Decidido curso antiobrero del gobierno del FA


El 1º de julio entrará en vigencia en Uruguay una ‘reforma tributaria’ –impulsada por el Frente Amplio a instancias del FMI– que será un golpe demoledor a los bolsillos de los trabajadores. La disminución de la alícuota del IVA… oculta que la ‘reforma’ incluye entre los productos sujetos al pago de impuestos a numerosos productos esenciales de la canasta familiar hasta ahora exentos. En otras palabras: el banquero que toma whisky importado pagará menos impuestos por cada botella; el trabajador o el desocupado pagará más por productos de la canasta familiar básica.


Al mismo tiempo, la ‘reforma’ introduce modificaciones al impuesto al salario (que el FA califica como “renta”). El nuevo IRFP recaudará 324 millones de dólares (contra los 150 millones anteriores). El IRPF comienza a pagarse desde un nivel salarial equivalente al 25% de la canasta familiar; quienes cobran más del 50% de esa canasta, pagan más. Hasta los jubilados pagan el “impuesto a la renta”. Se combina la extensión del IVA a los productos de la canasta alimentaria básica con el impuesto a los salarios. Al mismo tiempo, los capitalistas –y en particular los bancos– verán reducidos los impuestos que pagan.


El 59% de los recursos recaudados sobre las espaldas del pueblo trabajador irán, según los propios datos del presupuesto aprobado por unanimidad por los legisladores del FA, al pago de la deuda externa y a cubrir los agujeros creados en la seguridad social por la evasión de los aportes patronales.


Un gobierno antiobrero


Según un estudio de la Facultad de Ciencias Sociales, el 94% de los hogares uruguayos tiene ingresos inferiores a los de la canasta familiar. El mismo estudio indica que el 70% de los hogares tiene ingresos inferiores a ¡media canasta familiar!


El FA publicita que, desde su asunción, el salario real creció un 14%. Pero en el mismo período, el PBI creció más del 30%. Han crecido todas las formas de tercerización y flexibilización. “Aunque el producto está por encima del de 1998, el salario sigue un 15% por debajo de aquel año, y la desocupación es muy superior (10,5%) (Tribuna de los Trabajadores, 10/7).


En consecuencia, la participación de los salarios en el ingreso nacional apenas alcanza ahora el 21%… cuando entre 1998 y 2002 (bajo los gobiernos blanqui-colorados) promediaba el 31%.


Un gobierno de represores


El gobierno frenteamplista impulsa una decidida campaña de “reconciliación” con los genocidas de la dictadura y reprime las movilizaciones independientes que comienzan a producirse.


El 19 de junio, Tabaré Vázquez reunió frente al mausoleo de Artigas a gran parte de las cúpulas blanca y colorada, a los mandos militares, a cientos de oficiales de las tres armas y a personajes connotados de la derecha como Pedro Bordaberry (el hijo del presidente del primer gobierno dictatorial), para celebrar el “Nunca Más”. No se trataba de un “nunca más” a la represión sino de un “nunca más” a la investigación de los crímenes de los genocidas.


Los Familiares repudiaron el convite. Una concentración de repudio reunió a 5.000 personas. Fue convocada por una Coordinación similar a la que, el 9 de marzo, movilizó a 10.000 personas en repudio a la presencia de Bush y al gobierno que lo convocaba.


Frente a estas movilizaciones, el Frente Amplio recurrió a la represión. El día del “Nunca Más”, la agrupación “Fogoneros” fue apaleada frente a la Universidad cuando realizaba un corte de repudio. Fernando Masseillot sigue preso, desde hace tres meses, procesado por ‘sedición’ por haber roto el vidrio de un McDonald's en la manifestación contra Bush.


La ministra de Interior, Daysy Tourné, después de reconocer que infiltra las marchas opositoras con policías de civil, anunció que "va a aplicar la fuerza para hacer cumplir el decreto de Tabaré que prohíbe el corte de calles, avenidas y rutas y la ocupación de edificios públicos” (La República, 5/7).


Es necesaria una oposición obrera y socialista


Las marchas ya señaladas el significativo retroceso de la burocracia sindical oficialista en la mayoría de las últimas elecciones sindicales plantean objetivamente la necesidad de estructurar una oposición obrera y socialista.


Una parte de la “izquierda radical” que se encuentra dentro del FA (o que proviene de él), agotada la expectativa en “torcerle el rumbo al gobierno”, pretende ahora “torcerle el rumbo al FA”… en las próximas elecciones internas.


Otros sectores se han refugiado en la “acción social” y en el sindicalismo, sin levantar una salida de conjunto frente al gobierno frenteamplista.


Poner en pie una oposición obrera y socialista al gobierno del Frente Amplio es el desafío estratégico que tiene planteada la vanguardia obrera del Uruguay.