Internacionales

14/11/2016

Corea del Sur: la “mayor manifestación del siglo” en el país reclama la renuncia de la presidenta

Un gobierno contra las cuerdas


Este fin de semana, 850 mil personas se movilizaron en Seúl reclamando la renuncia de Park Geun-hye, en lo que fue calificado por la agencia Yonhap como “la mayor manifestación celebrada en Corea del Sur en este siglo” (12/11). 


 


La presidenta surcoreana quedó al borde de su caída tras revelearse la existencia de una oscura y corrupta camarilla que operaba en las sombras del poder.


 


Choi Sun-sil, íntima amiga de la presidenta, está acusada de explotar sus vínculos personales con la mandataria para conseguir aportes empresariales para las fundaciones que manejaba con propósitos de enriquecimiento personal.


 


Por su influencia política entre bastidores, algunos medios la señalan como la “Rasputín coreana”. Pero probablemente sea apenas una pieza de un aceitado mecanismo de corrupción.


 


¿Indicios? El entramado de donaciones irregulares compromete a la Federación de Industrias Coreanas, que habría aportado 70 millones de dólares y nuclea a baluartes del capitalismo coreano como Hyundai y Samsung. Los fiscales investigan si esta última compañía entregó 3 millones de dólares a una compañía propiedad de Choi y su hija, para financiar el entrenamiento ecuestre de esta en Alemania. 


 


Choi se encuentra actualmente detenida, acusada de estafa y abuso de poder. Pero la investigación escala y la presidenta podría ser indagada por la fiscalía esta semana. Muchos de los colaboradores de la presidenta también son investigados por corrupción. Las oficinas de Samsung fueron allanadas.


 


Algunos medios hablan de posibles devoluciones de favores a las patronales a cambio de las donaciones, como en el caso del Grupo Lotte, con cuyos directivos se reunió la primera mandataria tras el nacimiento de las fundaciones comandadas por Choi (The Hankyoreh, 9/11).


 


Las movilizaciones del fin de semana, con un fuerte componente juvenil, constituyen el punto más alto de las protestas contra el gobierno que comenzaron con el destape del affaire, a fines de octubre. Altamira las calificó en Twitter como un “surcoreanazo”. Hace menos de una semana, 200 mil personas se habían moviliado también en Seúl.


 



La popularidad de la primera mandataria se ha despeñado hasta el 5%. Para aminorar el escándalo, Park sustituyó al primer ministro y el ministro de economía, pero nada de esto detuvo el crecimiento de las manifestaciones. 


 


La oposición se ha sumado a las manifestaciones, entre ellos el alcalde de Seúl, que pertenece al Partido Democrático. Algunos referentes opositores reclaman la renuncia de la presidenta, algo que a esta altura quizás sea la única manera de descomprimir la movilización popular.


 


Según algunos análisis, Park ha perdido la confianza de la burguesía y de Estados Unidos por sus dificultades para imponer la reforma laboral. 


 


Las manifestaciones del fin de semana se encuentran precedidas por una aguerrida lucha del proletariado surcoreano contra una reforma laboral que intenta ligar los salarios a la productividad y facilitar despidos.


 


Contra esta reforma, obreros del subte y el ferrocarril protagonizaron una huelga el 27 de septiembre pasado. Los bancarios protagonizaron una jornada de lucha y desarrollaron un acto en un estadio de fútbol donde reunieron a 65 mil trabajadores.


 


Los obreros de Hyundai fueron a la huelga a fines de septiembre en repudio a un acuerdo a la baja suscripto por la dirección sindical y la patronal.


 


Viva la lucha de las masas surcoreanas.