Dos meses de huelga en la Caterpillar

Después de más de 60 días de lucha, la huelga de la Caterpillar continúa con toda firmeza. La movilización de sus 14.000 trabajadores ha obligado al mayor pulpo mundial de fabricación de tractores y máquinas de construcción a paralizar ocho de sus diez plantas en los Estados Unidos (las dos que continúan funcionando tienen establecidas cláusulas de “paz social”en sus convenios).


La huelga comenzó cuando la empresa abandonó las negociaciones para resolver las denuncias sindicales de prácticas laborales desleales (la fundamental, las suspensiones y despidos de activistas y miembros del sindicato, la UAW). Desde hace ya largo tiempo la patronal de la Caterpillar se ha propuesto quebrar la organización sindical en sus plantas para ir a fondo en la política de “productividad” y “flexibilidad”; precisamente por eso, las provocaciones comenzaron en el momento en que debían comenzar las negociaciones del convenio colectivo.


Durante estos sesenta días, los piquetes de huelga y las manifestaciones de apoyo lograron impedir que la patronal pudiera hacer funcionar las plantas con rompehuelgas. La dureza de la huelga —que ha obligado a la Caterpillar a importar de Europa sus propios productos para satisfacer la demanda norteamericana— ha comenzado a preocupar a la burguesía. En un gesto absolutamente inusual, Clinton le envió una carta al presidente de la Caterpillar llamándolo a la “reflexión” y  a la “serenidad”. El Business Week (4/7), habitualmente poco propenso a criticar a los patrones en el curso de un conflicto sindical, señala que “el choque entre Caterpillar y el sindicato es un embrollo sin sentido … Con su archirrival japonés, Komatsu, mordiendo el polvo en todo el mundo, en parte gracias a la suba del yen, los negocios de Caterpillar están en auge. Sin embargo, en lugar de ser ésa la gran noticia, es un mezquino cuento de gerentes despidiendo trabajadores por ponerse distintivos del sindicato … Con esto, Caterpillar está echando a los trabajadores a los brazos del sindicato”.


La huelga de la Caterpillar se ha convertido en el centro de un conjunto de huelgas: ferroviarios de la Canadian Pacific; mecánicos de la planta que la Toyota y la GM operan conjuntamente en California; obreros del caucho de la Firestone y la Pirelli; trabajadoras del vestido en las quince plantas de la empresa Leslie Fay.


Decatur, una ciudad de Illinois, sintetiza este movimiento huelguístico:  ya que allí están en huelga, además de los trabajadores de Caterpillar, los obreros de la planta de Firestone y los de una planta procesadora de cereales, un virtual “paro general” en una comunidad de apenas 80.000 habitantes …