¿Brasil tiene un “Frente de izquierda”?


La Conferencia Nacional (Brasilia) del PSOL lanzó oficialmente, el 30 de mayo pasado, la candidatura presidencial de la senadora Heloísa Helena, acompañada por el candidato a vice César Benjamín, un intelectual de pocos votos y parco intelecto, que se distinguió en los últimos años por posiciones nacionalistas y burguesas, incluido el fortalecimiento del Ejército brasileño. Para disipar dudas al respecto editó textos y compartió tribunas despobladas con ex funcionarios de la dictadura militar, que en ciertos ambientes pasan por nacionalistas.


 


Al mismo tiempo, el PSOL informó que “fueron acatadas las condiciones puestas por el Partido Socialista de los Trabajadores Unificados (PSTU) para la composición de un frente de izquierda, al lado también del Partido Comunista Brasileño (PCB)”. Este último es un fantasma caricaturesco del viejo PCB; la gran mayoría de lo que fue el estalinismo brasileño formó el PPS, un partido completamente, incluso derechista.


 


El "acatamiento" a las condiciones del PSTU no se produjo en forma sencilla. El mismo PSOL informa “de algunas divergencias internas” cuando “los delegados indicaron que el PSOL abdicase de disputar el Senado en los estados de San Paulo, Río de Janeiro y Rio Grande do Sul, además del gobierno de Minas Gerais, para apoyar a los candidatos del PSTU”. De todos modos, las chances electorales de las candidaturas concedidas al PSTU o que éste obtuvo, son nulas. La conclusión es que el PSTU aceptó ocupar el mini-vagón de cola de un frente que otorga una posición política especial a un nacionalista burgués como candidato a vicepresidente. Las encuestas adjudican a la candidatura presidencial de Heloísa Helena entre el 6 y el 8% de las intenciones de voto para la presidencia.


 


El PSTU festeja que “la dirección del PSOL felizmente reculó de la propuesta de alianza nacional con el PDT”, lo cual desnuda una tendencia a la colaboración de clases de parte del PSOL, en la misma línea de lo que hacía el PT "de los orígenes". Esto queda confirmado por una crítica del PSTU a la “dirección nacional” del PSOL, la cual intentaría todavía incluir en el frente a “segmentos de otros partidos que se colocan en la oposición, con un discurso de izquierda, y que puedan desplazarse de las alternativas presentadas por sus propios partidos”. El PSTU cita entre esos "segmentos" a Pedro Simon (PMDB), Luiza Erundina (PSB), Fernando Gabeira (PV), João Fontes (PDT), entre otros. La idea sería rescatar a los sectores “éticos” de estos partidos burgueses.


 


En cuanto al programa, “el PSOL reafirma la necesidad de reformular las políticas públicas y tratar temas fundamentales, como la cuestión de la deuda pública y su auditoría; la promoción del crecimiento económico con el combate a la miseria y el desempleo; la lucha en torno a los derechos básicos como educación, salud, habitación, reforma agraria y cultura. Heloísa afirmó que su campaña trabajará por la reconstrucción de la democracia con desarrollo económico sustentable e inclusión social”. También menciona “el ataque radical a la corrupción; el fin de los foros privilegiados y de los sigilos bancario y fiscal".


 


El PSOL propone “suspender el pago de los intereses de la deuda externa… el pago a los grandes especuladores”, y que “las áreas estratégicas, como petróleo y telecomunicaciones, estén bajo control del pueblo brasileño”. La “distribución de ingreso, (el) aumento inmediato de los salarios” también están en el programa del PSOL. No será difícil encontrar todos estos puntos en las versiones electorales del PT y los partidos burgueses, no solamente de Brasil sino de cualquier país de América Latina. Quizá la sacudida que está afectando a los mercados de capitales en los principales países, pero especialmente en Brasil, termine otorgando una enorme actualidad al programa del PSOL, porque Brasil volverá a entrar en "default".


 


En la etapa previa al acuerdo de izquierda, el PSTU había realizado actos públicos en las capitales del país, para reclamar la candidatura a vice para su dirigente, Zé Maria de Almeida, y rechazar la alianza electoral con sectores burgueses. A la vista de los resultados, la campaña no tuvo éxito y hasta el propio PSTU quedó persuadido por la posición contraria. La integración del PSTU a un frente de características democratizantes y nacionalistas, por su programa y por sus candidatos, no es una cuestión de táctica electoral, puesto que refuerza la tendencia a la liquidación de la independencia de clase y del socialismo que está presente en la izquierda brasileña.