Crisis en el IRA

La dirección del IRA-Sinn Fein abandonó la lucha por la independencia y la unidad nacional irlandesa cuando sus dos principales integrantes, Gerry Adams y Martin McGuiness, respaldaron el acuerdo de‘pacificación’ que firmaron los gobiernos de Gran Bretaña e Irlanda y los principales partidos del Ulster. Ahora le corresponde a la Conferencia anual del movimiento respaldar o no ese acuerdo. Este obliga a la República de Irlanda a reformar su Constitución para derogar las cláusulas que reivindican su soberanía sobre el territorio ocupado por los británicos: por eso, “deja a Irlanda del Norte firmemente dentro del Reino Unido y, por primera vez, con la aceptación y la participación de los nacionalistas” (The Guardian, 19/4).


Ilusiones


Sin embargo, la dirección del IRA-Sinn Fein, esperaba obtener ‘un mejor acuerdo’. “Sólo dos semanas atrás –dice un comentarista– los republicanos parecían creer que marchaban hacia un éxito (en las negociaciones y que) podrían negociar un cambio mayor del que finalmente se obtuvo” (ídem). Sus aspiraciones eran no ‘entregar’ la constitución de la República del sur y que los irlandeses del Ulster pudieran votar en las elecciones de la República. Es en los términos de este ‘mejor acuerdo’ donde se puede ver más claramente qué lejos estaba el ‘proceso de paz’ de satisfacer las reivindicaciones nacionales irlandesas.


El respaldo de Adams y McGuiness a un acuerdo que “está muy lejos de las esperanzas de los republicanos”, desató inmediatamente una grave crisis en el movimiento nacionalista, porque “el partido fue mucho más lejos de lo que los elementos más fundamentalistas del movimiento republicano pueden soportar” (ídem). Se anuncia “el alejamiento de importantes figuras del partido”(International Herald Tribune, 15/4) y el propio Gerry Adams se ha visto obligado a reconocer que “comprendo a los que desprecian el acuerdo como una entrega de los principios” (The New York Times, 20/4). La evidencia de la crisis que recorre al movimiento nacionalista es la postergación de la Conferencia que debe aprobar o rechazar el acuerdo.


¿En qué basó la dirección del IRA-Sinn Fein sus desmedidas ilusiones en un ‘proceso de paz’ a pesar de que “siempre fueron conscientes de sus limitaciones” (The Guardian, 19/4)? ¿Por qué se arriesga ahora a provocar una fractura de su movimiento para defender un acuerdo que, como señala la prensa británica, “moderniza la partición de Irlanda” (Financial Times, 12/4)?


“No fueron los principios fundamentales del proceso de paz lo que elevó sus esperanzas y (ahora) los mantiene comprometidos con él (…) Sus esperanzas radicaban en el apoyo del SDLP (el partido nacionalista ‘moderado’ del Ulster), del gobierno irlandés y del presidente Bill Clinton” (The Guardian, 19/4). Si se tiene en cuenta que el SDLP es la ‘extensión’ en el Ulster del partido gobernante en la República y de que el gobierno irlandés reflejó, durante el ‘proceso de paz’, las posiciones del norteamericano, lo que queda en limpio es que las ‘esperanzas’ del IRA ‘descansaban’ en el gobierno norteamericano.


Pero fue precisamente Clinton el que demolió las ‘esperanzas’ del IRA cuando, en las últimas horas de las negociaciones y para ‘salvar’ un ‘proceso de paz’ que se hundía por las amenazas de los‘unionistas’ (partidarios de mantener el Ulster en el Reino Unido), intervino personalmente para darles a éstos un conjunto de ‘garantías’ que pueden resumirse de la siguiente manera: “ningún elemento del acuerdo puede ser visto como susceptible de evolucionar hacia la unidad irlandesa” (ídem).


Para el IRA-Sinn Fein se han terminado las ilusiones. Su subordinación política al imperialismo norteamericano y a la burguesía irlandesa lo llevan, inexorablemente, a abandonar la lucha por la unidad nacional de Irlanda.