Internacionales
19/11/1998|608
EE. UU: Se reúne en Pittsburgh la Convención del Partido de los Trabajadores
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No hace muchos años, la idea de un partido de trabajadores era poco más que un slogan. En 1996, un puñado de sindicatos junto con 1.350 delegados se jugaron y fundaron el Labor Party. Hoy, cinco grandes sindicatos nacionales, varios organismos sindicales regionales, numerosos sindicatos locales y miles de miembros individuales pertenecen al Labor Party. Esta joven organización política dará su segundo paso en su Primera Convención ordinaria, que se realizará entre el 13 y el 15 de noviembre en Pittsburgh.
Nadie podría decir que el Labor Party es un verdadero partido político, mucho menos que es un contendiente en la política norteamericana. Pero Tony Mazzocchi, el principal promotor de este partido, dijo que “establecimos una entidad que va hacia delante y una cierta institucionalización con los sindicatos afiliados”.
Establecido
Chris Townsed, director político del United Electrical Workers (UE) expresó un pensamiento similar: “Nuestro éxito es que el período de instalarnos ha terminado. El apoyo de los sindicatos era crítico”.
Cada sindicato afiliado paga 10.000 dólares al año. En los últimos meses, tanto la SEIU (sindicato de los empleados estatales) como la UE contribuyeron con montos equivalentes a la cotización de afiliación aunque han declinado convertirse en promotores formales. El SEIU incluso envió convocatorias de la Convención del Labor Party a todos sus sindicatos locales.
Sean Sweeney, de la regional de la ciudad de Nueva York, menciona a un sindicato local que contribuyó con 20.000 dólares a los esfuerzos de organización en esa ciudad.
Townsed hace notar que los primeros intentos de un partido de trabajadores en 1920 y 1940 pusieron sus esperanzas en las elecciones nacionales, sólo para desaparecer después. El Labor Party de los años ‘90, en su primera convención, específicamente rechazó presentar candidatos. En la convención de noviembre, sin embargo, la Comisión Electoral del partido propondrá un abordaje del tema elecciones. Es probable que sea uno de los debates más disputados, como en 1996.
Ed Bruno, organizador del partido en Nueva Inglaterra, puntualiza que esta vez la principal discusión no será tanto si presentar candidatos, sino acerca de “cuán estrictos serán los requerimientos organizacionales en la participación electoral”.
La propuesta incluye:
- Los candidatos deberán rendir cuentas ante el Labor Party antes y después de las elecciones. Los candidatos elegidos que no defiendan el programa del Labor Party no serán respaldados para la reelección.
- El Labor Party no respaldará candidatos de otros partidos, ni los candidatos del Labor Party se presentarán simultáneamente en las listas de otro partido. En otras palabras, el Labor Party rechaza la táctica de ‘fusión’ utilizada por el Partido Nuevo, por la cual sus candidatos también se presentan en las listas demócratas.
- Las campañas locales del Labor Party deben tener la aprobación de su Consejo Nacional.
- Las campañas deberán ser “creíbles” en vez de puramente educativas: un Labor Party reconocido debería existir a nivel local. Los sindicatos que lo respalden deberían representar una porción significativa de los afiliados sindicales en el área, “suficiente para asegurar que el candidato del Labor Party sea visto como el candidato de los sindicatos”. La campaña debería tener respaldo de las organizaciones comunitarias y dinero. El distrito debe incluir un ‘ número significativo de miembros del Labor Party. Las estructuras locales del partido deben notificar a las nacionales, al menos con un año de anticipación,. cuando proyecten una campaña.
Sin embargo, la propuesta incluye muchas palabras abiertas a interpretación — “significativo”, “suficiente”— y les da a los dirigentes nacionales cierta flexibilidad. Una campaña local propuesta puede no reunir todos los requisitos, pero aun así contar con el visto bueno.
Muchos activistas locales creen que los requerimientos impiden cualquier campaña en el corto plazo. El hecho triste es que probablemente no existe una sola ciudad en el país en la cual el movimiento sindical sea suficientemente fuerte y esté dispuesto a montar una campaña creíble del Labor Party. Los redactores de la propuesta han dicho que quieren impedir campañas que tengan pocas posibilidades de hacer una fuerte demostración.
