Colonización yanqui o unidad de América Latina

La mayor parte de la prensa coincide en que la reunión de presidentes que acaba de concluir en Chile, estaba condenada al fracaso. La razón es que Clinton no había obtenido del congreso norteamericano la autorización para discutir con los países de América Latina un tratado de libre comercio en bloque, o sea no susceptible de enmiendas por los parlamentos nacionales.


Las razones de los congresistas yanquis son muy simples: no quieren abrir el mercado norteamericano a los productos del sur del continente en plena crisis de sobreproducción internacional. Exigen sí la apertura de América Latina sin la reciprocidad que exigen los burgueses latinoamericanos. Por eso concentran su presión en la apertura de los mercados financieros y de las telecomunicaciones, para proceder a partir de aquí a una completa colonización económica.


El problema es, sin embargo, un poco más complejo. Ocurre que el imperialismo norteamericano está logrando imponer sus pretensiones en el ámbito de la Organización Mundial del Comercio y a los países del este de Asia, aprovechando, en este último caso, el desmoronamiento de sus economías. Por eso ha desplazado a un segundo plano el objetivo de crear una fortaleza competitiva contra los imperialismos de Europa y Japón a partir de una integración continental desde Alaska a Tierra del Fuego. Es fácil concluir que apenas la crisis mundial agudice todavía más los enfrentamientos entre los grandes capitalistas de los diversos países, el congreso norteamericano diseñará una política para absorber rápidamente a América Latina. De una u otra forma, el destino del Mercosur está sellado, pues sucumbirá, o a las imposiciones que se fraguan a nivel internacional, o lo hará ante la presión final del imperialismo yanqui.


La hipocresía de la sanata panamericana quedó demostrada en la ‘cumbre’ por la renovada presión norteamericana para vender armas, algo que logró sobremanera en el caso de Chile. En el país trasandino el pinochetismo subsiste hasta en una cláusula que entrega un porcentaje fijo de los ingresos de la estatal del cobre, Codelco, para las fuerzas armadas. Un pedido similar en Argentina, pero para la educación, fue atacado por los mismos yanquis del FMI como si fuera un caso de insanía colectiva.


Los ‘demócratas’ latinoamericanos volvieron a excluir a Cuba, alegando su totalitarismo, sin importarles que varios de ellos, como Samper, de Colombia; Banzer, de Bolivia; Fujimori, de Perú; Cardoso, de Brasil; Zedillo, de México; fueron a la ‘cumbre’ con las manos manchadas de sangre de campesinos ‘sin tierra’, cocaleros, índigenas mayas, periodistas, organizadores de derechos humanos y estudiantes. O el caso de Clinton, que debe viajar por el mundo pidiendo ‘perdón’ a los pueblos por los genocidios del imperialismo yanqui, claro que excluyendo los que está perpetrando en la actualidad.


Pero el mentado ‘libre comercio’ al que por una u otra vía pretende llegar el imperialismo yanqui, tiene en vista a Cuba en primer lugar, ya que incuestionablemente reforzaría todas las presiones para la completa restauración del capitalismo en la isla. No es casual que este mismo Clinton haya‘autorizado’ el ingreso de Cuba al Caricom, es decir al mercado común de los países del Caribe.