Brasil: Un frente democrático


El PSOL (Partido del Socialismo y libertad), el PSTU (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado) y el Partido Comunista de Brasil (PCB) han conformado un "frente de izquierda” para las elecciones que tendrán lugar en octubre. El PSTU y el PCB apoyarán la fórmula presidencial decidida por el PSOL, que será encabezada por la senadora (excluida del PT) Heloisa Helena. El PSTU había reclamado la vicepresidencia, pero el compañero de fórmula de Heloisa será César Benjamín, una persona de escasa proyección política, ningún perfil de lucha o clasista (siquiera ideológico), que se distinguió en los últimos años por posiciones nacionalistas y burguesas, incluido el fortalecimiento del Ejército brasileño, promoviendo incluso a ex funcionarios de la dictadura militar, que en ciertos ambientes pasan por nacionalistas.


 


A cambio de su apoyo a la lista presidencial del PSOL, el PSTU recibirá las primeras candidaturas al senado en los estados de San Pablo, Río de Janeiro y Río Grande do Sul y la candidatura a gobernador de Minas Gerais. El PSTU terminó aceptando lo que apenas unos días antes calificaba como “condiciones inaceptables” (comunicado del 23/5). En la Conferencia del PSOL, una parte de los delegados se opuso a otorgar candidaturas al PSTU. El PCB, por su parte, ocupará las candidaturas a vicegobernador en Río Grande do Sul y San Pablo y al senado en Goianas y Río de Janeiro. Ninguna de estas posiciones tiene la menor posibilidad electoral.


 


El PSOL está negociando el apoyo electoral por parte de un conjunto de políticos patronales “de izquierda”, como Pedro Simón (PMDB), Luiza Erun-dina (PSB), Femando Gabeira (PV) y Joao Fontes (PDT). El PMDB es uno de los partidos burgueses más antiguos de la historia brasileña reciente; el PV y el PSB están en el gobierno de Lula; el PDT está en el gobierno PSDB/PFL del estado de San Pablo.


 


El Partido de la Causa Operaria (PCO) fue excluido de la discusión del armado de este frente.


 


Actualmente, Heloisa alcanza el 8% de las intenciones de voto. Los voceros del PSOL, sin embargo, no esconden su ilusión de superar al derechista Alckim, del PSDB, y disputar la segunda vuelta con Lula. Más modesto, un encuestador anticipa que “llegará a los dos dígitos”, lo que no es poco —varios millones de votos. Con referencia al voto a diputados, sin embargo, los partidos que no lleguen al “piso” del 5c/r de los votos a nivel nacional (y al del 2% en al menos nueve estados), perderán el acceso gratuito a la radio y a la TV y a los recursos del “fondo partidario”.


 


Programa


 


El programa del frente tiene los lugares comunes propios del centroizquierdismo: redistribución de la renta, aumento de salarios (sin indicar qué porcentaje o cuanto deberá alcanzar el mínimo); suspensión del pago de los intereses de la deuda pública; la promoción del crecimiento económico y el combate a la miseria y el desempleo; estatizaciones varias y hasta la reducción de la jornada laboral sin afectar los salarios. El programa no hace mención al fracaso de las 35 horas en Francia, en los marcos de los acuerdos laborales con la burocracia sindical, ni menciona las dificultades aún mayores que esta reivindicación encuentra en Brasil, donde la explotación de la clase obrera fuera de los marcos legales es abrumadora. En síntesis, el programa no plantea la transformación de las relaciones sociales o de propiedad.


 


La candidatura de Heloisa y el frente de izquierda, dice una declaración del PSOL, “debe ser presentada, con toda energía, como instrumento de una verdadera revolución democrática”. Esto significa que no pretende superar el marco del capitalismo. Heloisa explica que el PSOL, “a pesar de llevar la palabra ‘socialismo' en su nombre, no pretende implantarlo en Brasil en un eventual gobierno. No sería honesto afirmar que implantaríamos el socialismo en Brasil” (O Povo, 12/6).


 


El frente y Heloisa Helena basan su campaña electoral en ninguna reivindicación de lucha o antiimperialista, sino en la “gestión transparente” de los (cada vez menores) recursos públicos y en un “gobierno honesto”, no corrupto.


 


No despega


 


El “frente de izquierda”, sin embargo, parece tener dificultades para despegar. Quince días después de anunciada la fórmula presidencial, se lograron acuerdos en San Pablo, Río de Janeiro, Rio Grande do Sul y Minas Gerais, pero no en el resto del país.


 


No se trata, sin embargo, de “diferencias locales”, como pretenden hacer aparecer los interesados. En Ceará, por ejemplo, el PSTU anunció que presentará su propia candidatura, a menos que sus aliados abandonen los puestos que ocupan en la intendencia de Fortaleza, gobernada por Luizianne Linz, del PT. La intendenta no sólo pertenece al partido de Lula sino que fue una de las “articuladoras” de la candidatura de Cid Gomes, del PSB, para el gobierno del estado en las próximas elecciones. El PSOL y el PCB ya anunciaron que no abandonarán el gobierno municipal.


 


La represión contra los campesinos sin tierra del MLST (Movimiento de Liberación de los Sin Tierra), que ocuparon hace una semana el Parlamento para que se atendiera a sus reivindicaciones produjo una situación inédita para el PSOL y para el flamante frente: Heloisa Helena hizo causa común con lo más granado del derechismo brasileño en defensa de las “instituciones republicanas” contra el “vandalismo” de los campesinos. Pero incluso el Vandalismo’ no justifica un frente de hecho con la burguesía contra un movimiento popular de protesta.


 


Un frente democratizante 


 


El frente de izquierda no oculta su condición democrática y no socialista; además integra a representantes políticos de la burguesía o de la pequeña burguesía que ya ha desempeñado funciones de alto rango en el Estado. No es un “frente de independencia de clase”, como lo ha definido el diputado Babá (ligado al MST-E1 Socialista, de Argentina). El PSTU lo disfraza como “una expresión electoral de. las luchas”, atribuyéndole a ‘las luchas´ los límites políticos de clase del frente.


 


El frente democrático del PSOL, el PSTU y el PCB podría ser. a pesar de esto, un paso adelante, si no fuera que para un número grande, declaradamente socialista, de tendencias del PSOL, y para el PSTU, que reivindica a la IV Internacional, constituye un fuerte paso atrás. La misma orientación siguieron hace más de una década, cuando el PT comenzó a armar sus frentes democráticos y populares, en función de la popularidad de la candidatura de Lula.


 


Crearon de este modo un dique de contención aún más poderoso del que ya se venía perfilando. Desde el punto de vista de una táctica electoral podría admitirse el voto por Heloisa Helena, pero políticamente es injustificable abandonar las posiciones revolucionarias, integrando un frente democratizante.


 


La integración del PSTU a un frente de características democatizantes y nacionalistas refuerza políticamente a la tendencia empeñada en Brasil en sustituir la independencia de clase y del socialismo por el democratismo pequeño burgués.