“Cuando me fui de Cuba…”

Los Estados Unidos bloquearon durante más de treinta años, el ingreso de inmigrantes legales cubanos, al tiempo que recibían alegremente, y hasta subsidiaban, a los inmigrantes ilegales.


En 1980, la salida de 125.000 cubanos a través del puerto de Mariel, puso en completa crisis esta política inmigratoria norteamericana.


Con los “balseros”, la crisis de los “marielitos”  ha vuelto a manifestarse, corregida y aumentada. La situación insoportable de las masas cubanas empuja a miles de desesperados a poner en riesgo sus vidas para encontrar una salida. Pero, mientras tanto, ¿cuál es la situación de los “marielitos” en los Estados Unidos, quince años luego de su partida?


Un video de la directora norteamericana Estela Bravo, “Los excluibles”, que acaba de ser estrenado en Cuba, denuncia la situación atroz que sufren  muchos de los que huyeron de Cuba en 1980.


“Más de 5.000 ‘marielitos’ están desparramados en 34 prisiones federales estadounidenses a la espera de ser deportados a Cuba, después de pasar hasta 10 años de cárcel, a veces sólo por delitos menores, como conducir sin licencia o conducir en estado de ebriedad … La mayoría de estos ‘marielitos’ … purgó ya su condena hace varios años. Pero aún permanecen en la cárcel hasta que se efectivice su deportación a Cuba” (La República, 19 y 20/9, al igual que todas las citas posteriores).


La película hilvana una serie de “casos” de los “marielitos” encarcelados en los EE.UU., algunos ya deportados. “Robé 43 dólares y ya llevo 10 años preso”, declaró uno que todavía sigue preso. “Me dieron seis meses por conducir ebrio y sin licencia, pero me pasé 10 años en prisión hasta que me deportaron a Cuba”, declaró otro que se encuentra entre los “más afortunados” porque logró volver a la isla. Muchos de los aún encarcelados entraron en prisión apenas bajaron del barco.


El paraíso capitalista les deparó a estos cubanos “violaciones de los derechos humanos, asesinatos, abusos, experimentos siquiátricos, familias enteras separadas y alteraciones sicológicas”.


Muchos de los  “marielitos”  deportados a Cuba acusan al “jefe médico de la prisión de Atlanta, Bolívar Marthinau, de ‘experimentar’ con detenidos el uso de drogas siquiátricas como la thoraxina”. “Los ataba a la cama y les metía thoraxina. Era atroz. Los convertía en zombis”, contó un ex detenido ahora radicado en Cuba. El acusado, Marthinau, se justificó declarando que “eran negros, poco educados y perturbados”. Basta reemplazar “negros” por “judíos” y “Atlanta” por “Austwichz” y tendremos la reencarnación del nazi Menguele.


El video no podía menos que conmocionar a Cuba, pero también “impactó a los refugiados en Guantánamo y en Panamá”. Los 30.000 “balseros” de Guantánamo y los miles en Panamá, hacinados en campos de concentración, no están incluidos en los recientes acuerdos inmigratorios y no podrán emigrar a Estados Unidos. La suerte que les muestra el video ya la están viviendo por anticipado.


Como consecuencia de las terribles condiciones de hacinamiento, en Panamá se han producido “los primeros brotes de descontento” entre los “balseros”  y en Guantánamo han comenzado a producirse fugas … hacia el territorio cubano. “Desde el 1º de setiembre hasta la fecha, un total de 27 cubanos han logrado evadirse de los campamentos desde el interior de la base naval de Guantánamo”, para lo cual deben atravesar los campos minados que la separan de Cuba.


El intento de fuga a Miami en balsa y, luego, la fuga de Guantánamo hacia Cuba a través de un campo minado, expresan cabalmente el enorme calvario a que son sometidos los explotados cubanos por la presión del imperialismo, de un lado, y de la burocracia, del otro.


Dolorosamente, las masas cubanas deberán encontrar su propia vía —es decir, sus propias organizaciones y su propio programa— para defenderse de toda esta agresión imperialista.