Defendamos al pueblo de Haití contra los ejércitos de ocupación

Que se vuelvan los soldados argentinos

En Haití se asiste a las primeras mani­festaciones del comienzo de un levan­tamiento nacional contra el gobierno de funcionarios del FMI impuesto por la in­vasión yanqui-francesa y sostenido por un ejército de ocupación de las Naciones Unidas integrado, entre otros, por soldados argenti­nos y brasileños.


En Puerto Príncipe y en Gonaives, miles de manifestantes salieron a la calle a recla­mar que se vaya el gobierno del primer mi­nistro Latortue, al que señalan como res­ponsable del fracaso de la asistencia a la po­blación después del huracán. El hambre se agrava, a vista y paciencia del gobierno y de las fuerzas de ocupación, hasta límites nun­ca vistos. Sólo en Gonaïves, asiento de las tropas argentinas, miles de personas carecen de alimentos y agua y viven y duermen en las calles, en el barro.


El gobierno lanzó una “fuerte operación represiva” (La Nación, 4/10) contra los par­tidarios del depuesto presidente Aristide, que encabezan las manifestaciones. La “ofensiva” incluye la disolución a tiros de ma­nifestaciones pacíficas, la detención de diri­gentes del partido de Aristide y el sistemáti­co “rastrillaje” de los barrios dominados por los partidarios del ex presidente. Un soldado brasileño, que participó junto con la poli­cía haitiana en estos operativos, confesó que esa policía “está actuando exactamente igual que la policía brasileña en la época del régi­men militar: detiene sin órdenes, golpea, ro­ba y mata”.


En esta represión, las fuerzas argenti­nas y brasileñas están jugado un papel ca­da día más “activo”, en conjunto con la po­licía haitiana. El embajador chileno Ga­briel Valdez, representante de la ONU en Haití, señala que “las fuerzas de la ONU tomaron un papel más activo” después de haber recibido “una serie de presiones de la comunidad política haitiana, desde el primer ministro Latortue hasta el esta­blishment de negocios local, que les recla­maban una actitud más férrea” (Ambito Fi­nanciero, 11/10). En los últimos días, los blindados y las tropas argentinos y brasi­leños participan -de igual a igual con la policía haitiana- en las redadas y en la re­presión.


Los partidarios de Aristide, en represalia a los ataques policiales, han comenzado a se­cuestrar y decapitar elementos de la policía y espías del gobierno. A su escala, la situa­ción en Haití reproduce la de Irak.


Las tropas de la ONU han fracasado en el reparto de alimentos y asistencia, lo que pone de manifiesto que no es capaz de una “misión humanitaria”. Peor aún, respaldan al gobierno al que la población reputa como responsable de la catástrofe.


Tampoco se trata de una misión de “pa­cificación”: están empeñadas en el “desarme” de los partidarios de Aristide, pero no de los defensores del gobierno, protagonistas de in­numerables violencias contra el pueblo. La verdadera misión de las tropas enviadas por Kirchner y Lula a Haití es intervenir en una guerra civil en defensa del gobierno puesto por los marines en Puerto Príncipe.


El gobierno de Kirchner plantea ahora la “defensa de nuestros soldados”; el Partido Obrero respalda la autodeterminación del pueblo haitiano y que se vayan las tropas ar­gentinas, que están jugando un papel mer­cenario. Viva la rebelión haitiana.