Descontento de las masas y disgregación del sistema político burgués

En la primera vuelta de las elecciones locales y regionales gubernamentales en Grecia, el 7 de noviembre, un tsunami de descontento popular masivo -que sigue a la bancarrota capitalista y a las medidas draconianas impuestas por la UE, el FMI y el gobierno del Pasok- afectó a los dos partidos burgueses: el “socialista” Pasok y el derechista Nueva Democracia, que gobernó al país en los últimos 35 años, después de la caída de la dictadura militar.

El gran ganador fue la abstención, una abstención sin precedente para los estándares griegos, de cerca del 40-50% (usualmente es alrededor de 20-30%). En la región de Ática y la capital, Atenas, el centro más grande del proletariado del país -donde vive la mitad de la población trabajadora y de los desempleados, que sufre y lucha- la abstención alcanzó el 60%. Si se agregan los votos nulos y blancos, del orden del 10% y usualmente del 2,5%, tenemos una clara manifestación del repudio y de la crisis de legitimidad del sistema político burgués posterior a 1974, comparable a la crisis de legitimidad que hizo frente la dictadura militar llevándola a su colapso.

El voto al Pasok fue primero a nivel nacional, pero si se cuenta la abstención representa sólo un porcentaje del 20% (una caída importante desde su victoria del año pasado, que ya era un derrumbe). La diferencia entre el Pasok y la derecha se achicó, pero ése es el resultado de las diferentes velocidades de caída. El gobierno del Pasok perdió 1.100.000 votos y la oposición oficial de la derecha de Nueva Democracia perdió otro medio millón de votos en relación con las últimas elecciones parlamentarias de 2009. Las masas populares culpan a la derecha de llevar el país a la quiebra y al Pasok de imponer la orden brutal de cortes masivos de jubilaciones, de salarios, de trabajos, que transformaron el país en un protectorado gobernado por una troika de representantes de la UE, del BCE y el FMI. El partido de extrema derecha en el Parlamento, Laos, perdió terreno, principalmente por su apoyo al “memorando” Pasok/ FMI/UE de medidas antipopulares, pero también por su apertura a Nueva Democracia y el apoyo a alguno de sus candidatos. Algunos de sus partidarios fascistas se transformaron en candidatos de la abiertamente organización nazista “Golden Dawn” (amanecer dorado), el cual, por primera vez, obtuvo un concejal en el ayuntamiento de la capital, con una despiadada agenda anti-inmigración.

El primer ministro Georges Papandreu, la semana anterior a la primera vuelta de las elecciones regionales/locales, dio una entrevista simultánea en todos los canales de TV, en la que planteó como un ultimátum el dilema “o usted vota a los candidatos del Pasok o el default del país y las elecciones parlamentarias anticipadas para hacerle frente son inevitables”. La intervención se transformó en un bumerán: los spreads de la deuda griega, después de la entrevista, alcanzaron otra vez valores astronómicos, mientras que, aunque hubo algunos votos más para el partido gobernante, las clases dominantes, tanto en Grecia como internacionalmente, estaban furiosas y el pueblo griego no fue aterrorizado, sino que se puso más furioso.

Esto es el esquema de una dinamita social que lleva ineludiblemente a nuevas explosiones y rebeliones. Desde este punto de vista, tiene que entenderse que la abstención a tal escala masiva no fue un abandono a la lucha y la sumisión a los dictados del FMI, sino que fue una abstención política contra el orden político existente, no un giro a la pasividad.

La parte de descontento popular expresada a través del voto ha cambiado, en un gran porcentaje, hacia la izquierda, que apoya principalmente al estalinista Partido Comunista (KKE), y en menor grado a la coalición centrista de Antarsya. El KKE casi dobló su porcentaje en forma nacional al 11%, ganado también en votos (cerca de 60.000, principalmente en las provincias, mientras que en el centro proletario de Atenas perdieron 2.000 votos). Antarsya cuadruplicó sus votos (de 25.000 en 2009 a 100.000 ahora), con un porcentaje nacional de 1,8%. El internamente fragmentado Synapismo (ex eurocomunistas) y su alianza con los centristas Syriza mantuvieron las mismas fuerzas en algunos lugares y fueron aplastados en otros (el Frente del ex presidente de Synapismos, Alavanos, con los maoístas del KOE). La mayoría de los votos perdidos por Sinapismos/Syriza fue para Antarsya, lo cual es visto por estas fuerzas como un reagrupamiento radical democrático unido de la izquierda.

El EEK, en estas elecciones, apoyó y participó en listas militantes de izquierda en áreas de la clase trabajadora y fue reelecto el compañero Giorgios Mitrovgenis, miembro del comité central del EEK, como concejal en el área de clase trabajadora de Dafni/Ymittos, cerca de Atenas, con un 6,5% del total de los votos.

El KKE y Antarsya recibieron con triunfalismo sus buenos resultados, presentándolos como una reivindicación a sus políticas. Pero, en realidad, sus políticas no representan ninguna alternativa real de salida a la crisis. El KKE combina una retórica radical por un “poder popular de los trabajadores” en un futuro indefinido y un programa mínimo restringido para el presente, mientras que demuestran un arrogante sectarismo hacia las otras fuerzas del movimiento de los trabajadores.

Recientemente, en una discusión en el Parlamento, el primer ministro Papandreu (presidente de la Internacional Socialista) desafió al secretario general de KKE, Aleka Papariga, diciendo que “su partido deseaba el default de Grecia para promover la revolución mundial”, Papariga rechazó el cargo, señalando ¡que su partido no ve ninguna posibilidad de derrotar al capitalismo y que no apoya la idea de la revolución mundial como “Trotsky, Pablo, Castoriadis o Marcuse”!

Por otra parte, Antarsya es una típica “amplia coalición anticapitalista”, con una gran cantidad de retórica radical, evitando siempre plantear la tarea del gobierno de trabajadores y el poder obrero, una completa confusión en el tema central de la deuda externa (la mayoría adopta la plataforma de los “economistas de izquierda” por “una moratoria y renegociación de la deuda para repudiar parte o toda” y una salida del euro con un devaluado dracma, mientras que otros, en minoría, apoyan el total repudio a la deuda sobre la base de una transformación social revolucionaria).

Mucha gente se ha pasado al KKE y al Antarsya como un voto antisistémico de protesta contra el desacreditado sistema político. Realmente hay en Grecia una crisis de régimen, impulsada por la agudización de la bancarrota mundial. Ya el presidente del Euro-Grupo exigió al gobierno griego nuevas medidas de austeridad para 2011 y hay una cantidad de rumores para impedir la “reestructuración” de la deuda insostenible, en otras palabras de un default oficial del país. El camino hacia una renegociación de la reestructuración de la deuda probablemente pase (sea aprobado por) de las elecciones primarias en 2011, lo cual no resolverá nada.

Para la vanguardia revolucionaria y para el EEK es urgente, en este período, una sistemática preparación, constante intervención, organización y entrenamiento intensivo de los cuadros revolucionarios en un combativo Partido de la Revolución Permanente, sección de la CRCI.