Ecuador: La “revolución ciudadana”

La prensa internacional atribuyó el triunfo de Rafael Correa a los elevados precios del petróleo, que se decuplicaron en una década. Parece obvio para un régimen que ha mantenido al dólar norteamericano como moneda nacional. Pero, al mismo tiempo, Ecuador acumula un déficit fiscal que llega al 8% del producto bruto, sin tener una moneda propia para financiarlo. La fuente de financiamiento casi exclusiva del país ha sido China, que le ha concedido créditos, desde 2008, por 10 mil millones de dólares (O Estado de Sao Paulo, 18/2), contra la garantía de la totalidad del saldo exportable de petróleo. La bonanza petrolera sostiene un endeudamiento creciente. Esa hipoteca financia un vasto plan de obras (proyectos comerciales e inmobiliarios) que ejecutan contratistas chinos y brasileños.


Masas


La otra fuente de financiación de Correa tiene que ver con la entrega de los recursos mineros. Por su negativo impacto socioambiental, las concesiones petroleras y mineras son, sin embargo, muy cuestionadas. Consultado por Página/12 sobre este punto (21/2), Correa justificó la aplicación del Código Penal contra los que cortan caminos. En la región amazónica, el gobierno enfrenta con la represión la resistencia de las comunidades indígenas a algunos de estos proyectos. Correa, un socialcristiano, confirmó su capitulación ante el clero, al rechazar y excluir de la "revolución ciudadana" la despenalización del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.


La extrema dependencia de los precios del petróleo (la desaceleración en el crecimiento ya provoca problemas de liquidez, en una economía dolarizada) es una prueba de la precariedad política de la "revolución ciudadana".


El holgado resultado electoral no puede disimular los límites insalvables de la experiencia ecuatoriana.