernardo do Campo, el sindicato de los metalúrgicos de ABC fue obligado a anunciar una huelga general del gremio — ¡la primera en más de ocho años!—, obligando al nuevo ministro de Econo­mía a ir a la TV a dar garantías de que los salarios serían beneficiados a largo plazo. La Anfavea, la asociación de las terminales automotrices, anunció en seguida una recomposición salarial del 19% para sus 70.000 empleados, afirmando que absorberían la pérdida en nombre de la estabilidad política. La buro­cracia levantó la huelga general que había convocado y lanzo un movimiento por fábrica con tos otros 80.000 obreros afiliados, dividiendo de esta forma al sindicato obrero más importante del país. De una manera general, la burocracia de tos sindicatos se opone a la huelga con los argumentos de que “no hay movili­zación” y que “tenemos que concentrarnos en el apoyo a la candidatura de Lula”.


La dirección de la CUT omitió totalmente cumplir su papel de impulsar y centralizar las luchas. Formaron un lobby en el Congreso para introducir algunas modificaciones en la Medida Provisoria (decreto) del “plan” en común acuerdo con los partidos burgueses. Esto acabó en una manifestación para respaldar un acuerdo obtenido en el Congreso, el que no preveía ninguna reposición de las pérdidas sino sólo un re­ajuste por la inflación futura en cada cuatrimestre. La manifestación fue un completo fracaso y lo mismo ocurrió con el acuerdo, lo que obligó al gobierno a emitir una nueva Medida Provisoria.


PO: ¿Qué resultados prácticos obtuvieron las luchas sindicales?


R: A pesar del carácter caótico y confuso de la reacción obrera y del bloqueo de las direcciones, es evidente que los patrones y el gobierno están a la defensiva y pretenden prevenir la ampliación de las tendencias huelguísticas. Va mencionamos más arriba el caso de Anfavea y tos metalúrgicos del ABC. En metalúrgicos de San Pablo se negoció una recompo­sición parcial solamente para los salarios más altos. En tos empleados públicos de San Pablo, Fleury (gobernador del Estado) modificó tres veces tos re- ajustes en función de la reacción de tos sindicatos y de la propia prensa burguesa. En varias empresas, prin­cipalmente en las grandes, hay reajustes por encima de lo que estipula la Medida Provisoria del gobierno.


Frente al agravamiento del “plan”, se plantea la necesidad de que la clase obrera y los explotados tengan su propio “plan económico”, o sea, un pro­grama que establezca claramente que estos proble­mas no serán resueltos sin una respuesta de conjunto.


La candidatura de Lula


PO: ¿Cómo ve la candidatura de Lula el proletariado de la gran industria?


R: En general simpatiza con ella y la apoya A sus ojos. Lula no sólo es un candidato honesto contra los corruptos de los partidos burgueses, sino también un obrero y un sindicalista que defiende los mismos intereses que ellos. Además de eso, Lula es el candi­dato de los obreros en las elecciones desde 1982, cuando fue candidato a gobernador con la consigna trabajador vota trabajador”; en 1987, en las elec­ciones para la Constituyente, fue el diputado más votado del país, y en 1989 no ganó las elecciones por una diferencia insignificante. Es importante señalar que la candidatura de Lula es todavía más fuerte en el campo, donde para los casi catorce millones de traba­jadores sin tierra y cerca de 20 millones de pequeños productores aparece como una verdadera tabla de salvación frente a la crisis agraria, al hambre, la sequía, la represión y la creciente concentración de tierras en todo el país y particularmente en el Nordes­te.


PO: ¿Cómo caracteriza Causa Operaría el momento político?


R: La burguesía atraviesa, sin sombra de dudas, la mayor crisis política de su historia. Todas las estruc­turas políticas burguesas están profundamente sacu­didas, lo que se está reflejando en la enorme ventaja de la candidatura de Lula. En este momento, seis meses antes de las elecciones, Lula cuenta con el 42% de las intenciones de voto en las encuestas contra sólo el 17% de Fernando Henrique Cardoso. El “plan” económico es un fracaso y el movimiento obrero se encuentra en una situación de claro reanimamiento sindical y político. Esta crisis explotó abier­tamente con la liquidación del gobierno Collor, que tenía el apoyo de toda la burguesía, continuó con el fracaso del plebiscito convocado para aprobar el par­lamentarismo —que refrendó por una abrumadora mayoría de votos al presidencialismo— y, finalmente, alcanzó una dimensión avasalladora con los sucesi­vos escándalos de corrupción. Finalmente, las tenta­tivas de revisar la Constitución fracasaron completa­mente. En contradicción con una alternativa electoral victoriosa, la clase obrera y tos explotados no tienen un programa propio y una perspectiva independiente frente a la crisis.


PO: ¿Cuál es la consigna que levanta Causa Operaría frente a las elecciones y a la candidatura de Lula?


R: Nosotros estamos llamando a los trabajadores a votar a Lula contra los candidatos patronales pero, al mismo tiempo, a no dar ningún apoyo a su programa y a sus aliados políticos pequeñoburgueses y burgue­ses. En este sentido, al mismo tiempo que somos partidarios de votar a Lula, llamamos al voto nulo a las demás candidaturas del PT, que son la expresión del acuerdo de Lula con diferentes sectores de la burgue­sía. La teoría extravagante vigente en el PT es que el PT es victorioso a escala nacional pero que no tiene vigencia en los Estados. En Espíritu Santo, por ejem­plo, el PT va a las elecciones llevando como candidato a gobernador a un hombre de los Camata, una familia que hace ya muchos años domina el PMDB local, partido de Quercia y de Sarney. En Ceará, se piensa apoyar al candidato del PSDB local, hombre de Tasso Jereissati, un elemento clave de la candidatura de Femando Henrique Cardoso.


El programa de Lula parte justamente del rechazo a defender las reivindicaciones más elementales: rechaza plantear la suspensión temporaria del pago de la deuda externa, ha abandonado la reivindicación del derecho al aborto, lo mismo ha ocurrido con la ultra-limitada reivindicación del asentamiento de los trabajadores sin tierras en los latifundios improducti­vos y en las tierras pertenecientes al Estado, e incluso con toda perspectiva de lucha contra la miseria gene­ral a través de la defensa de un salario mínimo acorde con las necesidades básicas de la población. Como se puede ver, la victoria de Lula no resolverá ninguno de los problemas de las masas. El apoyo a Lula solamen­te es admisible si parte de una completa denuncia de esta política, de la reivindicación de que rompa con la burguesía, de la defensa de un programa de defensa de las reivindicaciones fundamentales de las masas, de la lucha por un verdadero gobierno de las organi­zaciones obreras y campesinas. La cuestión decisiva en este momento es actuar con total independencia y libertad para denunciar al PT y a su frente con tos partidos patronales.