Declaración de la Confederación sindical yugoslava Nezavisnost

Este es el octavo 1º de Mayo consecutivo de guerra. Ningún otro país europeo ha vivido en este siglo una guerra tan larga … Durante ocho años, el 1º de Mayo de los trabajadores está teñido de sangre, la nuestra, y la de aquellos que hasta hace poco eran nuestros conciudadanos.


Hace ya ocho años que Serbia vive sin su clase trabajadora, ocho años llevamos escuchando arengas bélicas, canciones y eslóganes nacionalistas y chauvinistas, ocho años llevan dividiéndonos entre serbios y “los otros”, mientras que en nombre de la clase trabajadora se cierran fábricas y mandan a los trabajadores a la calle o a la venta ambulante, sin futuro ni esperanza. La Otan llegó para rematar el acto final de la obra. Los trabajadores cuyas fábricas la Otan terminó de destrozar vinieron a sumarse a los que se han visto privados de trabajo hace años gracias a las políticas aventureras, irresponsables y contrarias a los intereses de los trabajadores del régimen serbio.


En este episodio, esperemos que final, de nuestra tragedia colectiva, cuando los dos enemigos, el interior y el internacional, han unido sus fuerzas contra nosotros, y en ocasión de otro triste 1º de Mayo, los trabajadores deben abrir sus ojos y explicar por qué ha ocurrido todo esto. Durante este período nos han pedido que demostráramos nuestro patriotismo mediante el seguimiento obediente a quienes están en el poder y la traición a nuestros intereses como trabajadores. Muchos de nosotros aceptamos eso. Y ésa es la razón por la que Serbia se ha convertido en escombros. Esa es la razón por la cual el 1º de Mayo está teñido de sangre.


A partir de este 1º de Mayo, los trabajadores deben empezar a utilizar su cabeza … Los trabajadores que no se posicionan en las divisorias étnicas, los trabajadores que no enarbolan otra señal diferencial que la de ser trabajadores, pueden constituir una inestimable contribución al establecimiento de una sociedad democrática, en la que el individuo se sitúe antes que la nación. Es así como por fin conseguiremos la paz y que este sea el último 1º de Mayo ensangrentado. Es un deber que tenemos con todos nuestros compañeros trabajadores, que en el pasado han perdido sus vidas en todos los rincones del planeta, luchando por los intereses del mundo del trabajo, y cuyo sacrificio parecemos haber olvidado mientras bailamos esta danza macabra del nacionalismo, del chauvinismo y de la glorificación del mal.


Esta es nuestra última oportunidad para volver a los valores que encarna el Día Internacional del Trabajo, el 1º de Mayo.


Belgrado 29 de abril