¿Brasil puede salvar al “plan Cavallo”?

Todos los días,  el gobierno y los diarios argentinos presentan a Brasil como la salida a la crisis argentina, esto debido al “boom” de exportaciones que se registra hacia el país vecino. Dicen que  el éxito del Plan Real llevó a un “boom” de consumo y a un espectacular crecimiento económico  del 9% en el primer trimestre del año; que Brasil seguirá creciendo y que, por los acuerdos del Mercosur,  las compras de productos argentinos continuarán sin freno, compensando la recesión interna.


¿Pero cuál es la verdad? “En los primeros cuatro meses del año hubo una pérdida acumulada de reservas de 10.402 millones de dólares” (Gazeta Mercantil, 3/5/95). En consecuencia, las reservas están hoy en los 28.000 millones. Pero estos 28.000 millones son reservas “prestadas”, porque “la deuda de corto plazo es de 35.000 millones”. (Gazeta Mercantil, 6/5/95). Esta fuga de capitales significa que la gran burguesía internacional y nativa van a una nueva devaluación de la moneda .


“La política económica del Brasil carece de armonía”, tituló The Wall Street Journal ( 12/4/95) pero, más preciso, el Banco de Boston “sugirió que el gobierno debería realizar ajustes en su tasa de cambio para que la caída de fondos acumulados (en las reservas) no sea aún mayor” (El Cronista,13/4/95).


Es que el llamado “boom” de consumo tiene una base eminentemente inflacionaria. Un dato basta para mostrarlo. “La cantidad de dinero en Brasil casi se duplicó en términos de dólares de 130.000 millones a 220.000 millones en el término de un año” (El Cronista, 9/5/95), a pesar de la disminución provocada por la fuga de capitales. “Es cierto que el sector privado ha aumentado sus compras, en especial de bienes durables. Pero para hacerlo debe contar con dinero: en vista de que éste no proviene del exterior (no hay entrada sino salida de capitales) es el Banco Central el que ha financiado, mediante emisión, el incremento de la demanda” (Ambito, 11/5/95).


El Plan Real también elevó en forma espectacular la deuda pública, calculada oficialmente en 220.000 millones de dólares. Como la tasa de interés de esta deuda se ubica en el 5% mensual, se generan intereses por más de 100.000 millones anuales.  Formalmente, el Estado está en quiebra y sólo el Estado de San Pablo tiene una deuda de 36.000 millones. El Banco oficial de San Pablo está quebrado: fue intervenido por el Banco Central “debido a su monstruosa cartera, buena parte de la cual está constituida por deudas contraídas por el propio Estado” (La Nación,12/4/95).


En estas condiciones, la burguesía mundial presiona en favor de una privatización generalizada, que permita rescatar deuda externa y atraer, de este modo, capitales especulativos. En los últimos días, como consecuencia de varias leyes aprobadas por el Congreso, el flujo de capitales se invirtió. Pero este giro, de prosperar, aumentará la subordinación del Real frente al dólar. Esto último redundará en nuevas presiones proteccionistas de parte de la burguesía brasileña y en mayores trabas a la importación. El balance comercial ya acumula un déficit de 3.000 millones en los primeros 4 meses del año.


Para reducir este déficit, el gobierno aumentó al 70% los aranceles a la importación de autos y bienes electrodomésticos, lo cual elevó los precios internos y la sobrevaluación del real.


Este cuadro de fuertes contradicciones en el plano económico se completa con un importante ascenso del movimiento obrero, evidenciado en la huelga petrolera, del transporte, del correo, profesores y empleados de energía y salud. Los trabajadores del petróleo desconocieron el dictamen del Tribunal Superior de Trabajo, que habia declarado ilegal la huelga, desconocieron las amenazas de despidos de Petrobras y, como lo admitió el propio gobierno en un comunicado, “los trabajadores tienen el control de la producción y distribución de los combustibles” (Ambito, 12/5/95).