EEUU: Epidemia de suicidios de veteranos de guerra

La crisis de los masacradores

“Una verdadera ‘epidemia de suicidios’ se verifica entre los veteranos de guerra norteamericanos, con 120 muertes por semana según una encuesta de la cadena de televisión CBS. Al menos 6.256 personas que han servido en el ejército pusieron fin a sus días en 2005 –una media de 17 por día–, informó esa cadena en su emisión del miércoles (14/11) por la noche” (Le Monde, 15/11).


“El registro permitió corroborar que mientras la tasa de suicidios en los Estados Unidos es de 8,3 por cada 100 mil habitantes, se eleva a 18,7 y 20,8 por cada 100 mil entre los veteranos de guerra. Y crece aún más entre los veteranos que tienen hoy entre 20 y 24 años; es decir, aquellos que combatieron en Afganistán e Irak. La proporción entre ellos es de 22,9 a 31,9 por cada 100 mil, hasta cuatro veces más que el promedio de los jóvenes norteamericanos de esa edad” (La Nación, 16/11).


Horrores como Abu Ghraib no pueden resultar gratuitos.


Además, sería interesante estudiar la composición social de los soldados norteamericanos enviados al frente. En general, se enrolan en la carne de cañón de la infantería de marina (los marines) jóvenes pobres que por esa vía procuran ahorrar algún dinero o costear sus estudios universitarios; enrolan, incluso, jóvenes inmigrantes “ilegales” con la promesa de la ciudadanía si regresan.


Ellos van a pelear guerras ajenas, a masacrar pueblos por cuenta de la primera potencia imperialista del mundo y lo hacen de la única forma posible en que una fuerza de ocupación puede permanecer en el lugar ocupado: mediante el terror masivo, las masacres, la tortura, las prisiones infames.


Por eso, aunque regresen físicamente ilesos, las secuelas se hacen sentir. Y no sólo se trata de suicidios sino de los índices de criminalidad entre esos veteranos o su lisa y llana descomposición social y personal, además de “una epidemia de problemas de salud mental” entre los más de 25 millones de veteranos según informes del experto Paul Sullivan (La Nación, ídem anterior).


El índice debe ser en extremo alarmante para ellos, puesto que tienen, como indica la TV norteamericana, más de 6.000 casos de suicidio sólo en 2005, mientras en lo que va de la guerra en Irak han sufrido poco más de 4.000 muertos.


Conviene recordar, por lo demás, lo señalado por Henry Kissinger en el segundo tomo de sus voluminosas memorias. El mayor secreto militar de los Estados Unidos, dice allí, está a la vista de todo el mundo: ese país no puede soportar una acción de guerra que demande más de determinado tiempo y más de cierta cantidad de bajas. Traspasados esos límites, añade el ex secretario de Estado de Richard Nixon, la política interna norteamericana deja de resistir esa acción.


El asunto tiene que seguirse con atención, porque en ese problema comenzó a minarse internamente la política de agresión norteamericana en Vietnam. Es tarea de los revolucionarios de ese país organizar a los veteranos y a los familiares de las tropas para exigir su inmediato regreso, como ocurrió en los años 60 y 70 en el caso vietnamita.