Diez dias que conmovieron a UTE

La lucha obrera chocó con la burocracia del PIT-CNT (el stalinista Carlos Curbelo, principal dirigente de AUTE es miembro de la directiva del PIT-CNT) que cumple al pie de la letra la política delineada por el Frente Amplio: “administrar el resultado del referéndum” (declaraciones de Danilo Astori), es decir, evitar a toda costa que los explotados utilicen la crisis política para imponer sus reivindicaciones.


A continuación reproducimos el balance del conflicto realizado por los compañeros José María Carpellino y Ricardo Bruzzone, integrantes del Frente Sindical Primero de Mayo  y miembros (por la minoría) de la Comisión Directiva de AUTE.


P: ¿Cómo comenzó el conflicto?


R: Desde el 18 de diciembre se gestó a partir de los sectores más numerosos y de mayor concentración de los trabajadores de UTE (Palacio de la Luz, Central, Batlle, Talleres, etc.) un profundo movimiento de lucha antiburocrática y combativa, que por medio de asambleas autoconvocadas ocupó el local sindical de AUTE, impuso a la burocracia (mayoritaria en el Consejo Directivo) una plataforma de mínima recuperación salarial (N$ 1.200.000 de partida fija y N$ 200.000 de aumento al salario de base) y un plan de lucha, que obligó al directorio de UTE a tener que conceder rápidamente parte de lo exigido.


P: ¿Qué balance sacan de la masiva asamblea que se realizó hoy (28/12) y que resolvió levantar temporariamente las medidas de lucha?


R: La propia asamblea general del día de hoy, histórica por el número de participantes (2.000), fue expresión y resultado del movimiento de lucha generado, y que finalmente se impuso igualmente contra la voluntad de la dirigencia que en el último congreso de delegados había “pateado” esta asamblea para las calendas griegas.


El levantamiento finalmente de las medidas de lucha por esta asamblea, luego de haberse aclamado las propuestas de apagones de “advertencia” en los barrios Carrasco y Punta Gorda como incremento de la movilización, sólo fue alcanzado por la burocracia a expensas de una intervención de divisionismo repudiable, oponiendo a los compañeros del interior con los de Montevideo, a los del Palacio contra otros sectores, a los que votamos nulo contra los votantes del SI, así como una moción estalinista de censurar a los compañeros que activamente participaron juntos a otros, en la dirección “de hecho” del movimiento surgido de las propias bases. Esta moción de censura fue rechazada prácticamente por unanimidad, el conjunto de los trabajadores mostró en su accionar la profunda desconfianza (que recorre a todo el movimiento obrero) hacia las direcciones burocráticas, que en la parálisis más completa sólo atinan como en el caso de AUTE a “reunirse en foros” armando acuerdos basados en el aumento de la explotación (productividad).


Se verificó en la asamblea de hoy que el directorio de UTE cuenta con un aliado fundamental, que no es otro que la actual mayoría de la conducción sindical. El mantenimiento y profundidad de las medidas de lucha nos llevaba hacia la perspectiva cierta de un triunfo imponente y de repercusión en todo el movimiento obrero, quebrando la política chupasangre y potenciando al conjunto del movimiento hacia una futura instancia de recuperación salarial basada en el costo de la canasta familiar.


Es necesario resaltar que el conflicto se levanta por una mayoría exigua (se debieron contar repetidamente los votos) y con “autocríticas” de su actuación por parte de la burocracia, que no se animó a pedir un voto de confianza.


P: ¿Qué conclusiones permite sacar esta lucha para los trabajadores de UTE y para el conjunto del movimiento sindical uruguayo?


R: Nuestro balance fundamental es que se abre para los trabajaodres de UTE un camino de reagrupamiento masivo de carácter antiburocrático y antipatronal que ya no esperará más que los señores dirigentes se dignen a atender sus reclamos salariales, cuando sus “reuniones” con los gerentes en el Victoria Plaza les deje tiempo disponible.


Se ha abierto el tiempo de una lucha consecuente para construir una dirección clasista y representativa de los intereses del trabajador, que reivindicando las asambleas (de más de 1.000 compañeros) autoconvocadas permitan la reorganización combativa del sindicato basada en una estrategia de lucha, terminando con la política de “pacto social”, subordinación al directorio y sus “pautas”, así como de sostenimiento del gobierno acabado de Lacalle.