Brasil: Recesión, Despidos y Quiebras

“La palabra crisis salió del vocabulario del país después del Plan Real, pero no faltan indicadores para mostrar que está de vuelta”. De esta manera el diario O´Globo (26/8/95) daba cuenta del corto éxito del plan económico brasileño.


Los datos oficiales señalan “una caída del 3,9 % en la actividad económica del país en el segundo trimestre, respecto del período enero-marzo” (Ambito, 24/8) y se suceden las suspensiones y despidos en la industria .


“Tenemos disponibilidades para cuatro meses de ventas. Podríamos quedarnos sin producir nada hasta el final del año”, dijeron los patrones de la Ford. Las automotrices dicen tener 200.000 autos sin vender en las playas, a pesar de que en julio cayó un 29 % la producción.


En Brasil también “la economía está destruyendo puestos de trabajo”.


Pero hay más que una recesión, existe una insolvencia generalizada. “La morosidad impregnó a las empresas mucho más rápido que lo que se imaginaba… Los balances de los bancos muestran una suba del 500% en el valor real de los créditos de cobro dudoso” (Gazeta Mercantil, 7/8). Grandes tiendas, como Mesbla, la segunda más grande de Brasil, o Casas Pernambucanas, entraron en convocatoria de acreedores debido a las fuertes deudas con los bancos.


Crisis bancaria


El sistema financiero brasileño está en bancarrota. El Banco do Brasil, con 5.000 sucursales, 100.000 empleados y 20 millones de clientes, cerró el balance de  los primeros 6 meses con un quebranto de 2.400 millones. Banespa (Banco de Sao Paulo)  cerró el balance con un patrimonio negativo de 4.300 millones, pero hubiera sido mucho peor si la Justicia no hubiera impedido al Banco previsionar el valor de las deudas del gobierno de Sao Paulo, que suman 13.000 millones y otros 3.000 millones del sector privado (O´Globo, 25/8/95). El Banco Central tuvo que intervenir el Banco Económico, octavo del Brasil y el más importante de Bahía, con un déficit de 3.300 millones; el Mercantil de Pernambuco; el Comercial; y el Irmaos Guimaraes de Sao Paulo, todos tapados de deudas y pérdidas.


Ahora, el gobierno quiere que la banca internacional pueda participar del “rescate” de los bancos intervenidos, pero para eso previamente el Estado deberá cargar con las monstruosas pérdidas y enfrentar además la fuerte oposición de los gobernadores y las oligarquías estaduales que no quieren perder su control. Todavía está en cuestión qué se hará con el Banco Económico y la pelea en torno al destino del Banespa sigue abierta, al punto que se rompió la alianzas de partidos que llevó a Cardoso al gobierno. De allí que la “apertura” a los bancos extranjeros  será analizada “caso por caso” y aún así deberá ser aprobada por un decreto presidencial.


Mientras tanto, solamente en julio ingresaron fondos del exterior por 7.000 millones de dólares, lo que se explica por “las altas tasas brasileñas del 40 % o más al año…En EE.UU., una tasa excelente no llega al 7 % al año” (Veja, 2/8). La conclusión de Veja es que “se invierte mucho menos y todo se vuelca a la bicicleta financiera”.


Claro está que con recesión, alta morosidad y crisis bancaria, esos dólares son meramente especulativos y tienen en vilo al mercado de cambios porque pueden precipitar una disparada del dólar.


Además, la crisis brasileña y la argentina se realimentan mutuamente y tienen el denominador común de la recesión, alta morosidad y crisis bancaria.  El dólar subió en Brasil por la crisis con Cavallo, al mismo tiempo que la recesión brasileña afecta a las exportaciones argentinas. Las tensiones en el Mercosur volvieron a subir porque Brasil frena en la frontera las exportaciones argentinas y uruguayas y acaba de aprobar unilateralmente, sin consultar a los países socios,  una legislación antidumping claramente para controlar las importaciones.


En un editorial la Folha de S. Paulo (25/8) extrajo la conclusión política del momento : “La popularidad del gobierno de Fernando Henrique Cardoso se está deteriorando más rápidamente de lo que se podría imaginar…”