“Dejad que los niños vengan a mí”

La Iglesia Católica norteamericana es económicamente muy poderosa. Por eso, los 30 millones de dólares que pagará a 84 de los 130 niños que fueron víctimas de abuso sexual por parte del sacerdote John Geoghan, de la arquidiócesis de Boston, no afectarán su presupuesto.


Con esos millones, la jerarquía católica no sólo intenta cerrar el escándalo de un cura que durante 30 años, en seis parroquias diferentes, abusó de menores; busca también ocultar su propia responsabilidad ya que “permitió que el padre Geoghan fuera transferido de una iglesia a otra aún cuando la Iglesia Católica sabía de los casos de pedofilia” (La Nación, 7/3).


Según la prensa, sólo en la ciudad de Boston hubo 90 sacerdotes acusados de pedofilia en los últimos cincuenta años.