Cambio histórico para Uruguay

En la última edición de su pe­riódico, el Partido Comunis­ta rompe parcialmente su sepulcral silencio respecto de las elec­ciones uruguayas, con un reportaje a dos dirigentes de la lista del PC Aguayo, Juan Castillo y Doreen Ibarra. Pero, cautelosamente, omi­te fijar su propia opinión.


El reportaje no es para nada inocente, sin embargo. No sólo por lo que se dice.


Juan Castillo es un burócrata sindical. Pero no es uno más, sino uno muy destacado. Como repre­sentante de la central sindical uru­guaya, fue uno de los cuatro “ele­gidos” para entrevistarse en abril de este año con los miembros de la Embajada norteamericana en Montevideo.


Pero en la Argentina, Castillo es más conocido por otro hecho. Fue el encargado, en nombre de la burocracia del PIT-CNT, de atacar sistemáticamente al movi­miento piquetero argentino. En ocasión de la participación de Néstor Pitrola en un acto convo­cado por la UTD en Montevideo en septiembre pasado, Castillo fue saludado por La Nación por calificar a los piqueteros como “indeseables”.


Este burócrata antipiquetero y proimperialista anticipa que, con la victoria del FA-EP en Uruguay, “se abre la posibilidad de realizar un cambio histórico”. Si hay que creerle al dueño del cir­co, Castillo miente desaforada­mente. En los mismos días, Ta­baré Vázquez, futuro presidente, declaraba que “la política econó­mica de un gobierno de izquierda apuntará a ‘generar un ambiente propicio para la actividad empresarial (La Nación, 13/19).


Castillo, además, pretende que “no importa quién esté en el gabinete ministerial” (que estará do­minado por privatistas y agentes de los bancos) porque “quienes dedicen los rumbos son las estructuras orgánicas de los partidos”. Pero todas estas “estructuras” orgánicas han respaldado la política que han anunciado Tabaré Váz­quez y Astori.


El “cambio histórico” que Cas­tillo y el PC argentino ocultan cuidadosamente es que el programa del FA, cuando se fundó en 1971, planteaba el no pago de la deuda externa; ahora se compro­metió a pagarla dólar sobre dólar. El programa del ‘71 hablaba de la nacionalización de la banca; aho­ra dice que defenderá el secreto bancario y el paraíso financiero. El programa del ‘71 proponía la ruptura con el FMI; ahora se pro­pone gobernar con los organismos internacionales. El programa del ‘71 preconizaba la reforma agra­ria; ahora, la defensa de los pulpos sojeros.


Sobre todas estas cuestiones, el PC, y su aliado el MST, guar­dan un silencio de tumba.


ierno de la centroizquierda de los banqueros.