Echan NAFTA a la caldera norteamericana

Si Méjico perdió enel siglo pasado una parte de su territorio a manos de EE.UU., el NAFTA completará la anexión, ya que no es otra cosa que un tratado colonial. Méjico no podrá adoptar de ahora en más ninguna decisión que comprometa su integración a la economía norteamericana.


Como consecuencia del tratado, ningún área de la economía mejicana quedará al margen de los capitales norteamericanos. Dispondrán de la más amplia libertad para repatriar dividendos y utilidades y capturar la presa más codiciada: el petróleo mejicano, cuya “privatización” colocará a Pemex (Petróleos Mexicanos) bajo la total dependencia de Texaco, Amoco y otros pulpos yanquis. Por el NAFTA, subsistirán aquellos sectores, ramas, industrias o empresas mejicanas que puedan complementarse con la producción norteamericana (es decir, anexados al capital norteamericano), mientras todo el resto irá a la lona. Aunque las empresas norteamericanas se radicarán en mayor escala en Méjico con el fin de aprovechar los recursos naturales y la mano de obra barata, no por ello habrá un proceso de industrialización ni mejoras salariales. El despido continuo de trabajadores y la crisis en el campo le aseguran a la burguesía una fuente permanente de mano de obra barata, mientras la escasa industria mejicana no pasará de ser un complemento de la yanqui.


Según el director del diario mejicano “El Financiero”, la llamada integración de estos años “acentuó crudamente la miseria en las ciudades” (La Nación, 19/12). “Multitudes de campesinos sin educación se ganan la vida bajo el feroz sol del mediodía vestidos de payasos o vendiendo baratijas. La polarización de las clases sociales ha sido terrorífica”. Agrega, además, que “cerca de 700.000 empresas privadas quebraron… y cientos de miles de empleados estatales despedidos debieron salir en busca de trabajo” (ídem). Méjico tiene cinco millones de desocupados y otros seis millones que ganan un salario de 5 pesos por día (Clarín, 18/12). Este proceso se acentuará.


Las “grandes” inversiones norteamericanas en las maquiladoras mejicanas (fábricas de ensamblaje de conjuntos importados en la región fronteriza con EE.UU. libre del pago de impuestos y sin respeto por las leyes laborales) crearon, según sus apologistas, “386.000 puestos de trabajo entre 1980 y 1992” (Newsweek, 8/11). El NAFTA perpetuará y acentuará la desintegración social.


Dependencia financiera


Méjico es una dependencia financiera de EE.UU. El peso mejicano se mantiene a flote por la continua inyección de fondos norteamericanos, que obtienen en Méjico un rendimiento entre 5 y 6 veces superior al que obtendrían en Nueva York. La sangría financiera que esto significa para Méjico se ve en el colosal aumento de su deuda externa (más de 120 mil millones de dólares, cuando en 1988 era de 100.000 millones de dólares), a pesar de las “privatizaciones” y del plan Brady; un déficit comercial anual de 20.000 millones de dólares y tasas de intereses reales, arriba de la inflación, del 17% anual (Wall Street Journal, 13/12). Por esta razón, el economista cavallista Rudiger Dornbush, luego de alabar “los logros sin precedentes”, agrega que Méjico es “una bomba de tiempo” (Clarín, 19/12). “La moneda está tremendamente sobrevaluada, el crecimiento se ha frenado totalmente, las tasas de interés son altas, el déficit de la cuenta corriente es masivo”. La “bomba de tiempo” deberá estallar, porque es muy tarde ya para desactivarla.


Pacto secreto


La dependencia del peso mejicano  respecto al dólar significa la dependencia del Banco Central de Méjico respecto a la Reserva Federal de EE.UU., o sea de los Estados Unidos de Méjico respecto a los Estados Unidos de América. Los fondos especulativos tienen un seguro de cambio provisto por las autoridades norteamericanas. Esto se manifiesta en el pacto (secreto) que le otorga a Méjico el acceso a créditos de emergencia de la Reserva Federal. A medida que esta dependencia se agudice como consecuencia del desequilibrio comercial y financiero, Méjico deberá entregar el petróleo o permitir que los bancos norteamericanos se apropien del sistema bancario y de seguros mejicano. El proceso de la crisis capitalista será al mismo tiempo el proceso de absorción de Méjico por los Estados Unidos, y la revuelta popular que generará inevitablemente esta anexión, será también el inicio de la revuelta popular en los Estados Unidos.


EE.UU. cree tener la llave o el disparador que haría explotar “la bomba de tiempo”, pero en realidad sólo posee la mecha.


La clase obrera norteamericana


Para la burguesía norteamericana, el NAFTA es un factor clave para golpear a la clase obrera norteamericana. Al integrar a Méjico, EE.UU. incorpora un reservorio de mano de obra barata, para deprimir los salarios norteamericanos. Esta es la razón clave que ha unido a demócratas y republicanos, a Bush, Carter y Clinton, en la aprobación del Tratado.


El NAFTA es un grito de guerra de la burguesía norteamericana contra su propio proletariado y el anuncio del choque inevitable entre estos dos colosos.