Internacionales
3/6/2004|853
“Como los nazis…”
Sionismo y democracia son incompatibles
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Esta declaración conmocionó a Israel. No sólo porque un judío sionista comparaba los bombardeos, demoliciones y masacres del Ejército israelí en una ciudad palestina con las masacres de los nazis y el exterminio de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Ese sionista era nada menos que Yosef Lapid, ministro de Justicia del gabinete encabezado por Sharon y líder del Shinui, el tercer partido israelí. Lapid es un sobreviviente del Holocausto; su abuela fue asesinada en Auschwitz.
Lapid no sólo pone en evidencia las agudas divisiones del gobierno sionista frente a la política de Sharon en Gaza. Sus declaraciones ponen en cuestión el carácter del sionismo y la disyuntiva que enfrenta una parte de la población judía que se considera democrática y hasta de izquierda.
Lo que el Ejército sionista está haciendo en Rafah –destruir viviendas, masacrar a la población civil, expulsar en masa a los palestinos de sus tierras– es lo que viene haciendo, sin descanso, desde 1948. Esta política sistemática le ha permitido a Israel duplicar su territorio respecto al establecido por la ONU cuando dividió Palestina.
La expulsión del pueblo palestino de sus tierras es la “misión histórica” del sionismo; es, al mismo tiempo, la base política del actual fascismo israelí. Las declaraciones de Lapid conmocionaron a Israel porque revelan que la realización de los objetivos sionistas lleva al fascismo.