Chile: El horno no está para bollos

El pasado lunes 11 se realizó, en Santiago de Chile, una masiva marcha obrera convocada por la CUT (Central Unica de Trabajadores).


La marcha denunció los despidos arbitrarios —desde noviembre se han producido más de 30.000  (Clarín, 11/7)— y reclamó la apertura de negociaciones colectivas por rama industrial (y no por empresas), y la modificación de la legislación laboral de la dictadura pinochetista.


La CUT, convocante de la marcha, está dirigida por una coalición DC-PS, al igual que el gobierno contra el cual iba dirigida la marcha. Los partidos de la coalición gubernamental se dividieron; unos (PS, PPS) se pronunciaron en apoyo a la marcha, mientras otros (DC) se pronunciaron en contra … sin que nada de esto obstaculizara la continuidad de su colaboración gubernamental. No fue éste el único “equívoco”  (y ni siquiera el mayor).  Uno de los funcionarios contra los cuales apuntaba la marcha obrera —el ministro de Trabajo, Jorge Arrate— es miembro del PS, un partido que apoyó la marcha y que al mismo tiempo apoya al ministro contra el cual marchan los trabajadores. El acto final de esta “comedia” estuvo a cargo de Manuel Bustos, principal dirigente de la CUT y militante de la Democracia Cristiana, quien tres días antes de la marcha no tuvo el menor reparo en declarar que “la manifestación de la central sindical ‘no es contra nadie’” (La República, 8/7) …


Toda esta manifestación del control que los hombres del gobierno y del imperialismo tienen sobre las organizaciones obreras chilenas, no alcanza para ocultar que, “por abajo”,el horno no está para bollos.


Apenas a 500 kilómetros al sur de Santiago, los trabajadores mineros levantaron barricadas y cortaron las rutas en apoyo a su plan de movilización contra las pretensiones oficiales de liquidar la minería estatal del carbón. “El plan de movilización acordado por los trabajadores consiste en la ocupación con carácter indefinido de las minas, la ‘bajada’ de las mujeres y los niños, huelgas de hambre masivas en su interior y una marcha hacia el palacio presidencial de La Moneda en Santiago, de no ser acogida la propuesta de viabilidad que ellos han elaborado” (Crónica, 28/6). A diferencia de Manuel Bustos, los trabajadores mineros saben “contra quién” luchan y “contra quién” marchan.


La marcha de la CUT ha puesto en el primer plano tanto las tendencias combativas de la clase obrera como el lastre político que significan la burocracia sindical y de los partidos de la coalición, los dos polos de la contradicción política que enfrenta el proletariado chileno.