Otros están preocupados de que la propuesta permita a la dirección nacional tener la palabra final acerca de si puede haber una campaña local. Por otro lado, este requerimiento es visto por otros como Una salvaguarda contra la posibilidad de que ciertas regionales presenten candidatos antes de que puedan hacerlo efectivamente.
Varios candidatos probablemente presentarán enmiendas para hacer más factible presentar candidatos en lo inmediato, por ejemplo, reduciendo el número de miembros requeridos para reconocer a una regional (actualmente mil).
Crecimiento reciente
Muchos activistas del Labor Party han expresado la frustración con el crecimiento relativamente lento de la organización. Sin embargo, el partido ha experimentado un crecimiento de distintas maneras.
Como puntualiza Sweeney, de la regional neoyorkina, hay 43 regionales, algunas de las cuales han crecido significativamente. La regional de Nueva York tiene 630 miembros aunque, como en la mayoría, el número de activistas es pequeño.
Diez locales de la United Mine Workers (sindicato minero) se han afiliado. Tres de los grandes sindicatos nacionales afiliados —UE, OCAW (sindicato de la industria petrolera, atómica y química) y la Hermandad de los Empleados de Mantenimiento de Vías (BMWE, ferroviarios)— han llevado adelante campañas internas de organización. Empezaron yendo local por local para poner en pie comités o, en el caso de la UE, ‘círculos de empresa’ y reclutando miembros individuales. La UE se precia de tener 45 locales que se han afiliado al Labor Party, y 500 miembros individuales.
El Labor Party enfrenta el dilema de que todavía no es suficientemente fuerte para hacer lo que los partidos políticos normalmente hacen —y lo que define a un partido ante la opinión pública—, esto es, presentar candidatos. Necesita hacerse mucho más grande y presente en los sindicatos — pero, sin campañas electorales, no ha encontrado una vía para crecer cualitativamente. El mayor problema que enfrenta el Labor Party no es interno sino un mundo exterior inhóspito en el cual la mayoría de los dirigentes sindicales son hostiles al proyecto.
“Tenemos que reclutar cara a cara”, dice Ed Bruno. Pero también señala que el partido necesita “dos o tres buenas campañas” sobre cuestiones específicas. Muchos miembros han sido escépticos acerca de la única campaña oficial que el partido ha hecho hasta ahora —una enmienda constitucional que garantice trabajos con un salario vital para todos. Muchas regionales llevaron petitorios puerta a puerta, pero encontraron que este llamado más bien abstracto no ayudaba al reclutamiento.
La convención discutirá propuestas para otras posibles campañas. La salud pública estatal es la más prominente; otras propuestas son defender la seguridad social, agitar contra los acuerdos ‘comerciales’ como el AMI y promover la reforma de la ley sindical.
Townsed, de la UE, coincide con el enfoque de menor a mayor. “¿Cómo construye usted un partido de trabajadores en un movimiento sindical donde la mayoría de los sindicatos están dominados por el sindicalismo empresarial?”, pregunta. “Estamos comenzando con los activistas accesibles a nivel de empresa y de sindicatos locales: los delegados de empresa, los delegados sindicales y los dirigentes locales”.
La Convención fundacional de 1996 fue un acontecimiento vivaz y polémico. Pocos esperan que la primera Convención ordinaria vaya a ser insulsa. Sweeney señala que “la atmósfera interna del partido ha mejorado mucho en los últimos dos años”.
Con al menos tres sindicatos (UE, OCAW y BMWE) apoyando la propuesta de la Comisión Electoral, la división entre regionales y sindicatos tan evidente en 1996 será menos pronunciada esta vez. En la convención de 1996, los delegados de los sindicatos se sentaron en el frente del salón y los delegados de las regionales al fondo. Esta vez, los asientos de los delegados estarán mezclados en todo el salón.
Más allá de lo que ocurre entre las distintas fracciones y el debate vivo en las sesiones plenarias, lo que puede ser mucho más importante es la visión de los trabajadores proyectando su propio camino político.
(Extraído de Labor Nortes, septiembre)