De la esposa de un militar norteamericano

Amber Amundson, International Herald Tribune, Washington, 11/10/2001

El 11 de septiembre, mientras el mundo miraba con horror y descreimiento, mi esposo, Craig Scott Amundson, del Ejército de los Estados Unidos, perdió su vida en la línea del deber en el Pentágono.

 

La pérdida de mi esposo de 28 años y padre de mis dos pequeños hijos es una experiencia terrible y dolorosa. Su muerte es parte también de una inmensa pérdida nacional, y estoy reconfortada de saber que tantos comparten mi dolor. Pero como yo he perdido a Craig, como parte de esta tragedia histórica, mi angustia aumenta exponencialmente por el miedo de que su muerte sea utilizada para justificar nueva violencia contra otras víctimas inocentes.

 

He escuchado retórica encolerizada por parte de muchos norteamericanos, incluyendo a muchos líderes de la nación, que aconsejan una fuerte dosis de revancha y castigo. A estos líderes, quiero dejarles en claro que a mi familia y a mí no nos consuelan sus palabras de ira. Si ellos eligen responder a esta incomprensible brutalidad perpetuando la violencia contra otros seres humanos inocentes, no lo pueden hacer en nombre de la justicia por mi esposo.

 

Esa retórica y los inminentes actos de revancha sólo amplifican el sufrimiento de mi familia, negándonos la dignidad de recordar a nuestro ser querido de una manera que lo hubiera enorgullecido y burlándose de su visión de Estados Unidos como un pacificador en la comunidad mundial.

 

Craig se alistó en el Ejército y estaba orgulloso de servir a su país. Era un patriota norteamericano y un ciudadano del mundo. Craig creía que trabajando dentro del sistema militar podría ayudar a mantener el foco militar en el mantenimiento de la paz y en la planificación estratégica *para prevenir la violencia y la guerra. En los últimos dos años Craig manejó hasta su trabajo en el Pentágono con un adhesivo en su paragolpes que decía “visualicemos la paz mundial”.

 

Esto no era retórica vacía o contradictorio para él, sino que era parte de su sueño. El creía que su papel en el Ejército podría promover la causa de la paz en todo el mundo. Craig no hubiera querido una respuesta violenta para vengar su muerte. Y yo no puedo ver qué cosa buena puede resultar de ello. No podemos resolver la violencia con violencia. La revancha es un ciclo que se autoperpetúa.

 

Llamo a los líderes de la nación a no tomar el camino que conduce a odios más extendidos *que convierta la muerte de mi esposo en una más en una interminable espiral de asesinatos. Los llamo a encontrar el coraje de responder a esta tragedia rompiendo el ciclo de la violencia. Los llamo a focalizarse en el trabajo por la justicia y la paz alrededor del mundo.

 

En estos oscuros días de intensa tristeza, me he inspirado en las canciones de un álbum de Tracy Chapman que Craig me compró cuando nació nuestro primer hijo. Dice: “Hay demasiada gente peleando, demasiado poca comprensión. Es tiempo de parar y empezar todo de nuevo, hacer un nuevo comienzo”.