Colombia: La “paz” de las mineras y los pulpos petroleros

Las negociaciones entre el gobierno colombiano y las Farc en La Habana tendrán como un tema fundamental el problema agrario. A pesar de la tregua unilateral declarada por las Farc, el gobierno sigue bombardeando con aviones no tripulados (drones) los campamentos guerrilleros. Además, dispuso un aumento del presupuesto militar para 2013. Cualquiera sea el desenlace de las negociaciones, no hay indicaciones de que se desmantele el monstruoso aparato del Plan Colombia.


"La paz del extractivismo"


Uno de los incentivos fundamentales del proceso de paz es la minería y el petróleo. El programa "Colombia, país minero 2019" propone combatir la minería ilegal practicada por los grupos guerrilleros y paramilitares, y la minería artesanal. "El objetivo es duplicar la producción de carbón, de 96 millones de toneladas a 145 millones de toneladas anuales, de cuadruplicar la producción de metales preciosos, de 156,8 toneladas a 620 toneladas anuales, y en base a ello consolidar más de 20,5 millones de hectáreas como zonas de reserva estratégica minera, ofertar 39 millones de hectáreas que se encuentran solicitadas en concesión y 8,4 millones de hectáreas concesionadas en explotación minera, de las cuales 36.000 de ellas se sitúan en parques naturales, dando un resultado de 38% del territorio colombiano a libre disposición de la explotación minero-energética" (Bolpress.com). El 80% de las inversiones extranjeras de 2012 corresponde al petróleo y la minería. Este proceso se complementa con el desguace de la estatal Minercol y un renovado interés de capitales chinos en el financiamiento de proyectos de infraestructura.


Otro de los emprendimientos que está en juego es el Eje Multimodal Amazónico, "que pretende realizar una vía de comunicación entre el océano Atlántico y el océano Pacífico, conectando los puertos de Tumaco y Belem Do Para" (ídem). Una pacificación pondría fin a los atentados contra los oleoductos. Por último, la cuestión de la tierra no es ajena al hecho de que 7 millones de hectáreas de suelo colombiano (de caña de azúcar y palma) son susceptibles de ser empleadas en la producción de biocombustibles. Las bandas paramilitares han transferido 10 millones de hectáreas de manos de los campesinos a las de los terratenientes, con 6 millones de desplazados como resultado.


Marcha patriótica


En el plano estrictamente político, Colombia vive un crecimiento de la agitación social: huelgas en el carbón, en los campos petroleros y en el puerto, muchas de ellas contra la tercerización laboral. El movimiento estudiantil ha protagonizado movilizaciones aún más numerosas que las de Chile contra la privatización de la educación superior.


Los intereses económicos y políticos en juego otorgan un enorme impulso pero no garantizan, de todos modos, el éxito del proceso de negociación. A fin de cuentas, Uribe conspira abiertamente contra él y cuenta en su favor con una constelación de bandas criminales (Bacrim), que han nacido como resultado de la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Estas son responsables de 30 mil muertes y del desplazamiento de millones de personas por medio del terror. También es llamativa la belicosa posición del ministro de Defensa, Pinzón.


Mientras la atención internacional está centrada en el desarme de la guerrilla, no para de incrementarse el potencial bélico de las fuerzas armadas. El ejército se reequipará en los próximos dos años con 25 mil hombres, veinte nuevos helicópteros, treinta lanchas, cuatro drones, fabricación de sensores y radares militares. Colombia se ha transformado en un exportador de seguridad. "Nuestra industria tiene un aspecto diferenciador, y es que sus productos y servicios son y están siendo probados diariamente en el combate" (La Tercera, 1º/11), aseguró el ministro Pinzón en la Expo-defensa. Cuarenta países han recurrido, desde 2005, a los servicios de estos profesionales del crimen. En Colombia hay más de 10 mil presos políticos y un activista sindical es asesinado cada tres días.