Detener la masacre Sionista-Imperialista

Por una campaña internacional

Los bombardeos aéreos de Israel sobre la Franja de Gaza y Cisjordania, como no ocurría desde la ocupación de los ‘territorios’ en 1967, ha llevado la escalada de agresiones y el avasallamiento de los derechos nacionales palestinos a niveles sin precedentes.


Más que un ‘exceso’ se trata de la coronación de una política sistemática, de carácter fascista, que se ha venido imponiendo en forma implacable en Israel, no sólo desde el ascenso del gobierno de ‘unidad nacional’ encabezado por el carnicero Sharon. Las provocaciones de éste, apañadas por todo el arco centroizquierdista sionista, incluido el ‘Nóbel’ ministro Peres, rematan la política que ha sido norma bajo el ‘proceso de paz’ desde 1992: la multiplicación de los asentamientos y las expropiaciones de tierras por los sionistas, las construcciones fortificadas de éstos mientras se arrasan viviendas y barriadas árabes, en la Cisjordania y la Franja de Gaza; todo esto en medio del agravamiento de la asfixia territorial, el robo del agua y el estrangulamiento económico de la inmensa mayoría palestina.


Despojado de todo velo, en medio de la heroica resistencia de la revolución árabe palestina, el sionismo se revela descarnadamente como lo que siempre fue: el pivote central del imperialismo mundial en Medio Oriente.


Los bombardeos sionistas desencadenados sobre objetivos civiles, e incluso sobre dependencias oficiales de la Administración Palestina y sobre la policía de Arafat, han puesto de relieve el fracaso estrepitoso de la política nacionalista encarnada por la OLP, que actuó hasta hace muy poco *y sigue actuando en realidad, aún a pesar de este fracaso* como un agente de la conciliación con el Mossad y la CIA en el campo nacional palestino. Una expresión de esto es el esfuerzo que hace por agarrarse como sea de alguna iniciativa imperialista, como es el caso ahora del informe de la Comisión Mitchell que ha absuelto a Sharon de toda responsabilidad en el inicio de la nueva intifada, para reencaminar el ‘proceso de paz’ patrocinado por la diplomacia internacional.


Hay que defender incondicionalmente el levantamiento nacional palestino, fuera inmediatamente las tropas y los asentamientos sionistas de los ‘territorios’, por una República laica y democrática de toda Palestina que incluya en igualdad de condiciones a árabes palestinos y judíos, por la destrucción política del Estado sionista, agente directo y privilegiado del imperialismo en la región.